dissabte, 28 de desembre del 2019

NADAL'2019



DE TOT COR, BON NADAL!!!




" avui, a la ciutat de David, 
us ha nascut un salvador, que és el Messies, el Senyor.
Això us servirà de senyal: trobareu un infant 

faixat amb bolquers i posat en una menjadora. "                                                          (Lc 2, 11-12)

"Hoy os ha nacido en el pueblo de David 

un salvador, que es el Mesías, el Señor.
Como señal, encontraréis al niño envuelto 

en pañales y acostado en un pesebre.” 

 انه ولد لكم اليوم في مدينة داود مخلّص هو المسيح الرب."
" وهذه لكم العلامة تجدون طفلا مقمطا مضجعا في مذود.

"C`est qu`aujourd`hui, dans la ville de David,

 il vous est né un Sauveur, qui est le Christ, le Seigneur.
Et voici à quel signe vous le reconnaîtrez: 

vous trouverez un enfant emmailloté et couché dans une crèche."

"This very day in King David's hometown 

a Savior was born for you. He is Christ the Lord.
You will know who he is, because you will find him 

dressed in baby clothes and lying on a bed of hay.” 

  1. 今 天在達味城中,為你們誕生了一位救世者,他是主默西亞。
  2. 這 是給你們的記號:你們將要看見一個嬰兒,裹著襁褓,躺在馬槽裏。



   "Mentre eren allà 
   es van complir els dies 
   i va néixer el seu fill, el primogènit. 
   Ella l'embolcallà 
   i el posà en una menjadora, 
   perquè no havien trobat lloc a l'hostal." 
                                                    (Lc 2, 6-7)
¡HA ABIERTO SUS PUERTAS!
¡Sí! ¡El cielo ha abierto sus puertas!
Y, a través de ellas,
ha descendido lo que en Dios habita: EL AMOR
¡Si! ¡El cielo ha abierto sus puertas!
Y, cruzándolas con amor sin igual,
el amor se ha hecho carne y se ha convertido en luz
Luz que se ha encarnado
Luz que se ha abajado
Luz que se ha transformado en Niño
Luz que, en la oscuridad, es resplandor de Dios
¡Sí! ¡El cielo ha abierto sus puertas!
Dios, no ha querido quedarse encerrado en el cielo
ha querido hacerse Niño para estar entre nosotros
para llorar, cuando lloremos
o sonreír, cuando estemos alegres
para animarnos, cuando estemos por los suelos
¡Sí! ¡El cielo ha abierto sus puertas!
Y, al abrirlas Dios de esta manera,
nos enseña que, para entrar por ellas,
hay que aprender, hacerse y ser niño
Y, al abrirlas Dios tan sorprendentemente
nos enseña un sendero de paz y de amor
los caminos de la humildad y la sencillez.
¡Sí! ¡El cielo ha abierto sus puertas!
Pero ¿Habrá abierto sus ventanas el ser humano?
¿Tendrá sus ventanas abiertas el mundo?
Si el cielo ha abierto sus puertas,
es porque Dios, tiene algo que dar y algo que recibir:
Nos da a Jesús, que es lo más grande que posee
y, como respuesta, nuestra fe es lo único que espera.
¡Sí! ¡Porque el cielo ha abierto sus puertas es Navidad!
Los pobres, ya no lo son tanto
La paz, es posible alcanzarla mirando hacia el cielo
Las tinieblas, tienen sus días contados
El ser humano, tiene su futuro asegurado: ¡Dios!
¿Por qué abre el cielo sus puertas siendo Dios tan poderoso?
Porque Dios, ante todo, es amor
Porque Dios, sobre todo, es servicio y entrega
Porque Dios, ante la injusticia, es justo y misericordioso
Porque Dios, ante la mentira, es inocencia y verdad
Si el cielo, ha abierto sus puertas…
¡Abramos nosotros las nuestras! ¡Dios quiere entrar por ellas!

NATIVIDAD del SEÑOR - Misa de Nochebuena.
HOMILÍA del SANTO PADRE FRANCISCO
Basílica Vaticana - Martes, 24 de diciembre de 2019
 
