dijous, 27 de desembre del 2018

Nadal'2018


BON NADAL !!!







   "Mentre eren allà 
   es van complir els dies 
   i va néixer el seu fill, el primogènit. 
   Ella l'embolcallà 
   i el posà en una menjadora, 
   perquè no havien trobat lloc a l'hostal." 
                                                    (Lc 2, 6-7)


NATIVIDAD DEL SEÑOR
HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO
Vaticano - 24 de diciembre de 2018

José, con María su esposa, subió «a la ciudad de David, que se llama Belén» (Lc 2,4). Esta noche, también nosotros subimos a Belén para descubrir el misterio de la Navidad.
1. Belén: el nombre significa casa del pan. En esta “casa” el Señor convoca hoy a la humanidad. Él sabe que necesitamos alimentarnos para vivir. Pero sabe también que los alimentos del mundo no sacian el corazón. En la Escritura, el pecado original de la humanidad está asociado precisamente con tomar alimento: «tomó de su fruto y comió», dice el libro del Génesis (3,6). Tomó y comió. El hombre se convierte en ávido y voraz. Parece que el tener, el acumular cosas es para muchos el sentido de la vida. Una insaciable codicia atraviesa la historia humana, hasta las paradojas de hoy, cuando unos pocos banquetean espléndidamente y muchos no tienen pan para vivir.
Belén es el punto de inflexión para cambiar el curso de la historia. Allí, Dios, en la casa del pan, nace en un pesebre. Como si nos dijera: Aquí estoy para vosotros, como vuestro alimento. No toma, sino que ofrece el alimento; no da algo, sino que se da él mismo. En Belén descubrimos que Dios no es alguien que toma la vida, sino aquel que da la vida. Al hombre, acostumbrado desde los orígenes a tomar y comer, Jesús le dice: «Tomad, comed: esto es mi cuerpo» (Mt 26,26). El cuerpecito del Niño de Belén propone un modelo de vida nuevo: no devorar y acaparar, sino compartir y dar. Dios se hace pequeño para ser nuestro alimento. Nutriéndonos de él, Pan de Vida, podemos renacer en el amor y romper la espiral de la avidez y la codicia. Desde la “casa del pan”, Jesús lleva de nuevo al hombre a casa, para que se convierta en un familiar de su Dios y en un hermano de su prójimo. Ante el pesebre, comprendemos que lo que alimenta la vida no son los bienes, sino el amor; no es la voracidad, sino la caridad; no es la abundancia ostentosa, sino la sencillez que se ha de preservar.
El Señor sabe que necesitamos alimentarnos todos los días. Por eso se ha ofrecido a nosotros todos los días de su vida, desde el pesebre de Belén al cenáculo de Jerusalén. Y todavía hoy, en el altar, se hace pan partido para nosotros: llama a nuestra puerta para entrar y cenar con nosotros (cf. Ap 3,20). En Navidad recibimos en la tierra a Jesús, Pan del cielo: es un alimento que no caduca nunca, sino que nos permite saborear ya desde ahora la vida eterna.
En Belén descubrimos que la vida de Dios corre por las venas de la humanidad. Si la acogemos, la historia cambia a partir de cada uno de nosotros. Porque cuando Jesús cambia el corazón, el centro de la vida ya no es mi yo hambriento y egoísta, sino él, que nace y vive por amor. Al estar llamados esta noche a subir a Belén, casa del pan, preguntémonos: ¿Cuál es el alimento de mi vida, del que no puedo prescindir?, ¿es el Señor o es otro? Después, entrando en la gruta, individuando en la tierna pobreza del Niño una nueva fragancia de vida, la de la sencillez, preguntémonos: ¿Necesito verdaderamente tantas cosas, tantas recetas complicadas para vivir? ¿Soy capaz de prescindir de tantos complementos superfluos, para elegir una vida más sencilla? En Belén, junto a Jesús, vemos gente que ha caminado, como María, José y los pastores. Jesús es el Pan del camino. No le gustan las digestiones pesadas, largas y sedentarias, sino que nos pide levantarnos rápidamente de la mesa para servir, como panes partidos por los demás. Preguntémonos: En Navidad, ¿parto mi pan con el que no lo tiene?
2. Después de Belén casa de pan, reflexionemos sobre Belén ciudad de David. Allí David, que era un joven pastor, fue elegido por Dios para ser pastor y guía de su pueblo. En Navidad, en la ciudad de David, los que acogen a Jesús son precisamente los pastores. En aquella noche —dice el Evangelio— «se llenaron de gran temor» (Lc 2,9), pero el ángel les dijo: «No temáis» (v. 10). Resuena muchas veces en el Evangelio este no temáis: parece el estribillo de Dios que busca al hombre. Porque el hombre, desde los orígenes, también a causa del pecado, tiene miedo de Dios: «me dio miedo […] y me escondí» (Gn 3,10), dice Adán después del pecado. Belén es el remedio al miedo, porque a pesar del “no” del hombre, allí Dios dice siempre “sí”: será para siempre Dios con nosotros. Y para que su presencia no inspire miedo, se hace un niño tierno. No temáis: no se lo dice a los santos, sino a los pastores, gente sencilla que en aquel tiempo no se distinguía precisamente por la finura y la devoción. El Hijo de David nace entre pastores para decirnos que nadie estará jamás solo; tenemos un Pastor que vence nuestros miedos y nos ama a todos, sin excepción.
Los pastores de Belén nos dicen también cómo ir al encuentro del Señor. Ellos velar (cf. Mt 25,13; Mc 13,35; Lc 21,36). Permanecen vigilantes, esperan despiertos en la oscuridad, y Dios «los envolvió de claridad» (Lc 2,9). Esto vale también para nosotros. Nuestra vida puede ser una espera, que también en las noches de los problemas se confía al Señor y lo desea; entonces recibirá su luz. Pero también puede ser una pretensión, en la que cuentan solo las propias fuerzas y los propios medios; sin embargo, en este caso el corazón permanece cerrado a la luz de Dios. Al Señor le gusta que lo esperen y no es posible esperarlo en el sofá, durmiendo. De hecho, los pastores se mueven: «fueron corriendo», dice el texto (v. 16). No se quedan quietos como quien cree que ha llegado a la meta y no necesita nada, sino que van, dejan el rebaño sin custodia, se arriesgan por Dios. Y después de haber visto a Jesús, aunque no eran expertos en el hablar, salen a anunciarlo, tanto que «todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores» (v. 18).
velan por la noche: no duermen, sino que hacen lo que Jesús tantas veces nos pedirá:
Esperar despiertos, ir, arriesgar, comunicar la belleza: son gestos de amor. El buen Pastor, que en Navidad viene para dar la vida a las ovejas, en Pascua le preguntará a Pedro, y en él a todos nosotros, la cuestión final: «¿Me amas?» (Jn 21,15). De la respuesta dependerá el futuro del rebaño. Esta noche estamos llamados a responder, a decirle también nosotros: “Te amo”. La respuesta de cada uno es esencial para todo el rebaño.

