dimecres, 31 de desembre del 2014

Parròquia Mare de Déu de la Salut - Badalona: Mensaje del Papa Francisco para la celebración de ...

Parròquia Mare de Déu de la Salut - Badalona: Mensaje del Papa Francisco para la celebración de ...: MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CELEBRACIÓN DE LA XLVIII JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ 1 DE ENERO DE 2015 NO ESCLAVOS...

Mensaje del Papa Francisco para la celebración de la XLVIII Jornada Mundial de la Paz. 1 de enero de 2015






MENSAJE DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
PARA LA CELEBRACIÓN DE LA
XLVIII JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ
1 DE ENERO DE 2015
NO ESCLAVOS, SINO HERMANOS

1. Al comienzo de un nuevo año, que recibimos como una gracia y un don de Dios a la humanidad, deseo dirigir a cada hombre y mujer, así como a los pueblos y naciones del mundo, a los jefes de Estado y de Gobierno, y a los líderes de las diferentes religiones, mis mejores deseos de paz, que acompaño con mis oraciones por el fin de las guerras, los conflictos y los muchos de sufrimientos causados por el hombre o por antiguas y nuevas epidemias, así como por los devastadores efectos de los desastres naturales. Rezo de modo especial para que, respondiendo a nuestra común vocación de colaborar con Dios y con todos los hombres de buena voluntad en la promoción de la concordia y la paz en el mundo, resistamos a la tentación de comportarnos de un modo indigno de nuestra humanidad.
En el mensaje para el 1 de enero pasado, señalé que del «deseo de una vida plena… forma parte un anhelo indeleble de fraternidad, que nos invita a la comunión con los otros, en los que encontramos no enemigos o contrincantes, sino hermanos a los que acoger y querer».[1] Siendo el hombre un ser relacional, destinado a realizarse en un contexto de relaciones interpersonales inspiradas por la justicia y la caridad, es esencial que para su desarrollo se reconozca y respete su dignidad, libertad y autonomía. Por desgracia, el flagelo cada vez más generalizado de la explotación del hombre por parte del hombre daña seriamente la vida de comunión y la llamada a estrechar relaciones interpersonales marcadas por el respeto, la justicia y la caridad.Este fenómeno abominable, que pisotea los derechos fundamentales de los demás y aniquila su libertad y dignidad, adquiere múltiples formas sobre las que deseo hacer una breve reflexión, de modo que, a la luz de la Palabra de Dios, consideremos a todos los hombres «no esclavos, sino hermanos».
A la escucha del proyecto de Dios sobre la humanidad
2. El tema que he elegido para este mensaje recuerda la carta de san Pablo a Filemón, en la que le pide que reciba a Onésimo, antiguo esclavo de Filemón y que después se hizo cristiano, mereciendo por eso, según Pablo, que sea considerado como un hermano. Así escribe el Apóstol de las gentes: «Quizá se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido» (Flm 15-16). Onésimo se convirtió en hermano de Filemón al hacerse cristiano. Así, la conversión a Cristo, el comienzo de una vida de discipulado en Cristo, constituye un nuevo nacimiento (cf. 2 Co 5,17; 1 P 1,3) que regenera la fraternidad como vínculo fundante de la vida familiar y base de la vida social.
En el libro del Génesis, leemos que Dios creó al hombre, varón y hembra, y los bendijo, para que crecieran y se multiplicaran (cf. 1,27-28): Hizo que Adán y Eva fueran padres, los cuales, cumpliendo la bendición de Dios de ser fecundos y multiplicarse, concibieron la primera fraternidad, la de Caín y Abel. Caín y Abel eran hermanos, porque vienen del mismo vientre, y por lo tanto tienen el mismo origen, naturaleza y dignidad de sus padres, creados a imagen y semejanza de Dios.
Pero la fraternidad expresa también la multiplicidad y diferencia que hay entre los hermanos, si bien unidos por el nacimiento y por la misma naturaleza y dignidad. Como hermanos y hermanas, todas las personas están por naturaleza relacionadas con las demás, de las que se diferencian pero con las que comparten el mismo origen, naturaleza y dignidad. Gracias a ello la fraternidad crea la red de relaciones fundamentales para la construcción de la familia humana creada por Dios.
Por desgracia, entre la primera creación que narra el libro del Génesis y el nuevo nacimiento en Cristo, que hace de los creyentes hermanos y hermanas del «primogénito entre muchos hermanos» (Rm 8,29), se encuentra la realidad negativa del pecado, que muchas veces interrumpe la fraternidad creatural y deforma continuamente la belleza y nobleza del ser hermanos y hermanas de la misma familia humana. Caín, además de no soportar a su hermano Abel, lo mata por envidia cometiendo el primer fratricidio. «El asesinato de Abel por parte de Caín deja constancia trágicamente del rechazo radical de la vocación a ser hermanos. Su historia (cf. Gn 4,1-16) pone en evidencia la dificultad de la tarea a la que están llamados todos los hombres, vivir unidos, preocupándose los unos de los otros».[2]
También en la historia de la familia de Noé y sus hijos (cf. Gn 9,18-27), la maldad de Cam contra su padre es lo que empuja a Noé a maldecir al hijo irreverente y bendecir a los demás, que sí lo honraban, dando lugar a una desigualdad entre hermanos nacidos del mismo vientre.
En la historia de los orígenes de la familia humana, el pecado de la separación de Dios, de la figura del padre y del hermano, se convierte en una expresión del rechazo de la comunión traduciéndose en la cultura de la esclavitud (cf. Gn 9,25-27), con las consecuencias que ello conlleva y que se perpetúan de generación en generación: rechazo del otro, maltrato de las personas, violación de la dignidad y los derechos fundamentales, la institucionalización de la desigualdad. De ahí la necesidad de convertirse continuamente a la Alianza, consumada por la oblación de Cristo en la cruz, seguros de que «donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia... por Jesucristo» (Rm 5,20.21). Él, el Hijo amado (cf. Mt 3,17), vino a revelar el amor del Padre por la humanidad. El que escucha el evangelio, y responde a la llamada a la conversión, llega a ser en Jesús «hermano y hermana, y madre» (Mt 12,50) y, por tanto, hijo adoptivo de su Padre (cf. Ef 1,5).
No se llega a ser cristiano, hijo del Padre y hermano en Cristo, por una disposición divina autoritativa, sin el concurso de la libertad personal, es decir, sin convertirse libremente a Cristo. El ser hijo de Dios responde al imperativo de la conversión: «Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hch 2,38). Todos los que respondieron con la fe y la vida a esta predicación de Pedro entraron en la fraternidad de la primera comunidad cristiana (cf. 1 P 2,17; Hch 1,15.16; 6,3; 15,23): judíos y griegos, esclavos y hombres libres (cf. 1 Co 12,13; Ga 3,28), cuya diversidad de origen y condición social no disminuye la dignidad de cada uno, ni excluye a nadie de la pertenencia al Pueblo de Dios. Por ello, la comunidad cristiana es el lugar de la comunión vivida en el amor entre los hermanos (cf. Rm 12,10; 1 Ts 4,9; Hb 13,1; 1 P 1,22; 2 P 1,7).
Todo esto demuestra cómo la Buena Nueva de Jesucristo, por la que Dios hace «nuevas todas las cosas» (Ap 21,5),[3] también es capaz de redimir las relaciones entre los hombres, incluida aquella entre un esclavo y su amo, destacando lo que ambos tienen en común: la filiación adoptiva y el vínculo de fraternidad en Cristo. El mismo Jesús dijo a sus discípulos: «Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer» (Jn 15,15).