«El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande» (Is 9,1). Esta profecía de la primera lectura se realizó en el Evangelio. De hecho, mientras los pastores velaban de noche en sus campos, «la gloria del Señor los envolvió de claridad» (Lc 2,9). En la noche de la tierra apareció una luz del cielo. ¿Qué significa esta luz surgida en la oscuridad? Nos lo sugiere el apóstol Pablo, que nos dijo: «Se ha manifestado la gracia de Dios». La gracia de Dios, «que trae la salvación para todos los hombres» (Tt 2,11), ha envuelto al mundo esta noche.
Pero, ¿qué es esta gracia? Es el amor divino, el amor que transforma la vida, renueva la historia, libera del mal, infunde paz y alegría. En esta noche, el amor de Dios se ha mostrado a nosotros: es Jesús. En Jesús, el Altísimo se hizo pequeño para ser amado por nosotros. En Jesús, Dios se hizo Niño, para dejarse abrazar por nosotros. Pero, podemos todavía preguntarnos, ¿por qué san Pablo llama “gracia” a la venida de Dios al mundo? Para decirnos que es completamente gratuita. Mientras que aquí en la tierra todo parece responder a la lógica de dar para tener, Dios llega gratis. Su amor no es negociable: no hemos hecho nada para merecerlo y nunca podremos recompensarlo.
Se ha manifestado la gracia de Dios. En esta noche nos damos cuenta de que, aunque no estábamos a la altura, Él se hizo pequeñez para nosotros; mientras andábamos ocupados en nuestros asuntos, Él vino entre nosotros. La Navidad nos recuerda que Dios sigue amando a cada hombre, incluso al peor. A mí, a ti, a cada uno de nosotros, Él nos dice hoy: “Te amo y siempre te amaré, eres precioso a mis ojos”. Dios no te ama porque piensas correctamente y te comportas bien; Él te ama y basta. Su amor es incondicional, no depende de ti. Puede que tengas ideas equivocadas, que hayas hecho de las tuyas; sin embargo, el Señor no deja de amarte. ¿Cuántas veces pensamos que Dios es bueno si nosotros somos buenos, y que nos castiga si somos malos? Pero no es así. Aun en nuestros pecados continúa amándonos. Su amor no cambia, no es quisquilloso; es fiel, es paciente. Este es el regalo que encontramos en Navidad: descubrimos con asombro que el Señor es toda la gratuidad posible, toda la ternura posible. Su gloria no nos deslumbra, su presencia no nos asusta. Nació pobre de todo, para conquistarnos con la riqueza de su amor.
Se ha manifestado la gracia de Dios. Gracia es sinónimo de belleza. En esta noche, redescubrimos en la belleza del amor de Dios, también nuestra belleza, porque somos los amados de Dios. En el bien y en el mal, en la salud y en la enfermedad, felices o tristes, a sus ojos nos vemos hermosos: no por lo que hacemos sino por lo que somos. Hay en nosotros una belleza indeleble, intangible; una belleza irreprimible que es el núcleo de nuestro ser. Dios nos lo recuerda hoy, tomando con amor nuestra humanidad y haciéndola suya, “desposándose con ella” para siempre.
De hecho, la «gran alegría» anunciada a los pastores esta noche es «para todo el pueblo». En aquellos pastores, que ciertamente no eran santos, también estamos nosotros, con nuestras flaquezas y debilidades. Así como los llamó a ellos, Dios también nos llama a nosotros, porque nos ama. Y, en las noches de la vida, a nosotros como a ellos nos dice: «No temáis» (Lc 2,10). ¡Ánimo, no hay que perder la confianza, no hay que perder la esperanza, no hay que pensar que amar es tiempo perdido! En esta noche, el amor venció al miedo, apareció una nueva esperanza, la luz amable de Dios venció la oscuridad de la arrogancia humana. ¡Humanidad, Dios te ama, se hizo hombre por ti, ya no estás sola!
Queridos hermanos y hermanas: ¿Qué hacer ante esta gracia? Una sola cosa: acoger el don. Antes de ir en busca de Dios, dejémonos buscar por Él. No partamos de nuestras capacidades, sino de su gracia, porque Él es Jesús, el Salvador. Pongamos nuestra mirada en el Niño y dejémonos envolver por su ternura. Ya no tendremos más excusas para no dejarnos amar por Él: Lo que sale mal en la vida, lo que no funciona en la Iglesia, lo que no va bien en el mundo ya no será una justificación. Pasará a un segundo plano, porque frente al amor excesivo de Jesús, que es todo mansedumbre y cercanía, no hay excusas. La pregunta que surge en Navidad es: “¿Me dejo amar por Dios? ¿Me abandono a su amor que viene a salvarme?”.
Un regalo así, tan grande, merece mucha gratitud. Acoger la gracia es saber agradecer. Pero nuestras vidas a menudo transcurren lejos de la gratitud. Hoy es el día adecuado para acercarse al sagrario, al belén, al pesebre, para agradecer. Acojamos el don que es Jesús, para luego transformarnos en don como Jesús. Convertirse en don es dar sentido a la vida y es la mejor manera de cambiar el mundo: cambiamos nosotros, cambia la Iglesia, cambia la historia cuando comenzamos a no querer cambiar a los otros, sino a nosotros mismos, haciendo de nuestra vida un don.
Jesús nos lo manifiesta esta noche. No cambió la historia constriñendo a alguien o a fuerza de palabras, sino con el don de su vida. No esperó a que fuéramos buenos para amarnos, sino que se dio a nosotros gratuitamente. Tampoco nosotros podemos esperar que el prójimo cambie para hacerle el bien, que la Iglesia sea perfecta para amarla, que los demás nos tengan consideración para servirlos. Empecemos nosotros. Así es como se acoge el don de la gracia. Y la santidad no es sino custodiar esta gratuidad.
Una hermosa leyenda cuenta que, cuando Jesús nació, los pastores corrían hacia la gruta llevando muchos regalos. Cada uno llevaba lo que tenía: unos, el fruto de su trabajo, otros, algo de valor. Pero mientras todos los pastores se esforzaban, con generosidad, en llevar lo mejor, había uno que no tenía nada. Era muy pobre, no tenía nada que ofrecer. Y mientras los demás competían en presentar sus regalos, él se mantenía apartado, con vergüenza. En un determinado momento, san José y la Virgen se vieron en dificultad para recibir todos los regalos, sobre todo María, que debía tener en brazos al Niño. Entonces, viendo a aquel pastor con las manos vacías, le pidió que se acercara. Y le puso a Jesús en sus manos. El pastor, tomándolo, se dio cuenta de que había recibido lo que no se merecía, que tenía entre sus brazos el regalo más grande de la historia. Se miró las manos, y esas manos que le parecían siempre vacías se habían convertido en la cuna de Dios. Se sintió amado y, superando la vergüenza, comenzó a mostrar a Jesús a los otros, porque no podía sólo quedarse para él el regalo de los regalos.
Querido hermano, querida hermana: Si tus manos te parecen vacías, si ves tu corazón pobre en amor, esta noche es para ti. Se ha manifestado la gracia de Dios para resplandecer en tu vida. Acógela y brillará en ti la luz de la Navidad.