«Vayamos, pues, a Belén» (Lc 2,15): así lo dijeron y lo hicieron los pastores. También nosotros, Señor, queremos ir a Belén. El camino, también hoy, es en subida: se debe superar la cima del egoísmo, es necesario no resbalar en los barrancos de la mundanidad y del consumismo. Quiero llegar a Belén, Señor, porque es allí donde me esperas. Y darme cuenta de que tú, recostado en un pesebre, eres el pan de mi vida. Necesito la fragancia tierna de tu amor para ser, yo también, pan partido para el mundo. Tómame sobre tus hombros, buen Pastor: si me amas, yo también podré amar y tomar de la mano a los hermanos. Entonces será Navidad, cuando podré decirte: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo” (cf. Jn 21,17).





diumenge, 23 de desembre del 2018

4t ADVENT 2018

ADVENT'2018

Aprendre l'esperança!




CORONA DE ADVIENTO


● Al encender la cuarta vela,
la última vela de esta corona de Adviento,
            la vela roja,
pensamos en María, nuestra Madre.
● Señor Jesús,
nadie te esperó con más deseo,
con más ternura, con más amor.
Nadie te recibió con más alegría.
● Dentro de ella, creciste, Señor,
como el trigo crece
dentro de la tierra fecunda.
Y sus brazos, fueron para ti,
la más bella cuna.
● También nosotros
nos queremos preparar así:
en la fe, en el amor,
y en el camino de cada dia.
¡Ven, Senyor, no tardes más!
    ¡Ven, Señor Jesús!




Miquees 5,1-4a
Això diu el Senyor: «Tu Bet-Lèhem Efrata, 
petita per figurar entre les famílies de Judà: 
de tu en sortirà el qui ha de regir Israel».

Hebreus 10,5-10
Vinc a fer la vostra voluntat



Lectura de l'evangeli segons sant Lluc
Per aquells dies, Maria se n'anà decididament a la Muntanya, a la província de Judà; entrà a casa de Zacaries i saludà Elisabet. Tan bon punt Elisabet va sentir la salutació de Maria el nen saltà dins les seves entranyes, i Elisabet, plena de l'Esperit Sant, cridà amb totes les seves forces: «Ets beneïda entre totes les dones i és beneït el fruit de les teves entranyes. Qui sóc jo perquè la mare del meu Senyor vingui a visitar-me? Mira: tan bon punt he sentit la teva salutació, el nen ha saltat d'entusiasme dins les meves entranyes. Feliç tu que has cregut! Allò que el Senyor t'ha fet saber, es complirà». (Lc 1,39-45)