Múltiples rostros de la esclavitud de entonces y de ahora
3. Desde tiempos inmemoriales, las diferentes sociedades humanas conocen el fenómeno del sometimiento del hombre por parte del hombre. Ha habido períodos en la historia humana en que la institución de la esclavitud estaba generalmente aceptada y regulada por el derecho. Éste establecía quién nacía libre, y quién, en cambio, nacía esclavo, y en qué condiciones la persona nacida libre podía perder su libertad u obtenerla de nuevo. En otras palabras, el mismo derecho admitía que algunas personas podían o debían ser consideradas propiedad de otra persona, la cual podía disponer libremente de ellas; el esclavo podía ser vendido y comprado, cedido y adquirido como una mercancía.
Hoy, como resultado de un desarrollo positivo de la conciencia de la humanidad, la esclavitud, crimen de lesa humanidad,[4] está oficialmente abolida en el mundo. El derecho de toda persona a no ser sometida a esclavitud ni a servidumbre está reconocido en el derecho internacional como norma inderogable.
Sin embargo, a pesar de que la comunidad internacional ha adoptado diversos acuerdos para poner fin a la esclavitud en todas sus formas, y ha dispuesto varias estrategias para combatir este fenómeno, todavía hay millones de personas –niños, hombres y mujeres de todas las edades– privados de su libertad y obligados a vivir en condiciones similares a la esclavitud.
Me refiero a tantos trabajadores y trabajadoras, incluso menores, oprimidos de manera formal o informal en todos los sectores, desde el trabajo doméstico al de la agricultura, de la industria manufacturera a la minería, tanto en los países donde la legislación laboral no cumple con las mínimas normas y estándares internacionales, como, aunque de manera ilegal, en aquellos cuya legislación protege a los trabajadores.
Pienso también en las condiciones de vida de muchos emigrantes que, en su dramático viaje, sufren el hambre, se ven privados de la libertad, despojados de sus bienes o de los que se abusa física y sexualmente. En aquellos que, una vez llegados a su destino después de un viaje durísimo y con miedo e inseguridad, son detenidos en condiciones a veces inhumanas. Pienso en los que se ven obligados a la clandestinidad por diferentes motivos sociales, políticos y económicos, y en aquellos que, con el fin de permanecer dentro de la ley, aceptan vivir y trabajar en condiciones inadmisibles, sobre todo cuando las legislaciones nacionales crean o permiten una dependencia estructural del trabajador emigrado con respecto al empleador, como por ejemplo cuando se condiciona la legalidad de la estancia al contrato de trabajo... Sí, pienso en el «trabajo esclavo».
Pienso en las personas obligadas a ejercer la prostitución, entre las que hay muchos menores, y en los esclavos y esclavas sexuales; en las mujeres obligadas a casarse, en aquellas que son vendidas con vistas al matrimonio o en las entregadas en sucesión, a un familiar después de la muerte de su marido, sin tener el derecho de dar o no su consentimiento.
No puedo dejar de pensar en los niños y adultos que son víctimas del tráfico y comercialización para la extracción de órganos, para ser reclutados como soldados, para la mendicidad, para actividades ilegales como la producción o venta de drogas, o para formas encubiertas de adopción internacional.
Pienso finalmente en todos los secuestrados y encerrados en cautividad por grupos terroristas, puestos a su servicio como combatientes o, sobre todo las niñas y mujeres, como esclavas sexuales. Muchos de ellos desaparecen, otros son vendidos varias veces, torturados, mutilados o asesinados.
Algunas causas profundas de la esclavitud
4. Hoy como ayer, en la raíz de la esclavitud se encuentra una concepción de la persona humana que admite el que pueda ser tratada como un objeto. Cuando el pecado corrompe el corazón humano, y lo aleja de su Creador y de sus semejantes, éstos ya no se ven como seres de la misma dignidad, como hermanos y hermanas en la humanidad, sino como objetos. La persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, queda privada de la libertad, mercantilizada, reducida a ser propiedad de otro, con la fuerza, el engaño o la constricción física o psicológica; es tratada como un medio y no como un fin.
Junto a esta causa ontológica –rechazo de la humanidad del otro­– hay otras que ayudan a explicar las formas contemporáneas de la esclavitud. Me refiero en primer lugar a la pobreza, al subdesarrollo y a la exclusión, especialmente cuando se combinan con la falta de acceso a la educación o con una realidad caracterizada por las escasas, por no decir inexistentes, oportunidades de trabajo. Con frecuencia, las víctimas de la trata y de la esclavitud son personas que han buscado una manera de salir de un estado de pobreza extrema, creyendo a menudo en falsas promesas de trabajo, para caer después en manos de redes criminales que trafican con los seres humanos. Estas redes utilizan hábilmente las modernas tecnologías informáticas para embaucar a jóvenes y niños en todas las partes del mundo.
Entre las causas de la esclavitud hay que incluir también la corrupción de quienes están dispuestos a hacer cualquier cosa para enriquecerse. En efecto, la esclavitud y la trata de personas humanas requieren una complicidad que con mucha frecuencia pasa a través de la corrupción de los intermediarios, de algunos miembros de las fuerzas del orden o de otros agentes estatales, o de diferentes instituciones, civiles y militares. «Esto sucede cuando al centro de un sistema económico está el dios dinero y no el hombre, la persona humana. Sí, en el centro de todo sistema social o económico, tiene que estar la persona, imagen de Dios, creada para que fuera el dominador del universo. Cuando la persona es desplazada y viene el dios dinero sucede esta trastocación de valores».[5]
Otras causas de la esclavitud son los conflictos armados, la violencia, el crimen y el terrorismo. Muchas personas son secuestradas para ser vendidas o reclutadas como combatientes o explotadas sexualmente, mientras que otras se ven obligadas a emigrar, dejando todo lo que poseen: tierra, hogar, propiedades, e incluso la familia. Éstas últimas se ven empujadas a buscar una alternativa a esas terribles condiciones aun a costa de su propia dignidad y supervivencia, con el riesgo de entrar de ese modo en ese círculo vicioso que las convierte en víctimas de la miseria, la corrupción y sus consecuencias perniciosas.
Compromiso común para derrotar la esclavitud
5. Con frecuencia, cuando observamos el fenómeno de la trata de personas, del tráfico ilegal de los emigrantes y de otras formas conocidas y desconocidas de la esclavitud, tenemos la impresión de que todo esto tiene lugar bajo la indiferencia general.
Aunque por desgracia esto es cierto en gran parte, quisiera mencionar el gran trabajo silencioso que muchas congregaciones religiosas, especialmente femeninas, realizan desde hace muchos años en favor de las víctimas. Estos Institutos trabajan en contextos difíciles, a veces dominados por la violencia, tratando de romper las cadenas invisibles que tienen encadenadas a las víctimas a sus traficantes y explotadores; cadenas cuyos eslabones están hechos de sutiles mecanismos psicológicos, que convierten a las víctimas en dependientes de sus verdugos, a través del chantaje y la amenaza, a ellos y a sus seres queridos, pero también a través de medios materiales, como la confiscación de documentos de identidad y la violencia física. La actividad de las congregaciones religiosas se estructura principalmente en torno a tres acciones: la asistencia a las víctimas, su rehabilitación bajo el aspecto psicológico y formativo, y su reinserción en la sociedad de destino o de origen.