¿POR QUÉ, SEÑOR
Aprovechas la orfandad de la noche
sin más cortejo, que el amor de una Virgen
al amparo del cayado de un anciano,
para nacer pobre siendo inmensamente rico?
¿POR QUÉ, SEÑOR
Pudiendo ser agasajado por cortejos reales
prefieres la bondad y las sencillez de unos pastores
y el calor de una mula y un buey?
¿POR QUÉ, SEÑOR
Comunicándote como siempre lo has hecho
a través de profetas y reyes
signos, milagros y portentos
te sirves tan sólo de unos ángeles
que van pregonando tu gloria y tu nacimiento
de valle en valle?
¿POR QUÉ, SEÑOR
Siendo Dios, como Tú lo eres,
te humillas tanto a favor de aquellos
que, siendo hombres, a veces nos sentimos “dioses”
Dinos, Señor; ¿Por qué te haces tan pequeño?
¿Por qué quieres llorar y sufrir como el hombre?
¿Acaso no sabes que, por ser hombre,
te espera una cruz, levantada por hombres,
allá en un sangriento horizonte?
¿POR QUÉ, SEÑOR
Rompes las fronteras del cielo
y te adentras, sin ruido ni aspavientos,
en la débil humanidad que espera tu salvación?
¿POR QUÉ, SEÑOR?
Sólo hay una respuesta,
tan grande como Tú mismo
y tan corta la palabra que te define:
¡TODO POR AMOR!
Por amor naces y por amor bajas
Por amor lloras y por amor redimes
Por amor te dejas adorar
y por amor, un día también,
en otro trono, de madera también,
demostrarás lo mucho que nos amas.
¡POR AMOR, SEÑOR, VIENES AL MUNDO!




dilluns, 23 de desembre del 2019

4t ADVENT 2019


"VIVIM CONNECTATS... 
   PERÒ CAMINEM VINCULATS?"
"Ell, que era de condició divina,
no es volgué guardar gelosament
la seva igualtat amb Déu,
  Sinó que es va fer no res:
prengué la condició d'esclau
i es féu semblant als homes.
Tingut per un home qualsevol,
   s'abaixà... (Flp 2,6-8a)



CORONA D'ADVENT
4t diumenge



En encendre aquests quatre ciris,
aquest darrer diumenge d'Advent,
pensem en ella, en Maria, la mare.
Ningú no us va esperar amb més ànsia,
amb més tendresa, amb més amor.
Ningú no us va rebre amb més alegria.
Dintre seu vau créixer
com el gra de blat creix
dintre la terra fecunda.
I els seus braços van ser per a vós
el bressol més acollidor.
També nosaltres ens volem
preparar així;
en la fe, en l'amor, en la solidaritat,
i, per damunt de tot, en el camí de cada dia.
Veniu, no trigueu més, Senyor!
Senyor, veniu a salvar-nos!