Vaticano, 23-12-2018.
Del Papa Francisco: 
La liturgia de este cuarto domingo de Adviento se centra en la figura de María, la Virgen Madre, que espera dar a luz a Jesús, el Salvador del mundo. Fijemos nuestra mirada en ella, un modelo de fe y caridad; y podemos preguntarnos: ¿cuáles fueron sus pensamientos durante los meses de espera? La respuesta proviene del pasaje del Evangelio de hoy, el relato de la visita de María a su pariente anciana, Isabel (cf. Lc 1, 39-45). El ángel Gabriel le había dicho que Isabel estaba esperando un hijo y que ya estaba en el sexto mes (cf. Lc 1, 26.36). Y así, la Virgen, que acababa de concebir a Jesús por la obra de Dios, había salido apresuradamente de Nazaret, en Galilea, para llegar a las montañas de Judea para encontrarse con su prima.
El Evangelio dice: “Entró en la casa de Zacarías, saludó a Isabel” (v.40). Seguramente la felicitó por su maternidad, ya su vez Isabel saludó a María diciendo: “¡Bendita seas entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿A qué debo que la madre de mi Señor venga a mi?”(Vv. 42-43). E inmediatamente alabó su fe: “Bienaventurada la que creyó en el cumplimiento de lo que el Señor le había dicho” (v.45). Es evidente el contraste entre María, que tenía fe, y Zacarías, el esposo de Isabel, que no había creído en la promesa del ángel y, por lo tanto, permaneció mudo hasta el nacimiento de Juan.
Este episodio nos ayuda a leer con una luz muy especial el misterio del encuentro del hombre con Dios. Un encuentro que no está marcado por prodigios  asombrosos, sino en nombre de la fe y la caridad. De hecho, María es bendecida porque creyó: el encuentro con Dios es el fruto de la fe. En cambio, Zacarias, que no creía, permaneció sordo y mudo para crecer en la fe durante el largo silencio: sin fe, inevitablemente permanecemos sordos a la voz consoladora de Dios; y seguimos sin poder pronunciar palabras de consuelo y esperanza para nuestros hermanos y hermanas. Lo vemos todos los días, la gente que no tiene fe o que tiene la fe muy pequeña, cuando debe acercarse a una persona que sufre le dice palabras de circunstancia, pero no logra llegar al corazón porque no tiene fuerza porque no tiene fe y sino tiene fe no llegan las palabras ni llegan al corazón de los demás.
La fe, a su vez, se nutre de la caridad. El evangelista nos dice que “María se levantó y fue rápidamente a ver a Isabel” (v. 39) “Se levantó”: un gesto lleno de preocupación. Podría haberse quedado en casa para prepararse para el nacimiento de su hijo, en lugar de eso, se preocupa primero de los demás que de sí mismo, demostrando de hecho que ya es un discípulo del Señor que lleva en su vientre. El acontecimiento del nacimiento de Jesús comenzó así, con un simple gesto de caridad; Además, la auténtica caridad es siempre el fruto del amor de Dios. El evangelio de la visita de María a Isabel  que escuchamos hoy en la misa, nos prepara para vivir bien la Navidad, comunicándonos el dinamismo de la fe y de la caridad. Este dinamismo es obra del Espíritu Santo: el Espíritu de amor que fecundó el vientre virginal de María y que la instó a acudir al servicio de su anciana pariente.
Un dinamismo lleno de alegría, como se ve en el encuentro entre las dos madres, que es todo un himno de regocijo gozoso en el Señor, que hace grandes cosas con los pequeños que confían en Él. Que la Virgen María nos brinde la gracia de vivir una Navidad extrovertida pero no dispersa: que en el centro no esté nuestro “Yo”, sino el Tú de nuestros hermanos y hermanas, especialmente aquellos que necesitan una mano. Entonces dejaremos espacio para el amor que, incluso hoy, quiere hacerse carne y venir a vivir entre nosotros.


Maria de les nits estrellades
ensenyeu-nos a mirar a través dels vostres ulls.
Maria del cel blau i net
ensenyeu-nos l'amabilitat i la joia de donar-nos.
Maria de les valls i les muntanyes
ensenyeu-nos a contemplar les obres de Déu.
Maria dels boscos i les prades
ensenyeu-nos de conviure en la pau.
Maria de l'ordi i del blat,
ensenyeu-nos de treballar i d'agrair.
Maria de la solitud i del desert,
ensenyeu-nos d'acollir i de pregar.
Maria de les flors i els fruits,
ensenyeu-nos la senzillesa en el bon obrar.
Maria de la quietud i de la serenor
ensenyeu-nos d'escoltar i de saber esperar.
Maria, noia de Natzaret,
ensenyeu-nos la solidaritat i el perdó.
Mare de l'amor més clar,
ensenyeu-nos d'estimar Déu i el proïsme.

Santa María, Madre de la Misericordia,
eres feliz porque creíste que para Dios nada es imposible:
que nuestra fe se parezca cada vez más, a la tuya.
Tu María, Madre de la Misericordia,
dijiste un SÍ que llenó toda tu vida,
confiaste en la Palabra del Señor,
y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros:
enseñanos a aceptar lo que Él nos pida.
Tu María, Madre de la Misericordia, viviste unida a Jesús,
pobre y humilde, sufriste con Él:
ayúdanos en las dificultades.
Tu María, Madre de la Misericordia,
amaste a Jesús como nadie le amó:
que vuestro amor llene nuestras vidas,
y nos enseñe el camino de la compasión y de la misericordia.
Tu María, Madre de la Misericordia, seguiste a Jesús hasta la Cruz,
y allí El te señaló como nuestra Madre: concédenos que, cada día,
vivamos más unidos a Jesús, misericordiosos
como nuestro Padre, el Buen Dios, es misericordioso.
Madre del Adviento, Virgen de la Esperanza,
Madre de la Misericordia, ruega por nosotros. Amén.