Este inmenso trabajo, que requiere coraje, paciencia y perseverancia, merece el aprecio de toda la Iglesia y de la sociedad. Pero, naturalmente, por sí solo no es suficiente para poner fin al flagelo de la explotación de la persona humana. Se requiere también un triple compromiso a nivel institucional de prevención, protección de las víctimas y persecución judicial contra los responsables. Además, como las organizaciones criminales utilizan redes globales para lograr sus objetivos, la acción para derrotar a este fenómeno requiere un esfuerzo conjunto y también global por parte de los diferentes agentes que conforman la sociedad.
Los Estados deben vigilar para que su legislación nacional en materia de migración, trabajo, adopciones, deslocalización de empresas y comercialización de los productos elaborados mediante la explotación del trabajo, respete la dignidad de la persona. Se necesitan leyes justas, centradas en la persona humana, que defiendan sus derechos fundamentales y los restablezcan cuando son pisoteados, rehabilitando a la víctima y garantizando su integridad, así como mecanismos de seguridad eficaces para controlar la aplicación correcta de estas normas, que no dejen espacio a la corrupción y la impunidad. Es preciso que se reconozca también el papel de la mujer en la sociedad, trabajando también en el plano cultural y de la comunicación para obtener los resultados deseados.
Las organizaciones intergubernamentales, de acuerdo con el principio de subsidiariedad, están llamadas a implementar iniciativas coordinadas para luchar contra las redes transnacionales del crimen organizado que gestionan la trata de personas y el tráfico ilegal de emigrantes. Es necesaria una cooperación en diferentes niveles, que incluya a las instituciones nacionales e internacionales, así como a las organizaciones de la sociedad civil y del mundo empresarial.
Las empresas,[6] en efecto, tienen el deber de garantizar a sus empleados condiciones de trabajo dignas y salarios adecuados, pero también han de vigilar para que no se produzcan en las cadenas de distribución formas de servidumbre o trata de personas. A la responsabilidad social de la empresa hay que unir la responsabilidad social del consumidor. Pues cada persona debe ser consciente de que «comprar es siempre un acto moral, además de económico».[7]
Las organizaciones de la sociedad civil, por su parte, tienen la tarea de sensibilizar y estimular las conciencias acerca de las medidas necesarias para combatir y erradicar la cultura de la esclavitud.
En los últimos años, la Santa Sede, acogiendo el grito de dolor de las víctimas de la trata de personas y la voz de las congregaciones religiosas que las acompañan hacia su liberación, ha multiplicado los llamamientos a la comunidad internacional para que los diversos actores unan sus esfuerzos y cooperen para poner fin a esta plaga.[8] Además, se han organizado algunos encuentros con el fin de dar visibilidad al fenómeno de la trata de personas y facilitar la colaboración entre los diferentes agentes, incluidos expertos del mundo académico y de las organizaciones internacionales, organismos policiales de los diferentes países de origen, tránsito y destino de los migrantes, así como representantes de grupos eclesiales que trabajan por las víctimas. Espero que estos esfuerzos continúen y se redoblen en los próximos años.
Globalizar la fraternidad, no la esclavitud ni la indiferencia
6. En su tarea de «anuncio de la verdad del amor de Cristo en la sociedad»,[9] la Iglesia se esfuerza constantemente en las acciones de carácter caritativo partiendo de la verdad sobre el hombre. Tiene la misión de mostrar a todos el camino de la conversión, que lleve a cambiar el modo de ver al prójimo, a reconocer en el otro, sea quien sea, a un hermano y a una hermana en la humanidad; reconocer su dignidad intrínseca en la verdad y libertad, como nos lo muestra la historia de Josefina Bakhita, la santa proveniente de la región de Darfur, en Sudán, secuestrada cuando tenía nueve años por traficantes de esclavos y vendida a dueños feroces. A través de sucesos dolorosos llegó a ser «hija libre de Dios», mediante la fe vivida en la consagración religiosa y en el servicio a los demás, especialmente a los pequeños y débiles. Esta Santa, que vivió entre los siglos XIX y XX, es hoy un testigo ejemplar de esperanza[10] para las numerosas víctimas de la esclavitud y un apoyo en los esfuerzos de todos aquellos que se dedican a luchar contra esta «llaga en el cuerpo de la humanidad contemporánea, una herida en la carne de Cristo».[11]
En esta perspectiva, deseo invitar a cada uno, según su puesto y responsabilidades, a realizar gestos de fraternidad con los que se encuentran en un estado de sometimiento. Preguntémonos, tanto comunitaria como personalmente, cómo nos sentimos interpelados cuando encontramos o tratamos en la vida cotidiana con víctimas de la trata de personas, o cuando tenemos que elegir productos que con probabilidad podrían haber sido realizados mediante la explotación de otras personas. Algunos hacen la vista gorda, ya sea por indiferencia, o porque se desentienden de las preocupaciones diarias, o por razones económicas. Otros, sin embargo, optan por hacer algo positivo, participando en asociaciones civiles o haciendo pequeños gestos cotidianos –que son tan valiosos–, como decir una palabra, un saludo, un «buenos días» o una sonrisa, que no nos cuestan nada, pero que pueden dar esperanza, abrir caminos, cambiar la vida de una persona que vive en la invisibilidad, e incluso cambiar nuestras vidas en relación con esta realidad.
Debemos reconocer que estamos frente a un fenómeno mundial que sobrepasa las competencias de una sola comunidad o nación. Para derrotarlo, se necesita una movilización de una dimensión comparable a la del mismo fenómeno. Por esta razón, hago un llamamiento urgente a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, y a todos los que, de lejos o de cerca, incluso en los más altos niveles de las instituciones, son testigos del flagelo de la esclavitud contemporánea, para que no sean cómplices de este mal, para que no aparten los ojos del sufrimiento de sus hermanos y hermanas en humanidad, privados de libertad y dignidad, sino que tengan el valor de tocar la carne sufriente de Cristo,[12] que se hace visible a través de los numerosos rostros de los que él mismo llama «mis hermanos más pequeños» (Mt 25,40.45).
Sabemos que Dios nos pedirá a cada uno de nosotros: ¿Qué has hecho con tu hermano? (cf. Gn 4,9-10). La globalización de la indiferencia, que ahora afecta a la vida de tantos hermanos y hermanas, nos pide que seamos artífices de una globalización de la solidaridad y de la fraternidad, que les dé esperanza y los haga reanudar con ánimo el camino, a través de los problemas de nuestro tiempo y las nuevas perspectivas que trae consigo, y que Dios pone en nuestras manos.
Vaticano, 8 de diciembre de 2014