Lectura primera Is 7,10-14
La noia tindrà un fill i li posarà Emmanuel



Lectura segona Rm 1,1-7
Jesucrist, del llinatge de David, Fill de Déu




Lectura de l'evangeli segons sant Mateu 
Jesús, el Messies, vingué al món d'aquesta manera: Maria, la seva mare, promesa amb Josep, abans de viure junts, es trobà que esperava un fill per obra de l'Esperit Sant. Josep, el seu espòs, que era un home bo, no volent fer-ho saber públicament, es proposava de desfer en secret l'acord matrimonial. Mentre ell hi pensava, se li aparegué en somni un àngel del Senyor que li digué: «Josep, fill de David, no tinguis por de prendre a casa teva Maria com a esposa. És cert que ella ha concebut per obra de l'Esperit Sant; ha de tenir un fill i li has de posar el nom de Jesús, perquè ell salvarà dels pecats el seu poble». Tot això va succeir perquè es complís el que el Senyor havia anunciat pel profeta: «La verge tindrà un fill, i li posaran Emmanuel», que vol dir Déu-és-amb-nosaltres. Josep es despertà i, complint el que l'àngel del Senyor li havia manat, la prengué a casa com a esposa.
                                                                                      (Mt 1,18-24)





Palabras del Papa Francisco en el Ángelus.
Vaticano - 22-12-2019 IV domingo de Adviento
Hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este cuarto y último domingo de Adviento, el Evangelio (cf. Mateo 1: 18-24) nos lleva a la Navidad a través de la experiencia de José, una figura aparentemente en segundo plano, pero en cuya actitud se encierra toda la sabiduría cristiana. Él, junto con Juan el Bautista y María, es una de las personalidades que la Liturgia nos propone para la Temporada de Adviento y, de los tres, es el más modesto. No predica, no habla, sino que busca hacer la Voluntad de Dios. Y lo hace al estilo del Evangelio y de las Bienaventuranzas. Pensamos: "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos" (Mateo 5: 3). Y Jose es pobre porque vive de lo esencial, trabaja, vive del trabajo. Es la pobreza típica de aquellos que son conscientes de depender en todo de Dios y en Él ponen toda su confianza.
El relato evangélico de hoy presenta una situación humanamente vergonzosa y contrastante. José y María están comprometidos. Todavía no viven juntos, pero Ella está esperando un hijo por la obra de Dios. Ante esta sorpresa, José está naturalmente perturbado pero, en lugar de reaccionar de manera impulsiva y punitiva, como era costumbre, la ley lo protegió, busca una solución que respete la dignidad e integridad de su amada María. El Evangelio dice así: "Su esposo José, siendo un hombre justo y no dispuesto a avergonzarla, decidió enviarla en silencio" (v. 19). De hecho, José sabía bien que si hubiera denunciado a su prometida, la habría expuesto a graves consecuencias, de hecho, a la muerte. Él confía plenamente en María, a quien había elegido como su esposa. No entiende, pero busca otra solución.
Esta circunstancia inexplicable lo induce a cuestionar su vínculo. Por lo tanto, con gran sufrimiento, decide separarse de María sin crear un escándalo. Sin embargo, el Ángel del Señor interviene para decirle que la solución que propuso no es la deseada por Dios. Más bien, el Señor le abre un nuevo camino, un camino de unión, de amor y de felicidad y Él le dice: “José, hijo de David, no temas tomar a María, tu esposa, por lo que está concebido en Ella. es del Espíritu Santo ”(v. 20).
En este punto, José confía totalmente en Dios; obedece las palabras del ángel y se lleva a María con él. De hecho, esta confianza inquebrantable en Dios le permitió aceptar una situación humanamente difícil y, en cierto sentido, incomprensible.
José entiende con fe que el niño generado en el vientre de María no es su hijo sino el Hijo de Dios y él, José, será su guardián, asumiendo plenamente su paternidad terrenal. El ejemplo de este hombre manso y sabio nos exhorta a levantar la mirada y mirar más allá. Se trata de recuperar la sorprendente lógica de Dios que, lejos de pequeños o grandes cálculos, está hecha de apertura a nuevos horizontes, a Cristo y su Palabra.
Que la Virgen María y San José nos ayuden a escuchar a Jesús que viene y que pide ser bienvenido en nuestros proyectos y en nuestras elecciones.





Enséñanos, Señor, a amar el silencio.
Sólo en medio del silencio
   podremos escucharte.
Sólo en el silencio
   captaremos tu voluntad,
   y sólo en el silencio
   lograremos convertirla
   en compromiso de servicio
      a los demás.
En unos tiempos en los que
   todo el mundo desea hablar y hablar,
   sobre todo de sí mismos,
   ayúdanos a escuchar tu Palabra,
   para que pueda encarnarse de nuevo,
   en cada uno de nosotros,
    y por nosotros, también
       en el mundo.