Posar-se en camí,
és primerament, sortir d’un mateix.
Trencar la cuirassa de l’egoisme
que intenta apresonar-nos en el nostre propi JO
Posar-se en camí
és deixar de donar voltes al voltant d’un mateix,
com si aquest fos el centre del món i de la vida.
Posar-se en camí
és no deixar-se empresonar
pels problemes del meu petit món.
La humanitat és molt més gran
que el meu petit món.
I és ella que ens clama des dels febles.
Posar-se en camí
no és necessàriament fer molts quilòmetres,
travessar els mars,
o arribar a velocitats supersòniques.
Posar-se en camí, és sobretot,obrir-se als altres,
anar-los a trobar, descobrir els seus rostres.
Posar-se en camí és obrir-se a altres idees,
fins a les que ens semblen oposades a les nostres.
Aquest és el tarannà d’un bon caminant.
                       (Dom Helder Càmara)


Quien quiera ser anuncio,
tiene que saber comulgar
con todos los que son
portadores del mensaje.
Quien quiera ser anuncio,
debe osar entrar en el silencio,
viajar hasta su propio interior
para que la palabra
le llegue al corazón.
Quien quiera ser anuncio
ha de compartir gratuitamente
todo lo que así ha recibido.
Caminar con los que buscan la luz
tal vez sin siquiera conocerla.
Quien quiera ser anuncio
tiene que entregarse
en soledad o en compañía
a todos, sin excepción.
María del si incondicional,
María de la esperanza y del amor.
Enséñanos a ser verdadero anuncio de liberación.



Madre del Mesías Salvador,
que nazca Jesús en nosotros.
Acércanos a tu hijo
para que nos llene de su presencia
y llegue el Espíritu
a nuestras comunidades, a nuestro corazón.
Enséñanos a vivir un Adviento solidario,
siguiendo tus pasos, María,
para estar cerca del que sufre y pasa necesidad.
Ayúdanos a vivir, en la práctica,
las actitudes que tú nos enseñas,
con tu ejemplo sencillo, solidario y cercano.
¡Santa María, que llevemos a Jesús!


● Santa Maria, Mare de l’Advent,
ensenya’ns a preparar el camí a Jesús
com tu el vares preparar.
● Ensenya’ns a alliberar el nostre cor
de tants lligams que l’esclavitzen,
per tal de poder escoltar l’anunci de l’àngel
i respondre el nostre si sincer.
Ensenya’ns a respondre al Senyor:
“Faci’s en mi segons la vostra voluntat”.
● Ensenya’ns a estar sempre disponibles,
a assumir el risc del compromís,
i caminar, com tu, cap a Ain Karem,
cap a les periferies del món,
a fer-nos servei pel qui ens necessita.
● María, Mare de l’Advent,
guia’ns vers el Betlem de la nostra vida,
perquè també nosaltres fem néixer Jesús,
en cada paraula i en cada gest.
Veniu, Senyor, Jesús!

--------------------------------------------------------------------------------------------------Ja tenim la Llum de Betlem a la parròquia:




diumenge, 16 de desembre del 2018

3r ADVENT 2018

ADVENT'2018



Aprendre l'esperança!



● Vivir alegres
y preparar la venida al Señor.
Él es sentido para nuestras vidas.
En nuestros desiertos clama una voz.
● Se anuncia la buena noticia:
el Señor llega.
Preparad los caminos, porque ya se acerca.
Él es el Mesías, el Libertador.
● Cuando encendemos estas tres velas
cada uno de nosotros
quiere ser luz que refleje
el Mundo Nuevo de mañana.
 Y, especialmente,
encendiendo la amarilla,
expresamos la alegría
por la proximidad de la salvación;
● la alegría por la Vida
que en Jesús se nos ofrece;
la alegría por una historia y un mundo
que pueden ser realmente nuevos.
¡ Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!






Lectura primera So 3,14-18a
"No tinguis por, Sió, no deixis caure les mans; 
el Senyor, el teu Déu, el tens a dintre, com a Salvador poderós;
 per tu s'ha transportat d'alegria,
 et renova el seu amor,"


Lectura segona Fl 4,4-7
El Senyor és a prop
Germans, viviu sempre contents en el Senyor; 
ho repeteixo, viviu contents. 
Que tothom us conegui com a gent de bon tracte.
 El Senyor és a prop.



Lectura de l'evangeli segons sant Lluc                                            Lc 3,10-18
En aquell temps, la gent preguntava a Joan: «Així, doncs, què hem de fer?». Ell els responia: «Qui tingui dos vestits, que en doni al qui no en té, i qui tingui menjar, que el comparteixi també amb els altres». Entre els qui anaven a fer-se batejar hi havia també uns cobradors d'impostos que li deien: «I nosaltres, mestre, què hem de fer?». Ell els contestà: «No exigiu més del que està establert». Igualment uns guardes li preguntaven: «Què hem de fer també nosaltres?». Ell els deia: «No forceu ningú amenaçant de maltractar-lo o de denunciar-lo; acontenteu-vos de la vostra soldada».
La gent, que vivia en l'expectació, sospitava si Joan no fóra potser el Messies. Ell respongué dient a tothom «Jo us batejo només amb aigua, però ve el qui és més poderós que jo, tan poderós que no sóc digne ni de deslligar-li el calçat. Ell us batejarà amb l'Esperit Sant i amb foc. Ja té la pala a les mans per ventar la seva era; el blat, l'entrarà al seu graner, però la palla, la cremarà en un foc que no s'apaga». Amb aquestes i moltes altres exhortacions, Joan anunciava al poble la bona nova.