FRANCISCO

[1] N. 1. [2] Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2014, 2.
[3] Cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 11.
[4] Cf. Discurso a la Asociación internacional de Derecho penal, 23 octubre 2014: L’Osservatore Romano, Ed. lengua española, 31 octubre 2014, p. 8.
[5] Discurso a los participantes en el encuentro mundial de los movimientos populares, 28 octubre 2014: L’Osservatore Romano, Ed. lengua española, 31 octubre 2014, p. 3.
[6] Cf. Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, La vocazione del leader d’impresa. Una riflessione, Milano e Roma, 2013.
[7] Benedicto XVI, Cart. enc. Caritas in veritate, 66.
[8] Cf. Mensaje al Sr. Guy Ryder, Director general de la Organización internacional del trabajo, con motivo de la Sesión 103 de la Conferencia de la OIT, 22 mayo 2014: L’Osservatore Romano, Ed. leng. española 6 junio 2014, p. 3.
[9] Benedicto XVI, Carta. enc. Caritas in veritate, 5.
[10] «A través del conocimiento de esta esperanza ella fue “redimida”, ya no se sentía esclava, sino hija libre de Dios. Entendió lo que Pablo quería decir cuando recordó a los Efesios que antes estaban en el mundo sin esperanza y sin Dios» (Benedicto XVI, Carta. enc. Spe salvi, 3).
[11] Discurso a los participantes en la II Conferencia internacional sobre la Trata de personas: Church and Law Enforcement in partnership, 10 abril 2014: L’Osservatore Romano, Ed. leng. española 11 abril 2014, p. 9; cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 270.
[12] Cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 24; 270.


ENLACE AL DOCUMENTO:
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/messages/peace/documents/papa-francesco_20141208_messaggio-xlviii-giornata-mondiale-pace-2015.html

Parròquia Mare de Déu de la Salut - Badalona: Bon Nadal !

Parròquia Mare de Déu de la Salut - Badalona: Bon Nadal !: DE TOT COR! BON NADAL!! La tarda del 24 la parròquia ha estat oberta per tal de poder recollir la Llum de Betlem: Mes ...

Bon Nadal !

DE TOT COR! BON NADAL!!





La tarda del 24 la parròquia ha estat oberta
per tal de poder recollir la Llum de Betlem:







Mes fotografies:
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I a mitjanit, amb goig, hem celebrat el naixement del Senyor:


        PREGÓN DE NAVIDAD 
● Cuando se hizo de noche, aquella noche,
el silencio de Dios atronaba los oídos
(hacía mucho tiempo
que no se escuchaba su Palabra,
y estábamos desacostumbrados a ella),
nuestros corazones estaban inquietos
y nuestros ojos 
parecían atisbar en el horizonte
que algo iba a suceder.
Pero el silencio de Dios 
seguía pesando demasiado.

● ¿Y quién podría romper ese silencio de Dios?
¿Quién sería tan osado como para imaginar
que su voz iba a convertirse
en palabra que desvela lo secreto?
Desde luego debería ser alguien
tan importante como un emperador,
como un sabio de renombre universal,
como un sumo sacerdote...

● Pero cuando se hizo de noche,
aquella noche, el silencio de Dios,
de modo inesperado,
saltó por los aires hecho pedazos,
quedo por completo roto.

● ¿Quién sería el autor
de este hecho desconcertante?
● No; no penséis que lo rompió
ninguno de estos importantes personajes.
No, desde luego que no.

● El silencio de Dios quedó roto
por el llanto de un niño, que acababa de llegar
a las orillas de nuestro pequeño mundo.
El silencio de Dios quedó roto
por el llanto de un niño recién nacido,
por el llanto de «uno de los nuestros».

● Y, desconcertados, podemos tocar
su piel recién estrenada y suave.
Y descubrimos, sobrepasados por el misterio,
que este llanto es la única Palabra de Dios,
«que no tiene otra»,
que, «en dárnosla, como nos la dio,
en adelante ha quedado mudo.»

● Y experimentamos que su corazón
se ha unido al nuestro
de un modo tal, que ya nadie podrá separarlo.

● Y nos sentimos invitados
a vivir en «con-cordia»,
a compartir el corazón de todos.
Y, admirados,
sólo somos capaces de balbucear:
«Así de humano,

sólo puede serlo el mismo Dios.»


CALENDA



Us anunciem, germans i germanes,

una bona nova 
que portarà a tot el poble una gran alegria;

                  escolteu-la amb cor joiós.

Havien passat milers i milers d'anys

d'ençà que Déu, al principi, 
creà el cel i la terra

i féu l'ésser humà 
a la seva imatge i semblança;

i milers i milers d'anys

des que havia cessat el diluvi

i l'Altíssim havia fet resplendir l'arc iris,

      senyal d'aliança i de pau;

l'any 752 de la fundació de Roma;

l'any 42 de l'imperi d'Octavi August;

quan el món sencer
             gaudia de gran pau,

en la sisena edat del món, 
               ara fa 2014 anys,

a Betlem de Judà, 
              un poble humil d'Israel,

              ocupat pels romans,

  en una establia, 
    perquè no hi havia lloc a l'hostal,

      de Maria Verge, esposa de Josep,

      de la família de David,va néixer Jesús,

Déu etern, 
Fill de l'Etern Pare i home veritable,

que és el Salvador
 que la humanitat esperava.