TE ESPERO, SEÑOR
Con María, la que no teniendo nada
al tener en sus brazos, Jesús, lo tendrá todo
Con José, con sus dudas y sombras,
pero con respuestas después de un dulce sueño
TE ESPERO, SEÑOR
Porque, más allá de luces artificiales
necesito de una luz más eterna e interior
Como la de María: llena de Dios
Como la de José: soplada por la voluntad del Creador
TE ESPERO, SEÑOR
Para ser feliz y, con tu nacimiento,
ser mejor e intentando cambiar a mejor
Para darme, y al ver cómo tú naces,
descubrir que, es en la pequeñez,
donde siempre podré encontrar a Dios
TE ESPERO, SEÑOR
Con la confianza de María,
con mi corazón abierto
para que no pases de largo
Con la serenidad de José,
con mis pasos firmes
para que nada me aparte de TI.
TE ESPERO, SEÑOR
Ven pronto…ilumina mi camino
No tardes….temo cansarme por esperarte
Ilumina al mundo….que dice no necesitarte
TE ESPERO, SEÑOR


Adviento,
tiempo de sorpresa y encuentro.
Dios irrumpe en nuestra historia.
Se hace uno de nosotros,
para compartir nuestra vida
y descubrirnos su rostro.
Dios está con nosotros,
camina a nuestro lado,
comparte nuestros sufrimientos,
fecunda nuestras esperanzas,
anima nuestras luchas,
alienta nuestros esfuerzos.
¡Es el Dios de la Vida!
y la comparte con nosotros
en el abrazo del encuentro
de cada Navidad.
              Marcelo A. Murúa






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             ...i ja tenim a la parròquia la Llum de Betlem. 
El 24 de 18h a 20h l'església estarà oberta 
per poder venir a recollir-la i tenir-la a casa per Nadal.
Durant totes les festes nadalenques la vetllarem
 i la mantindrem encesa davant el pessebre de la parròquia.




dilluns, 16 de desembre del 2019

3r ADVENT 2019



"VIVIM CONNECTATS... 
   PERÒ CAMINEM VINCULATS?"
"Ell, que era de condició divina,
no es volgué guardar gelosament
la seva igualtat amb Déu,
  Sinó que es va fer no res:
prengué la condició d'esclau
i es féu semblant als homes.
Tingut per un home qualsevol,
   s'abaixà... (Flp 2,6-8a) 





CORONA D'ADVENT
             Tercer diumenge.


● En la foscor s'ha encés una llum,
en el desert s'ha sentit el crit d'una veu.
Arriba la gran notícia:
El Senyor és a punt d'arribar!
Prepareu els seus camins,
perquè ja s'acosta.


● Adorneu la vostra ànima
com una núvia
engalanada el dia del casament.
Ja és aquí el missatger.
Joan Baptista no és la llum,
sinó el qui ens anuncia la llum.


● Senyor,
quan encenem aquestes tres espelmes
cada u de nosaltres vol ser
torxa vostra perquè brilleu,
flama vostra perquè escalfeu.


● Veniu, Senyor, a salvar-nos,
ompliu-nos amb la vostra llum,
escalfeu-nos amb el vostre amor!



3r DIUMENGE D'ADVENT


Lectura primera Is 35,1-6a.10
Déu mateix us ve a salvar





Lectura segona Jm 5,7-10
Mantingueu ferms els vostres cors,
que la vinguda del Senyor és a prop






Lectura de l'evangeli segons sant Mateu
En aquell temps, Joan, que era a la presó, va sentir dir el que feia Crist, i va enviar els seus deixebles per preguntar-li: «Sou vós el qui ha de venir o n'hem d'esperar un altre?». Jesús els va respondre: «Aneu a anunciar a Joan el que veieu i el que heu sentit dir: els cecs hi veuen, els invàlids caminen, els leprosos queden purs, els sords hi senten, els morts ressusciten, els desvalguts senten l'anunci de la bona nova, i feliç aquell que no quedarà decebut de mi». Mentre ells se n'anaven, Jesús es posà a parlar a la gent de Joan: «Què heu sortit a veure al desert? Una canya sacsejada pel vent? Doncs, què hi heu sortit a veure? Un home vestit delicadament? Els qui porten vestits delicats viuen als palaus dels reis. Doncs, què hi heu sortit a veure? Un profeta? Sí, ho puc ben dir, i més que profeta: és aquell de qui diu l'Escriptura: "Jo envio davant teu el meu missatger, perquè et prepari el camí". Us ho dic amb tota veritat: Entre tots els qui les mares han portat al món no n'hi ha hagut cap de més gran que Joan Baptista; tanmateix el més petit al Regne del cel és més gran que ell». 