Señor, enséñanos a TENER...
...suficiente alegría para ser siempre amables;
...suficiente dolor para ser siempre humanos;
...suficiente esperanza para ser felices;
...suficientes fracasos para ser humildes;
...suficientes éxitos para ser entusiastas;
...suficientes amigos para echar una mano;
...suficientes enemigos para amar de verdad;
...suficiente compromiso para ser fraternales;
...suficiente fe para crecer en esperanza y amor.
Señor, ayúdanos a vivir lo más posibleNen tu Amor,
para SER hombres y mujeres nuevos, gente de tu Reino.


Senyor de l’Advent,
ensenyeu-nos els vostres camins.
Que sapiguem viure
les actituds de l’ésser humà nou.
Que sapiguem viure per als altres,
en la solidaritat i la pràctica del bé.
Doneu-nos forces per expressar
amb obres de conversió.
Que obrim les nostres mans
per ajudar al qui ho necessita
i obrim el nostre cor
per acollir a l’Infant que neix .

Haznos una comunidad alegre
● Señor Jesús,
haznos una comunidad abierta, confiada y pacífica,
invadida por el gozo del Espíritu Santo.
● Una comunidad entusiasta,
que sepa cantar a la vida, vibrar ante la belleza,
estremecerse ante el misterio.
● Una comunidad,
que llevemos la fiesta en el corazón
aunque sintamos la presencia del dolor
en nuestro camino,
porque sabemos, Cristo Resucitado,
que Tú has vencido el dolor y la muerte.
● Que no nos acobarden las tensiones,
ni nos ahogen los conflictos
que puedan surgir entre nosotros,
porque contamos, en nuestra debilidad,
con la fuerza creadora y renovadora de tu Espíritu.
● Regala, Señor, a esta familia tuya,
una gran dosis de buen humor
para que sepa desdramatizar
las situaciones difíciles
y sonreír abiertamente a la vida.
● Haznos expertos en deshacer nudos
y en romper cadenas,
en abrir surcos y en arrojar semillas,
en curar heridas y en mantenir viva la esperanza.
● Y concédenos ser en nuestro mundo,
a veces, abatido por la tristeza,
testigos y profetas de la verdadera alegría.


ORACIÓN: «MAESTRO, ¿QUÉ HACEMOS NOSOTROS?»
(Lc 3, 10-18)

Para que todos vean la salvación de Dios,
que el que tenga dos túnicas o comida sobrante,
que comparta con el que no tiene;
el que recauda no exija más de lo establecido;
los que tienen algún tipo de autoridad,
no se aprovechen de ella para enriquecerse.
Y nosotros... hombres y mujeres de esta época:
danos a entender qué debemos hacer, aquí y ahora,
para que esta Navidad sea una experiencia salvadora.
Sin duda que tenemos que compartir:
nos sobra ropa, cosas, comida;
entre nosotros hay personas que lo necesitan.
Que el fuego de tu Espíritu queme nuestros vicios:
el egoísmo que nos hace soberbios y vengativos,
la envidia que se fija sólo en los defectos,
la pereza que nos arrastra a la comodidad insensible,
la avaricia que nos impide compartir.
¿Hay personas que esperan mi visita?
¿enfermos...? ¿solos...? ¿olvidados de mi afecto?
Me haré presente a ellos estas Navidades.
Ven, Señor Jesús, y visita mi casa, mi familia:
habla con cada uno de nosotros;
fortalécenos en tu amor,
danos tu alegría y tu esperanza,
ayúdanos a ser fieles junto a la cruz de cada día.
Que tu venida nos ilusione de nuevo y nos renueve,
que nos levante la mirada más allá de nosotros mismos;
que nos haga ver lo bueno que hay en los demás;
que nos dé perspectiva de futuro
siempre abierto por el corazón del Padre Dios.
                                                       Rufo González Pérez


MI ALEGRÍA ERES TÚ, SEÑOR
Vienes en silencio y tus pasos, Señor,
producen en mí, calma, seguridad y paz.
Necesito, Señor, un poco de tu mundo:
De tu gozo, para mi corazón triste
De tu alegría, para mi alma esquiva
De tu mano, en mis caminos inciertos
¡VEN, SEÑOR!
Y hazme recuperar la alegría perdida
El gusto por vivir, despertando cada mañana
La esperanza en tanta hora triste
Porque Tú, Señor, eres alegría
haz que mis dos ojos brillen
con el resplandor de la felicidad
con el encanto de la fe
con la virtud de la caridad
MI ALEGRÍA ERES TÚ, SEÑOR
Porque vienes y te sientas a mi lado
Porque compartes mi condición humana
sabiendo lo frío, que tantas veces,
se encuentra mi corazón y mi pensamiento.
Porque, siendo Dios, apuestas fuerte por mí
Porque, estando en el cielo,
plantas tu tienda
en medio de tanta incertidumbre y viento
que sacude a nuestro viejo mundo
MI ALEGRÍA ERES TÚ, SEÑOR
Por eso te doy gracias y bendigo tu nombre
Espero tu llegada y preparo mi interior
Anhelo la Noche Santa de la Navidad
y afino las cuerdas de mi alma,
 con la verdad, la espera, el silencio,
la humildad o la vigilancia.
Sólo sé, mi Señor, que mi alegría
con tu llegada y por tu Nacimiento
eres Tú, Señor. Amén
                    (www.betania.es)

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S’acosten ja, Pare, 
     els dies joiosos del naixement del vostre Fill.
Feu que ens hi preparem amb alegria, 
     i amb un gran desig de dur, amb la nostra manera d’actuar, 
     aquesta alegria a tots els nostres germans i germanes.
Per nostre Senyor Jesucrist, el vostre Fill, 
     que amb vós viu i regna en la unitat de l’Esperit Sant, 
             Déu, pels segles dels segles. Amén






diumenge, 9 de desembre del 2018

2n ADVENT 2018

ADVENT'2018


Aprendre l'esperança!