Lectura primera Is 9,1-6

"Ens ha estat donat un fill."

Del llibre del profeta Isaïes:

"El poble que avançava a les fosques ha vist una gran llum, 
  una llum resplendeix per als qui vivien al país tenebrós. 
  Els heu omplert de goig, d'una alegria immensa."







Lectura segona Tt 2,11-14
"S'ha manifestat l'amor de Déu, que vol salvar tots els homes."

Evangeli Lc 2,1-21
Avui us ha nascut un salvador
Lectura de l'evangeli segons sant Lluc
Per aquells dies, sortí un edicte de Cèsar August ordenant que es fes el cens de tot el món romà. Era el primer cens de l'imperi, abans del que es va fer quan Quirini era governador de Síria. Tothom anava a inscriure's a la població d'on cadascú descendia. També Josep, que era de la casa i la família de David, va pujar des de Natzaret de Galilea a Judea, al poble de David, anomenat Bet-Lèhem, per inscriure's amb Maria, la seva esposa, que esperava un fill. Mentre eren allà es van complir els dies i va néixer el seu fill, el primogènit. Ella l'embolcallà i el posà en una menjadora, perquè no havien trobat lloc a l'hostal.
A la mateixa contrada, vivint al ras, hi havia uns pastors que vetllaven, guardant de nit el seu ramat. Els aparegué un àngel del Senyor, la glòria del Senyor els envoltà de llum, i es van esglaiar. Però l'àngel els va dir: «No tingueu por: us anuncio una nova que portarà a tot el poble una gran alegria: Avui, a la ciutat de David, us ha nascut un salvador, que és el Messies, el Senyor. Les seves senyes són aquestes: trobareu un nen en bolquers, posat en una menjadora».
I una multitud dels exèrcits celestials s'uní llavors mateix a l'àngel, lloant Déu i cantant: «Glòria a Déu a dalt del cel, i a la terra pau als homes que estima el Senyor».
Quan els àngels se'n tornaren al cel, deien entre ells els pastors: «Arribem-nos a Bet-Lèhem a veure això que ha passat i que el Senyor ens ha fet saber». Hi anaren, doncs, tot seguit, i trobaren Maria i Josep, amb el nen a la menjadora. Havent-ho vist amb els propis ulls, van contar el que els havien dit d'aquell infant, i tothom qui ho sentia es meravellava del que deien els pastors. Maria conservava aquests records en el seu cor i els meditava.
Després els pastors se'n tornaren, glorificant Déu i lloant-lo pel que havien vist i sentit; tot van trobar-ho com els ho havien anunciat.



NIT de NADAL 2014 - Cicle B (Català)



Noche de Navidad 2014 Ciclo B ( Castellano )
http://youtu.be/s8XXxu2lRYs
Nativité Messe de la Nuit 2014 Cycle B ( Français )
http://youtu.be/dvQY-7kPMvU
Notte di Natale 2014 Anno B ( Italiano )
http://youtu.be/ZoQ1kz4oXDg
Noite de Natal 2014 Ciclo B ( Portugês )
http://youtu.be/xK9pH8qtyhI
Christmas Day 2014 Cycle B ( English )
http://youtu.be/PTrLqjWadx4


               NAVIDAD EN BELÉN

Acercarse a Belén ,
es acercarse al mundo de los sueños más hermosos.
Porque Belén no es una ciudad de nuestro mundo,
sino un rincón del corazón humano.
En Belén hemos nacido todos,
en Belén se apacienta nuestra infancia.
Aquí giró la historia. Aquí nació la vida.

Hasta Belén, ser hombre
era nacer para vivir rodando
por la cuesta del tiempo.

Desde Belén , ser hombre
es aprender la enorme
aventura de escalar las alturas.

Aquí, ser hombre se convirtió en ser Hijo de Dios.
Aquí, el Dios de los cielos
inició la locura de volverse pequeño.

Por eso las campanas de Belén están locas,
replican y replican para explicarle al mundo la alegría del cielo,
para que todos sepan que el hombre está a salvado
ahora que Dios se ha hecho hombre como nosotros.

Mirar, mirar las casas de Belén, apiñadas,
apretadas las unas a las otras,
lo mismo que un rebaño aterido,
como un coro de monjas asustadas.

Mirar su letanía de agudos campanarios
que señalan al cielo con sus dedos alzados
para decir a todos: Por aquí vino Dios.
Contemplar el mercado, sus hombres y mujeres,
sus pobres baratijas, sus comidas caseras.

El Dios de las alturas nunca fue un exquisito,
ni una ciudad fría de gélidos burócratas,
sino en pobreza de los pobres más pobres ,
en calles malolientes donde el hombre agita,
en un triste pueblo despreciado de todos.

No busquemos en Belén hermosas catedrales,
iglesias esplendentes, basílicas radiantes,
la flecha luminosa de las agujas góticas,
las vidrieras de fuego donde ardió el Medioevo.

Todo en Belén es pobre como el Dios que lo habita.
Y ahora...,pasar conmigo
por la pequeña puerta que conduce a la gruta.
Una puerta que tiene la estatura de un niño
y en la que hay que agacharse para poder entrar.
Porque para llegar hasta el Dios de los cielos
sólo hay dos caminos:
 la puerta de la infancia y la humildad.

Para ver a Jesús, es necesario
doblar el espinazo del orgullo,
agachar la cabeza de nuestras importancias,
hacerse niños como Él se hizo.

Y ahora...,arrodillémonos: Aquí ocurrió el prodigio,
aquí una virgen-Madre iluminó la tierra,
aquí por primera vez se oyó el llanto de Dios,
aquí la sangre humana se vio multiplicada,
aquí un diminuto corazón de chiquillo
fue, por primera vez, el corazón de Dios.

Aquí, entre estas paredes de humedad y de piedra,
entre dos animales asustados y atónitos,
nació aquel cuerpo y sangre
que el hombre comería por los siglos de los siglos.

Alejar nuestros ojos de los falsos adornos
que camuflan la gruta, no contemplemos ;
las lámparas ni las raídas de sedas
que quieren ocultar el oro santo de la sencillez.