Palabras del Papa Francisco antes del Ángelus 
- 3r domingo de Adviento - 15-12-2019
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este tercer domingo de Adviento, llamado domingo de la “alegría”, la Palabra de Dios nos invita por un lado a la alegría, y por otro a la conciencia de que la existencia también incluye momentos de duda  en los que es difícil creer. Alegría y duda son experiencias que forman parte de nuestra vida.
A la invitación explícita a la alegría del profeta Isaías: “Que el desierto y la tierra seca se alegren, que la estepa florezca y se regocije” (35,1), la duda de Juan el Bautista se opone en el Evangelio: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” (Mt 11,3). En efecto, el profeta ve más allá de la situación: tiene delante de él a personas desanimadas: manos débiles, rodillas temblorosas, corazones perdidos(ver 35,3-4). Es la misma realidad que pone a prueba la fe en todo momento. Pero el hombre de Dios mira más allá, porque el Espíritu Santo hace que su corazón sienta el poder de su promesa, y anuncia la Salvación: “¡Ánimo, no tengas miedo! Aquí está tu Dios, […] Él viene a salvarte” (v. 4). Y luego Todo se transforma: el desierto florece, el consuelo y la alegría se apoderan de los perdidos de corazón, el cojo, el ciego, el mudo son sanados (cf. vv. 5-6). Esto es lo que se realiza con Jesús: “los ciegos” recuperan la vista, los cojos caminan, los leprosos se purifican, los sordos oyen, los muertos resucitan, el Evangelio es anunciado a los pobres” (Mt 11,5).
Esta descripción nos muestra que la salvación envuelve al hombre por completo y lo regenera. Pero este nuevo nacimiento, con la alegría que lo acompaña, presupone siempre una muerte para nosotros y para el pecado que está en nosotros. De ahí la llamada a la conversión, que es la base de la predicación tanto del Bautista como de Jesús. En particular, se trata de convertir la idea que tenemos de Jesús. Y el tiempo de Adviento nos anima a hacerlo precisamente para preguntar que Juan el Bautistaesta le hace a Jesús: “¿ eres tú el que tiene que venir o debemos esperar a otro?” (Mt 11,3). Pensemos: durante toda la vida que Juan ha estado esperando al Mesías; su estilo de vida, su cuerpo en sí mismo está moldeado por esta espera. También por esta razón Jesús los alaba con estas palabras: nadie es más grande que el que ha nacido de una mujer (cf. Mt 11,11). Y sin embargo, él también ha tenido que convertirse a Jesús. Como Juan, también nosotros estamos llamados a reconocer el rostro que Dios ha elegido asumir en Jesucristo, humilde y misericordioso.
El Adviento, tiempo de gracia, nos dice que no basta con creer en Dios: es necesario purificar nuestra fe todos los días. Se trata de prepararnos para acoger no a un personaje de cuento de hadas, sino al Dios que nos llama, nos involucra y ante la cual se impone una elección. El niño que yace en el pesebre tiene el rostro de nuestros hermanos y hermanas más necesitados, de los pobres que “son los privilegiados de este misterio y, a menudo, los más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros”. (Carta Apostólica Admirable signum, 6).
Que la Virgen María nos ayude para que a medida que nos acercamos a la Navidad, no nos dejemos distraer por las cosas externas, sino que hagamos espacio en nuestro corazón para Aquel que ya ha venido y quiere venir de nuevo a curar nuestras enfermedades y darnos su alegría.





Ven, Señor, a salvarnos.
Piden pan los hambrientos
y los oprimidos, justicia.
Claman por su libertad los esclavos
y necesitan salud los enfermos.


Ven, Señor, a salvarnos.
Hay tantas tristezas y desengaños.
Hay víctimas del odio humano,
son muchos los que se doblan
o que ya no pueden levantarse.


Ven, Señor, a salvarnos.
Y haz de nosotros mesías multiplicados,
pon en nuestras manos
tu fuerza y medicina,
el aceite de tu Espíritu,
dando buenas noticias,
siendo buena noticia para los demás



JUAN BAUTISTA: TESTIGO DE DIOS.
Juan Bautista, y el discípulo amado,
y los primeros discípulos,
y todos los discípulos de Jesús de todos los tiempos,
somos llamados a dar testimonio y señalar a Jesús
diciendo “Él es el Elegido de Dios”.
Él es el que vino a sanar los corazones rotos,
a darnos la paz
y a hacernos acceder a la verdad.
Quienes son testigos de Jesús no anuncian ideas,
ideologías, ni siquiera doctrinas.
No buscan seguidores para sí y su propia gloria,
sino que tratan de llevar a otros a Jesús.
No manipulan a las personas
ni les imponen sus ideas o su manera de vivir.
Creen en el poder de la convicción de la verdad
y en la libertad de las personas para aceptarla o rechazarla.
Hablan de lo que han vivido, experimentado,
visto y oído en su corazón.
Hablan claramente con verdad y con valor,
incluso a pesar de la oposición o las burlas.
Cuentan su historia.
Cuentan cómo Jesús sana sus corazones de piedra,
y pone en su lugar corazones de carne,
los introduce en el amor y la compasión universales
y derriba las barreras de la cultura, el temor y el pecado,
que los encierran en sí mismos.
Los testigos encuentran cómo Jesús transforma sus vidas
y les da una nueva paz, alegría y libertad interior.
La gente en nuestro mundo encuentra esperanza
cuando topa con testigos creíbles,
personas con fe viva que dan testimonio de Dios
- más con su vida, su creciente compasión, y su amor
que con sus ideas o sus palabras-.
Jesús dijo que sus discípulos serían conocidos
por el amor que se tuvieran unos a otros”
                         (JEAN VANIER)