CORONA D’ADVENT 

Los profetas
mantenían encendida
la esperanza de Israel
y los pobres del mundo
anhelan la liberación.
Nosotros,
como símbolo de la nueva justicia,
encendemos estas dos velas,
ESPECIALMENTE LA MORADA,
SIGNO DE NUESTRA NECESIDAD
DE CONVERSIÓN.
Que cada uno de nosotros, Señor,
sea tierra preparada,
como Juan Bautista,
para que sepamos abrir
en nuestra vida
y en nuestro mundo,
nuevas rutas al Señor.
Caminos de justicia y de paz.
¡Ven pronto, Señor!
¡Ven, Salvador!


Lectura primera Ba 5,1-9
Déu farà que es vegi pertot arreu la teva resplendor



Lectura segona Fl 1,4-6.8-11
Déu, que ha començat en vosaltres un bon treball,
acabarà de dur-lo a terme fins al dia de Jesucrist.


LECTURA DE L'EVANGELI SEGONS SANT LLUC 
L'any quinzè del regnat de l'emperador Tiberi, mentre Ponç Pilat era procurador romà de la Judea, Herodes era tetrarca de Galilea, Felip, el seu germà ho era d'Iturea i de la regió de Traconítida, i Lisànies ho era d'Abilena, durant el pontificat d'Anàs i Caifàs, Joan, fill de Zacaries, rebé la paraula de Déu al desert, i anà per tota la comarca del Jordà predicant un baptisme de conversió per obtenir el perdó dels pecats.
Complia el que hi ha escrit al llibre del profeta Isaïes: «Una veu crida en el desert: Obriu una ruta al Senyor, aplaneu-li el camí. S'alçaran les fondalades i s'abaixaran les muntanyes i els turons, la serralada es tornarà una plana, i el terreny escabrós serà una vall, i tothom veurà la salvació de Déu».
                                                                              (Lc 3,1-6)


MEDITACIÓN

vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías en el desierto.
¿Qué tiempos y espacios aprovecho para “hacer desierto” y encontrarme conmigo mismo y con Dios?
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados.
¿Cuál es la conversión a la que Dios me está llamando en este momento? ¿Qué conversión pastoral está pidiendo el Señor a nuestra parroquia?
Voz que grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos…
¿Cuáles son los desiertos actuales que necesitan una voz esperanzada? ¿Qué caminos he de preparar para que el Señor se haga presente: el camino del encuentro, de la solidaridad, de la acogida, del perdón, de la confianza, de la comunicación, de la amistad…?
Los valles serán rellenados, los montes y colinas serán rebajados; lo torcido será enderezado, lo escabroso será camino llano.
¿Cuáles son los vacíos de mi vida que he de rellenar? ¿Qué actitudes he de pulir y rebajar? ¿Qué dimensiones de mi vida y de mi parroquia están torcidas e impiden vivir como auténticos discípulos misioneros?
Y toda carne verá la salvación de Dios.
¿A quién he de “llegar” para proponerles la Buena Noticia de Jesucristo? ¿Estoy siendo, está siendo mi parroquia una auténtica comunidad misionera, en salida constante? ¿Qué cambios me está pidiendo en este momento el Señor a mí personalmente y a mi parroquia, para ser de verdad una parroquia en salida?
(Dossier ACG «Anunciemos con alegría. Adviento 2018»)




Señor,
cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado..
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien;
cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan,
dame alguien que necesite de mi comprensión;
cuando sienta necesidad de que cuiden de mí,
dame alguien a quien pueda atender;
cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
dales, a través de nuestras manos, no solo el pan de cada día,
también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.
                                             Santa Teresa de Calcuta


Necesitamos conversión, Señor,
cambiar el corazón, revisar la vida,
reconocer errores y egoísmos…
para vivir en tu presencia,
para escuchar tu voz.
Necesitamos conversión, Señor,
aprender a discernir, descubrir tus exigencias,
asumir el Evangelio con toda la vida.
Necesitamos conversión, Señor, ayúdanos...
danos tu espíritu... como María,
para hacer nacer a Dios en nosotros,
para dar a luz a Jesús a nuestro alrededor.
                              Marcelo A. Murúa


Tú, Padre, siempre estás enviando profetas:
Los que llaman al compromiso por la justicia:
nos ayudan a “igualar lo escabroso”
eliminando las desigualdades injustas,
buscando libertad para los oprimidos,
pan para los necesitados,
acogida y amor para todos.
Profetas que nos incitan a un mundo habitable
ahora y en el futuro.
Profetas que nos llaman a la austeridad solidaria,
nos invitan a comer y beber con mesura,
a vestir sin exceso de adornos,
a consumir teniendo presente que haya para todos.
Profetas que nos llaman al “autodominio”:
nos hacen conscientes de nuestros límites,
nos ayudan a respetarlos y acogerlos con ternura,
nos aportan serenidad, y paz de espíritu,
nos llevan hacia la verdadera libertad:
evitando el consumo compulsivo que genera injusticia.
Cristo Jesús: Ayúdanos a preparar tu venida.
Que descubramos nuestros caminos hacia Ti.
Que seamos capaces de suprimir los vacíos,
superar el desaliento,
evitar las ambiciones exageradas,
corregir humildemente lo negativo,
eliminar la desigualdad injusta.
Que tu voz resuene en el desierto de nuestro corazón.
¡Ven pronto, Señor!