Cerrar más bien los ojos y asombrémonos.
Dejar que sea el corazón quien mire.
Y , después , alegrémonos igual que los pastores
que en esta misma gruta escucharon su anuncio:
gloria a Dios en el cielo.
 paz a los hombres de buena voluntad.

Levantar nuestras manos para dar también gloria
y dejad que la paz penetre en nuestra alma
como la gran nevada de la misericordia.
Dejar que, dos mil años depuse,
el Niño vuelva a nacer en nosotros,
convertir nuestras almas en el portal viviente.
Y sea nuestra casa como un nuevo Belén.

Navidad se escribe con N de niño nacido
Navidad se escribe con A de amor inmenso
Navidad se escribe con V de vida plena
Navidad se escribe con I de ilusión cumplida
Navidad se escribe con D de don gratuito
Navidad se escribe con A de alegría auténtica
Navidad se escribe con D de Dios.

              ICONA DEL MISTERI DEL NADAL



L’ estrella de Betlem il•lumina y guia tots els personatges de la icona, és el signe de la intervenció de Déu a la terra. El raig que puja de l’estrella es la essència única de Déu. Els tres àngels de dalt són els missatgers del Déu Trinitat
El pessebre té forma de tomba y prefigura la mort de Crist que va ser rebutjat des del seu naixement Les venes amb què el nen està faixat seran abandonades en el sepulcre, como a proba de la seva ...resurrecció. El Nen és ja l’ home de dolors d’ Isaïes.
Els Pastors van ser els primers a adorar Jesús, com a símbol que Ell és el Déu Pastor.
La Mare de Déu va vestida amb un mantell vermell que simbolitza la vida. Maria no mira el nen, sinó a St. Josep, perquè no caigui a la temptació com Adam, igual que intercedeix per nosaltres.
El tres Mags vénen d’orient (Mt 2:11)
A baix hi ha la palangana pel bany del nadó, primera acció de la vida humana, que demostra que el Messies és veritablement el Fill de l’ home (també significa el baptisme)
Les estrelles sobre el front y l’espatlla de la Verge, indiquen la seva virginitat, abans i després del part.
Josep està en profunda meditació, davant d’ ell hi ha el dimoni temptant-lo (o Adam, el qui caigué a la temptació).
L’ arbre és el signe del Nen: segons Isaïes “la soca tallada traurà un plançó, i sobre les seves arrels reposarà l’ Esperit sant”.




Del Papa Francisco acerca de la Navidad:
"La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendria bien un poco de silencio, para oir la voz del Amor."
Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma. El pino de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida. Los adornos de Navidad eres tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida. La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y buscas unir. Eres también luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, alegría y la generosidad. Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor. La estrella de Navidad eres tú, cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor. Eres también los reyes Magos, cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien. La música de Navidad eres tú cuando conquistas la armonía dentro de ti. El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano. La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos. La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y reestableces la paz, aun cuando sufras. La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado. Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes celebraciones; tú eres sonrisa de confianza y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti. Una muy Feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad" -Papa Francisco


UNA HISTORIA DE NAVIDAD
Así actuó Dios con nosotros. Esta parábola nos puede ayudar a comprender el significado del misterio de la Encarnación. Dios quiso rescatarnos y por eso se hizo uno de nosotros.
“Érase una vez un hombre que no creía en Dios. No tenía reparos en decir lo que pensaba de la religión y las festividades religiosas, como la Navidad. Su mujer, en cambio, era creyente a pesar de los comentarios desdeñosos de su marido.
Una Nochebuena en que estaba nevando, la esposa se disponía a llevar a los hijos al oficio navideño de la parroquia de la localidad agrícola donde vivían. Le pidió al marido que los acompañara, pero él se negó.
¡Qué tonterías! -arguyó-. ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender a la tierra adoptando la forma de hombre? ¡Qué ridiculez!.
Los niños y la esposa se marcharon y él se quedó en casa.
Un rato después, los vientos empezaron a soplar con mayor intensidad y se desató una ventisca. Observando por la ventana, todo lo que aquel hombre veía era una cegadora tormenta de nieve. Y decidió relajarse sentado ante la chimenea.
Al cabo de un rato, oyó un golpazo; algo había golpeado la ventana. Luego, oyó un segundo golpe fuerte. Miró hacia afuera, pero no logró ver a más de unos pocos metros de distancia. Cuando empezó a amainar la nevada, se aventuró a salir para averiguar qué había golpeado la ventana. Dos gansos aturdidos yacían al pie de su ventana y en su potrero descubrió una bandada de gansos salvajes. Por lo visto iban camino al sur para pasar allí el invierno, se vieron sorprendidos por la tormenta de nieve y no pudieron seguir. Perdidos, terminaron en aquella granja sin alimento ni abrigo. Daban aletazos y volaban bajo en círculos por el campo, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor sintió lástima de los gansos y quiso ayudarlos. Sería ideal que se quedaran en el granero -pensó-. Ahí estarán al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta. Dirigiéndose al establo, abrió las puertas de par en par. Luego, observó y aguardó, con la esperanza de que las aves advirtieran que estaba abierto y entraran. Los gansos, no obstante, se limitaron a revolotear dando vueltas. No parecía que se hubieran dado cuenta siquiera de la existencia del granero y de lo que podría significar en sus circunstancias. El hombre intentó llamar la atención de las aves, pero sólo consiguió asustarlas y que se alejaran más. Entró a la casa y salió con algo de pan. Lo fue partiendo en pedazos y dejando un rastro hasta el establo. Sin embargo, los gansos no entendieron. El hombre empezó a sentir frustración. Corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en dirección al granero. Lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran en todas direcciones menos hacia el granero. Por mucho que lo intentara, no conseguía que entraran al granero, donde estarían abrigados y seguros.
¿Por qué no me seguirán? -exclamó- ¿Es que no se dan cuenta de que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la nevasca?.
Reflexionando por unos instantes, cayó en la cuenta de que las aves no seguirían a un ser humano. Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos -dijo pensando en voz alta.
Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al establo, agarró un ganso doméstico de su propiedad y lo llevó en brazos, paseándolo entre sus congéneres salvajes. A continuación, lo soltó. Su ganso voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Una por una, las otras aves lo siguieron hasta que todas estuvieron a salvo.
El campesino se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había pronunciado hacía unos instantes aún le resonaban en la cabeza: Si yo fuera uno de ellos, ¡entonces sí que podría salvarlos!. Reflexionó luego en lo que le había dicho a su mujer aquel día: ¿Por qué iba Dios a querer ser como nosotros? ¡Qué ridiculez!.
De pronto, todo empezó a cobrar sentido. Entendió que eso era precisamente lo que había hecho Dios. Diríase que nosotros éramos como aquellos gansos: estábamos ciegos, perdidos y a punto de perecer. Dios se volvió como nosotros a fin de indicarnos el camino y, por consiguiente, salvarnos. El agricultor llegó a la conclusión de que ese había sido ni más ni menos el objeto de la Natividad.
Cuando amainaron los vientos y cesó la cegadora nevasca, su alma quedó en quietud y meditó en tan maravillosa idea. De pronto comprendió el sentido de la Navidad y por qué había venido Jesús a la tierra. Junto con aquella tormenta pasajera, se disiparon años de incredulidad. Hincándose de rodillas en la nieve, elevó su primera plegaria:
"Dios… ahora entiendo por qué tuviste que hacerlo"
"Te hiciste hombre… te hiciste uno de nosotros… para salvarnos,
cargaste con nuestros pecados y nos permites entrar en el cielo para gozar de la vida eterna junto a ti" "¡Gracias Dios!… ¡Muchas gracias!"
"¡Gracias Señor, por venir en forma humana a sacarme de la tormenta!".