            ORACIÓN DE LA ESPERANZA
Señor, una vez más estoy delante de tu misterio,
estoy constantemente envuelto en tu presencia,
que tantas veces se torna en ausencias de tu presencia.
Mirando el inmenso mundo de la tierra de los hombres
tengo la impresión de que muchos ya no esperan en Tí.
Yo mismo hago mis planes, trazo mis metas
y pongo las piedras de un edificio del cual
el único arquitecto parezco ser yo mismo.
Hoy día los hombres somos muchas veces unas criaturas
que nos constituimos en esperanza de nosotros mismos.
Dame, Señor, la convicción más profunda
de que estaré destruyendo mi futuro,
siempre que la esperanza en Ti no estuviera presente.
Haz que comprenda profundamente que, a pesar
del caos de cosas que me rodea,
a pesar de las noches que atravieso,
a pesar del cansancio de mis días,
mi futuro está en tus manos y que la tierra que me muestras
en el horizonte de mi mañana será más bella y mejor.
Deposito en tu misterio mis pasos y mis días
porque sé que tu hijo y mi hermano venció la desesperanza,
y garantizó un futuro nuevo, porque pasó de la muerte a la vida.   
                                                    (Khalil Gibran)





LAS ACCIONES DE CARITAS DEBEN SER SAL Y LUZ.
“Las acciones de Cáritas deben ser sal, estar inmersas en vidas, lugares, procesos, en barrios y pueblos. Acciones pequeñas, aparentemente sencillas, pero transformadoras en su esencia, en su concepción y en su realización, en lo que proponen y en lo que generan.
Las acciones de Cáritas deben ser luz, demostrando que es posible, que hay nuevos caminos, otras formas de mirar y actuar, un orden nuevo que se puede construir. Las acciones de Cáritas, partiendo de los hechos, van alumbrando una nueva sociedad desde la cualidad de los significativo.
En la Doctrina Social de la Iglesia, cuando hablamos de “cómo” estar al lado de las personas en situación de exclusión, nuestra guía inmutable debe ser la dignidad de las personas. Y cuando valoramos “dónde” estar, tenemos como guía la opción preferencial por los pobres. “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con unos de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25,40)
Nuestro lugar es aquel en el que están los pobres, los más pequeños, los más humildes. En los márgenes, allí donde están aquellos a los que expulsamos de nuestras sociedades, es nuestro lugar. Y esto implica una opción, ante las dudas sobre cómo actuar, qué priorizar, qué acción desarrollar, la opción son los más pobres. Desde allí debemos mirar y actuar.”

ANA ABRIL FERNÁNDEZ Presencia profética de Cáritas en el contexto actual. (Madrid, 2012), p.29.

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  .... i DIVENDRES ANEM A BUSCAR
 LA "LLUM DE BETLEM"  !!!


La portarem i la podeu recollir amb el vostre fanalet, a la parròquia, el dia 24 de 18h a 20h, per tenir-la a casa per Nadal.

Igualment la vetllarem encesa davant el Pessebre de l'església durant les festes. Visca!!!

dilluns, 9 de desembre del 2019

2n ADVENT 2019




"VIVIM CONNECTATS... 
   PERÒ CAMINEM VINCULATS?"



"Ell, que era de condició divina,
no es volgué guardar gelosament
la seva igualtat amb Déu,
  Sinó que es va fer no res:
prengué la condició d'esclau
i es féu semblant als homes.
Tingut per un home qualsevol,
   s'abaixà... (Flp 2,6-8a)







- 2n DIUMENGE d'ADVENT -



Lectura primera Gn 3,9-15.20
"He sentit que us passejàveu pel jardí
i com que vaig nu, he tingut por i m'he amagat."






Lectura segona Rm 15, 4-9
(del segon diumenge d'Advent)
  Crist salva tots els homes.
 


Lectura de l'evangeli segons sant Lluc
En aquell temps, Déu envià l'àngel Gabriel a un poble de la Galilea anomenat Natzaret, per dur un missatge a una noia, promesa amb un descendent de David, que es deia Josep, i el nom de la noia era Maria. L'àngel entrà a casa d'ella i li digué: «Déu te guard, plena de gràcia, el Senyor és amb tu». Ella es torbà en sentir aquestes paraules i pensava per què la saludava així. Però l'àngel li digué: «No tinguis por, Maria; Déu t'ha concedit el seu favor. Tindràs un fill i li posaràs el nom de Jesús. Serà gran i l'anomenaran Fill-de-l'Altíssim. El Senyor Déu li donarà el tron de David, el seu pare, serà rei del poble d'Israel per sempre, i el seu regnat no tindrà fi». Maria preguntà a l'àngel: «Com pot ser això, si jo no tinc marit?» L'àngel li respongué: «L'Esperit Sant vindrà sobre teu, i el poder de l'Altíssim et cobrirà amb la seva ombra; per això el fruit sant que naixerà l'anomenaran Fill de Déu. També la teva parenta, Elisabet, ha concebut un fill a la seva edat; ella que era tinguda per estèril ja es troba al sisè mes, perquè a Déu res no li és impossible». Maria va respondre: «Soc l'esclava del Senyor: que es compleixin en mi les teves paraules».
I l'àngel es va retirar.