TU TIENES PROMESAS VERDADERAS
¡Ven, Señor, y no tardes demasiado!
Estamos cansados de tantas promesas falsas
A cada momento nos asaltan dudas,
incertidumbres, fracasos, bofetadas,
traiciones, desencuentros, engaños.
¡Ven, Señor, no te demores!
Pensamos haber atinado el futuro,
y estamos inmersos en demasiados fracasos.
Creemos ser portadores de humanidad,
y aniquilamos, una y otra vez,
inocentes y víctimas de nuestro vivir egoista.
¡Ven, Señor, no retrases tu llegada!
Porque, entre otras cosas, sentimos que la tiniebla
se impone con más rapidez que la misma luz,
que los engaños se disparan a más velocidad
que la verdad que pide y exige el hombre
¡Ven, Señor, y endereza nuestros caminos!
Haznos buscar un desierto en el que hablarte
Un desierto en el que encontrarte
Un desierto en el que buscarte
Un desierto en el cual poder escucharte
¡Ven, Señor, y allana nuestros senderos!
Rebaja nuestro orgullo, para conquistarte con humildad
Alisa nuestra dispersión, para quererte sólo a Ti
Pule nuestro vivir, para que tengas más cabida en él
¡Ven, Señor, y no aplaces tu vuelta!
Entre otras cosas, porque cada día que pasa,
sentimos que el mundo está más herido de muerte
si Tú le faltas por dentro
si Tú no le envías tu esperanza y tu aliento
¡Ven, Señor, y acelera tu llegada!

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Déu nostre, 
que cada any ens convideu a esperar amb goig 
               la vinguda del vostre Fill 
   i ens crideu a rebre’l amb conversió de cor.
Us demanem que aquest diumenge, un cop més, 
la veu de Joan Baptista, la veu que crida en el desert, 
         sacsegi el nostre esperit 
i ens mogui a créixer en la fidelitat a l’Evangeli.
Per nostre Senyor Jesucrist, el vostre Fill, 
que amb vós viu i regna en la unitat de l’Esperit Sant, 
            Déu, pels segles dels segles. 

dilluns, 3 de desembre del 2018

1er ADVENT 2018

ADVENT'2018

Aprendre l'esperança!


● Encendemos, esta luz,
este primer domingo de adviento
como aquél que permanece en vela,
esperando para salir al encuentro
del Señor que ya viene.
       UNA VELA VERDE
es signo de nuestra esperanza.
Tu Señor Jesús vienes a nosotros.
Muchas sombras nos envuelven.
Muchos halagos nos adormecen.
En esta primera semana de adviento,
queremos estar atentos y preparados,
como María, Madre de la esperanza,
para acoger al mensajero
que nos trae la mejor noticia,
la paz más profunda
y la alegría más verdadera.
¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!



Lectura primera Jr 33,14-16
Faré néixer a David un plançó bo


Salm responsorial 24,4-5ab.8-9.10 i 14 (R.: 1b)

 



Lectura segona 1Te 3,12;4,2
Que el Senyor refermi els vostres cors
per al dia que vingui Jesús, el nostre Senyor



Evangeli Lc 21,25-28.34-36
Molt aviat sereu alliberats
Lectura de l'evangeli segons sant Lluc
En aquell temps, deia Jesús als deixebles: «Hi haurà prodigis al sol, a la lluna i a les estrelles. A la terra, les nacions viuran amb l'ai al cor, esverades pels bramuls de la mar embravida. La gent perdrà l'alè de por, pensant en els desastres que sobrevindran arreu del món, perquè fins l'estelada del cel trontollarà. Llavors veuran venir el Fill de l'home sobre un núvol, amb poder i amb una gran majestat. Quan tot això comenci a succeir, alceu el cap ben alt, perquè molt aviat sereu alliberats.
Estigueu atents sobre vosaltres: Que l'excés de menjar i beure o la preocupació dels negocis no afeixugués el vostre cor i us trobéssiu a sobre aquell dia de cop i volta, perquè vindrà, segur, com un llaç, per a tothom, sigui on sigui de la terra. Estigueu alerta pregant en tota ocasió i demanant que pugueu sortir-vos-en, de tot això que ha de succeir, i us pugueu mantenir drets davant el Fill de l'home».



Fes-nos, Pare, el do de l'esperança...
sense l'esperança la fe seria només una il·lusió,
sense esperança, la caritat seria només una acció,
sense esperança, la justícia seria només un simple llei.