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" avui, a la ciutat de David, 
us ha nascut un salvador, que és el Messies, el Senyor.
Això us servirà de senyal: trobareu un infant 

faixat amb bolquers i posat en una menjadora. "                                                          (Lc 2, 11-12)

"Hoy os ha nacido en el pueblo de David 

un salvador, que es el Mesías, el Señor.
Como señal, encontraréis al niño envuelto 

en pañales y acostado en un pesebre.”

 انه ولد لكم اليوم في مدينة داود مخلّص هو المسيح الرب."
" وهذه لكم العلامة تجدون طفلا مقمطا مضجعا في مذود.


"C`est qu`aujourd`hui, dans la ville de David,

 il vous est né un Sauveur, qui est le Christ, le Seigneur.
Et voici à quel signe vous le reconnaîtrez: 

vous trouverez un enfant emmailloté et couché dans une crèche."

"This very day in King David's hometown 

a Savior was born for you. He is Christ the Lord.
You will know who he is, because you will find him 

dressed in baby clothes and lying on a bed of hay.”

  1. 今 天在達味城中,為你們誕生了一位救世者,他是主默西亞。
  2. 這 是給你們的記號:你們將要看見一個嬰兒,裹著襁褓,躺在馬槽裏。

dilluns, 22 de desembre del 2014

4t diumenge d'Advent - cicle B

4t diumenge d'Advent - cicle B

4t Diumenge d'Advent - Cicle B
Què has fet amb el teu germà?  (Gn 4,7)
L'ESPERANÇA ENS OBRE ALS GERMANS

    CORONA DE ADVIENTO
● Señor, al encender estas cuatro velas,
en este último domingo de Adviento,
pensamos en ella, la Virgen,
tu madre y nuestra madre.
Queremos revivir especialmente
su disponibilidad,
y lo hacemos con esta vela roja.
Rojo del testimonio i del Espíritu.
● Señor, nadie, como María
te esperó con más ansia,
con más ternura, con más amor.
Nadie te recibió con más alegría.
Te sembraste en ella como el grano de trigo
se siembra en la tierra acogedora.
● También nosotros
queremos prepararnos así:
haznos disponibles
a la acción de tu Espíritu,
haznos disponibles
al compromiso por tu Reino:
en la fe, en el amor, en la gratuidad,
y en el trabajo de cada día.
¡ Ven pronto, Señor; ven a salvarnos!




Lectura primera 2S 7,1-5.8b-11.16
El regne de David es perpetuarà davant el Senyor


Lectura segona Rm 16,25-27
Ha sortit a la llum el pla de Déu, amagat en el silenci dels segles


 
Evangeli Lc 1,26-38
Déu t'ha concedit el seu favor i tindràs un fill
Lectura de l'evangeli segons sant Lluc
En aquell temps, Déu envià l'àngel Gabriel a un poble de la Galilea anomenat Natzaret, per dur un missatge a una noia, promesa amb un descendent de David, que es deia Josep, i el nom de la noia era Maria. L'àngel entrà a casa d'ella i li digué: «Déu te guard, plena de gràcia, el Senyor és amb tu». Ella es torbà en sentir aquestes paraules, i pensava per què la saludava així. Però l'àngel li digué: «No tinguis por, Maria; Déu t'ha concedit el seu favor. Tindràs un fill i li posaràs el nom de Jesús. Serà gran i l'anomenaran Fill-de-l'Altíssim. El Senyor Déu li donarà el tron de David, el seu pare, serà rei del poble d'Israel per sempre, i el seu regnat no tindrà fi». Maria preguntà a l'àngel: «Com pot ser, això, si jo no tinc marit?». L'àngel li respongué: «L'Esperit Sant vindrà sobre teu, i el poder de l'Altíssim et cobrirà amb la seva ombra; per això el fruit sant que naixerà l'anomenaran Fill de Déu. També la teva parenta, Elisabet, ha concebut un fill a la seva edat; ella que era tinguda per estèril ja es troba al sisè mes, perquè a Déu res no li és impossible». Maria va respondre: «Sóc l'esclava del Senyor: que es compleixin en mi les teves paraules».
I l'àngel es va retirar.



Rezando Voy Fin de semana 20/21 Diciembre
http://www.rezandovoy.org/images/stories/mp3/rv141220.mp3










Quart Diumenge D´Advent Cicle B ( Català )