Fes-nos, Pare, el do de l'esperança...
sense l'esperança la humilitat es tornaria derrotisme,
sense esperança la paciència es tornaria fatalisme,
sense esperança la obediència seria servilisme.

Fes-nos, Pare, el do de l'esperança...
sense ella la fortalesa es tornaria esclavatge,
sense ella l'oració es tornaria simple evasió,
sense ella la solidaritat es tornaria cansament

Fes-nos, Pare, el do de l'esperança...
renoveu el nostre cor...
...perquè preparem el Mon Nou,
...perquè Jesús arribi a néixer de ple en les nostres vides,
...perquè el nostre advent ens porti a un veritable Nadal.
Veniu, Senyor Jesús !


SI ESTOY SENTADO, LEVÁNTAME, SEÑOR
Si dudo de tus promesas; levanta mi fe, Señor
Si aumentan mis pesares; alza mi ánimo, Señor
Si me acosan mil dificultades;
haz inmensa mi fortaleza, Señor
Si mi interior se acobarda; reaviva mi espíritu, Señor
Si me ciegan los ídolos;
dirige mi vista hacia Ti, Señor
Si me enloquece la apariencia;
lleva mi corazón a Ti, Señor
Si mi cabeza se inclina; sostenla para poder verte
Si me encuentro esclavo;
rompe mis cadenas para poder caminar
Si me encierro en mí mismo;
reorienta mi alma hacia Ti, Señor
Si me conformo con lo que veo;
recupera mi afán de buscarte
Si sufro por la ansiedad;
alimenta en mí la conformidad
Si prefiero la comodidad;
llámame y ponme en pie, Señor
Si duermo y no te espero;
abre mis ojos y despiértame, Señor
Si me despisto y no te busco;
espabílame y condúceme, Señor
Si me equivoco de dirección;
recondúceme y reoriéntame, Señor
Si prefiero otros señores;
háblame y hazme ver tu grandeza
Si no tengo miedo a nada;
dame fe y dame tu santo temor
Si me creo único e invencible;
acércate y dame humildad
Si pasa el tiempo y desespero;
ayúdame y ven a mi encuentro en Navidad
                                   Amén.


¡Vamos, levantaos, se acerca vuestra liberación!
Hay signos a vuestro alrededor.
¿No los veis en el barrio, en la fábrica,
en la comunidad, en vuestra propia casa
y en vosotros mismos sin ir más lejos?
Restregaos los ojos,
mirad con esperanza el horizonte,
escuchad las buenas nuevas,
dejaos despertar por la brisa.
¡Dios está cerca!
¡Venga, levantaos, alzad la cabeza!
La gente se angustia por todo
y anda sin aliento, dando tumbos
de acá para allá, viviendo sin vivir,
echando a perder tu vida.
Se desviven en fuegos fatuos,
en espejismos de desierto
en vagas añoranzas.
recobrad el aliento.
¡Dios está cerca!
¡Ánimo, levantaos y permaneced despiertos!
No se os embote la mente o desboque el corazón
con tanta preocupación sobreañadida:
qué os pasará, qué haréis,
cuánto ganaréis, gastaréis,
cuándo sucederá y por qué,
cómo escaparéis de la red de la moda
o de la fiebre de las rebajas.
Nadad contra corriente.
¡Dios está cerca!
¡Hala, levantaos, y poneos en marcha con ilusión renovada!
Otead el horizonte.
Vivid atentos a los susurros,
a los lloros, gritos y risas
de la humanidad entera.
Dios está cerca.
Brotad a la vida.
Dejad lo vano y lo estéril.
Pedid fuerza para la espera.
¡Dios está cerca!
                                             Ulibarri, Fl.


 VEN, SEÑOR,... TE NECESITAMOS
Baja, Señor de los cielos.
Tienes que bajar.
Lo hiciste hace ya más de dos mil años.
Pero aún tienes que bajar.
Hay mil millones de razones.
Baja, Señor, y hazte pan;
baja, Señor, y hazte viento de libertad;
baja y hazte paloma blanca de paz;
baja, Señor, como gracia y alegría,
como ternura y cercanía,
como perfume y canción,
como medicina de amor.
¡Mil millones de hambrientos y heridos!
¡Mil millones de esclavos y rechazados!
Que se abran los cielos y lluevatu benevolencia sin límites, Señor.
Envuelve el mundo en tu misericordia
y haznos partícipes de tu divinidad.
Baja, Señor de los cielos,
para encarnarte en nosotros.
Baja y enséñanos a vivir como hermanos
trabajando por un mundo de justicia y de paz.
Baja, Señor, te esperamos.
¡Te necesitamos!



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Déu de l’amor, Pare dels pobres:
   comencem avui el temps d’Advent, 
  el temps de preparació de la vinguda de Jesús el vostre Fill: 
    la seva vinguda fet infant pobre allà a Betlem,
    la seva vinguda constant en la nostra vida de cada dia,
    la seva vinguda al final de la història, 
        quan acollirà en el seu Regne tota la humanitat redimida.
Us preguem, Déu de l’amor, 
    que aquest temps que comencem 
                   renovi la nostra fe i la nostra esperança, 
    per aprendre a ser cada cop més fidels deixebles 
                    del vostre Fill que ve enmig nostre.
Ell, que amb vós viu i regna en la unitat de l’Esperit Sant, Déu, 
                            pels segles dels segles.