Cuarto Domingo de Adviento Ciclo B ( Castellano )
http://youtu.be/Jqh4mmh9bWU

 Quarto Domingo de Advento Ciclo B ( Portugês )
 http://youtu.be/cJn0BT9X260

Quatrième Dimenche de L´Avent Cycle B ( Français )
http://youtu.be/TjNTI9bSJ8A

4th Sunday of Advent Cycle B ( English )
http://youtu.be/xzVegBy-208










CIUDAD DEL VATICANO, 21 de diciembre de 2014
Palabras del santo padre Francisco en el Ángelus, IV Domingo de Adviento,
a los fieles que se han reunido en la plaza de San Pedro.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
hoy, cuarto y último domingo de Adviento, la liturgia quiere prepararnos a la Navidad ya a las puertas, invitándonos a meditar el pasaje del anuncio del Ángel a María. El arcángel Gabriel revela a la Virgen la voluntad del Señor de que ella se convierta en madre de su Hijo unigénito: “Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo”. Fijamos la mirada sobre esta sencilla joven de Nazaret, en el momento en el que se hace disponible al mensaje divino con su “sí”; acogemos dos aspectos esenciales de su actitud, que es para nosotros modelo de cómo prepararse a la Navidad.
Sobre todo su fe, su actitud de fe, que consiste en el escuchar la Palabra de Dios para abandonarse a esta Palabra con plena disponibilidad de mente y de corazón. Respondiendo al Ángel, María dijo: ”Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. En su “aquí estoy” lleno de fe, María no sabe en qué caminos se deberá aventurar, qué dolores deberá padecer, qué riesgos afrontar. Pero es consciente que es el Señor quien le pide y ella se fía totalmente de Él y se abandona a su amor. Esta es la fe de María.
Otro aspecto es la capacidad de la Madre de Cristo de reconocer el tiempo de Dios. María es aquella que ha hecho posible la encarnación del Hijo de Dios, “la revelación del misterio, que fue guardado en secreto desde la eternidad”. Ha hecho posible la encarnación del Verbo gracias precisamente a su “sí” humilde y valiente. María nos enseña a acoger el momento favorable en el que Jesús pasa en nuestra vida y pide una respuesta preparada y generosa. Y Jesús pasa. De hecho, el misterio del nacimiento de Jesús en Belén, sucedido históricamente hace más de dos mil años, se implementa, como evento espiritual, en el “hoy de la liturgia”. El Verbo, que encontró morada en el vientre virginal de María, en la celebración de la Navidad viene a llamar nuevamente al corazón de cada cristiano. Pasa y llama. Cada uno de nosotros es llamado a responder, como María, con un “sí” personal y sincero, poniéndose plenamente a disposición de Dios y de su misericordia. Cuántas veces Jesús pasa en Nuestra vida y cuántas veces nos manda un ángel. Y cuántas veces no nos damos cuenta porque estamos muy ocupados, sumergidos en nuestros pensamientos, en nuestros quehaceres, incluso en estos días en los preparativos de la Navidad, que no nos damos cuenta de él que pasa y llama a la puerta de nuestro corazón pidiendo acogida, pidiendo un sí como el de María. Un santo decía “tengo miedo de que el Señor pase”. ¿Sabéis por qué tenía miedo? Miedo de no darse cuenta, de dejarlo pasar. Cuando sentimos en nuestro corazón ‘quisiera ser más bueno, más buena, me arrepiento de esto que he hecho’ aquí está el Señor que llama, que hace sentir esto, las ganas de ser mejor, las ganas de estar más cerca de los otros, de Dios. Si tú sientes esto, párate. El Señor está ahí. Ve a rezar y quizá a la confesión a limpiar un poco la habitación. Eso hace bien. Pero recuerda bien, si tú sientes esas ganas de mejorar, es Él quien llama, no dejarlo pasar.
En el misterio de Navidad, junto a María está silenciosa la presencia de san José, como viene representado en todos los belenes --también en ese que podéis admirar aquí en la plaza de San Pedro. El ejemplo de María y de José  es para todos nosotros una invitación a acoger con total apertura de alma a Jesús, que por amor se ha hecho nuestro hermano. Él viene a llevar al mundo el don de la paz: “Paz en la tierra a los hombres que ama el Señor”, como anunciaron a coro los ángeles a los pastores. El don precioso de la Navidad es la paz, y Cristo es nuestra verdadera paz. Y Cristo llama a nuestros corazones para darnos la paz. La paz del alma, abramos las puertas a Cristo.
Nos confiamos a la intercesión de nuestra Madre y de san José, para vivir una Navidad verdaderamente cristiana, libres de toda mundanidad, preparados a acoger al Salvador, el Dios-con-nosotros.


                                               ESPERAR COMO MARÍA

Esperar bien despiertos, pero no desvelados.
Esperar caminando, pero no adelantándonos.
Esperar embarazados, pero no adueñándonos.
Esperar expuestos, pero no a cualquier viento.
Esperar sedientos, pero no yermos.

Esperar entre niebla, pero no perdidos en esta tierra.
Esperar con velas encendidas, pero no consumidos.
Esperar ofreciéndonos, pero no vendiéndonos.
Esperar preparando tu camino, pero no encorvándonos.
Esperar en silencio, pero cantando a lo que va viniendo.

Esperar gestando, no abortando.
Esperar acogiendo, no reteniendo.
Esperar dándonos, no reclamando.
Esperar en silencio, no alborotando.
Esperar compartiendo y disfrutando.

Esperar aunque sea de noche
y no veamos signos en el horizonte.
Esperar a cualquier hora del día,
aunque nos quedemos solos y se rían.
Esperar en soledad... ¡y en compañía!

Esperar con mucha paz, pero pellizcados por los hermanos.
Esperar anhelando, pero mecidos en su regazo.
Esperar mirando a lo alto, pero con los pies asentados.
Esperar refrescándonos en tus manantiales vivos y claros.
Esperar encarnados y ya naciendo a tu Reino.

Esperar en este tiempo de crisis y recortes.
Esperar con el Evangelio en la mano.
Esperar con los que vienen y con los que se van.
Esperar disfrutando lo que se nos ha dado.
Esperar viviendo y amándonos.

Esperar trabajando y profetizando.
Esperar sufriendo, pero enamorándonos.
Esperar pregonando lo que nos has dado.
Esperar con las entrañas listas para la acogida.
Esperar, para que no pases de largo.

Esperar con mucho gozo y osadía.
Esperar con humildad atentos a toda brisa.
Esperar que el Espíritu fecunde nuestra vida,
Esperar el milagro de tu presencia viva.
Esperar tu encarnación definitiva en esta tierra.

¡Esperar como María!

                                            Florentino Ulibarri



CARTA A DIOS
Querido Dios:
Pronto es Nochebuena.Es el cumpleaños de Jesús. Con su nacimiento nos dijiste
que tú no querías estar lejos de nosotros. Por esto sabemos que a ti no te gusta
que te miremos de abajo arriba, como se mira a los mayores y a la gente que se cree importante.
Te damos gracias porque no querías tener un casa de piedra y riquezas, de seguridades; sino una casa ambulante, en camino,abierta a los demás, solidaria y acogedora,una casa de carne y hueso.
Y por eso escogiste a María como casa,y después a todos nosotros, porque quieres que te llevemosen nuestro corazón.
Te queremos dar gracias por todos los que han sido "tu casa" durante su vida
y que nos enseñan a nosotros a serlo también.
Gracias por Juan Bautista, amigo de Jesús, que fue iluminando su camino.
Gracias por María,que ésa sí que fue "tu casa" de verdad.
Y gracias por todas las personas que quieren ser "tu casa" hoy y que quieren enseñarnos a nosotrospara que también lo seamos.
Y nada más.
Solamente gracias por estar en medio de nosotros.


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