Papa Francisco en el Ángelus, 8-12-19:
 «Que nuestra vida sea un ‘sí’ a Dios
 asumiendo las necesidades de los demás»

Queridos hermanos y hermanas,

Hoy celebramos la solemnidad de María Inmaculada, que se sitúa en el contexto del Adviento,  tiempo de espera: Dios cumplirá lo que ha prometido. Pero en la fiesta de hoy nos es anunciado que algo ya se ha cumplido, en la persona y en la vida de la Virgen María. De este cumplimiento nosotros hoy consideramos el comienzo, que es incluso antes del nacimiento de la Madre del Señor. De hecho, su inmaculada concepción nos lleva a ese preciso momento en el que la vida de María comenzó a palpitar en el seno de su madre: ya ahí estaba presente el amor santificante de Dios, preservándolo del contagio del mal que es la herencia común de la familia humana.

En el Evangelio de hoy resuena el saludo del Ángel a María: “Alégrate, llena de gracia: el Señor está contigo”. (Lc 1,28). Dios siempre ha pensado en ella y la ha querido, en su plan inescrutable, como una criatura llena de gracia, es decir, llena de su amor. Pero para llenarse es necesario hacer espacio, vaciarse, hacerse a un lado. Como María, que supo escuchar la Palabra de Dios y confiar totalmente en su voluntad, acogiéndola sin reservas en su propia vida. Tanto es así que el Verbo se hizo carne en ella. Esto fue posible gracias a su “sí”. Al ángel que le pide que se prepare para ser madre de Jesús, María le responde: “He aquí la esclava del Señor: que se haga en mí según tu palabra” (v. 38).

María no se pierde en tantos razonamientos, no pone obstáculos en el camino del Señor, sino que con prontitud se confía y deja espacio para la acción del Espíritu Santo. Pone inmediatamente a disposición de Dios todo su ser y su historia personal, para que sea la Palabra y la voluntad de Dios a plasmarlos y llevar a cumplimiento. Así, en perfecta sintonía con el designio de Dios sobre ella, María se convierte en la ‘toda bella’, en la ‘toda santa’, pero sin la más mínima sombra de complacencia. Es una obra maestra, pero sigue siendo humilde, pequeña, pobre. En ella se refleja la belleza de Dios que es todo amor, gracia, don de sí.

También me gusta subrayar la palabra con la que María se define a sí misma en su entrega a Dios: se profesa “la esclava del Señor“. El “sí” de María a Dios asume desde el principio la actitud de servicio, de atención a las necesidades de los demás. Así lo testimonia concretamente el hecho de la visita a Isabel, que sigue inmediatamente a la Anunciación. La disponibilidad a Dios se encuentra en la voluntad de asumir las necesidades del prójimo. Todo esto sin clamor y sin ostentación, sin buscar lugares de honor, sin publicidad, porque la caridad y las obras de misericordia no necesitan ser exhibidas como un trofeo. Incluso en nuestras comunidades, estamos llamados a seguir el ejemplo de María, practicando el estilo de discreción y ocultación.

Que la fiesta de la Madre nos ayude a hacer de toda nuestra vida un “sí” a Dios, un “sí” hecho de adoración a Él y de gestos cotidianos de amor y de servicio.


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Maria de les nits estrellades
ensenyeu-nos a mirar a través dels vostres ulls.
Maria del cel blau i net
ensenyeu-nos l'amabilitat i la joia de donar-nos.
Maria de les valls i les muntanyes
ensenyeu-nos a contemplar les obres de Déu.
Maria dels boscos i les prades
ensenyeu-nos de conviure en la pau.
Maria de l'ordi i del blat,
ensenyeu-nos de treballar i d'agrair.
Maria de la solitud i del desert,
ensenyeu-nos d'acollir i de pregar.
Maria de les flors i els fruits,
ensenyeu-nos la senzillesa en el bon obrar.
Maria de la quietud i de la serenor
ensenyeu-nos d'escoltar i de saber esperar.
Maria, noia de Natzaret,
ensenyeu-nos la solidaritat i el perdó.
Mare de l'amor més clar,
ensenyeu-nos d'estimar Déu i el proïsme.





Oración a la Virgen de las Bienaventuranzas
Virgen de la Reconciliación:
Muéstranos al Padre cada día,
y a Cristo, que vive en las personas.
Ayúdanos a comprender las exigencias
del Sermón de la Montaña.
Que seamos sal de la tierra,
luz del mundo,
levadura de Dios para la historia.
Enséñanos a vivir sencillamente
la fecundidad de las Bienaventuranzas.
Que seamos pobres y misericordiosos,
limpios de corazón y serenos en la cruz,
hambrientos de justicia y hacedores de la paz.
Que gritemos al mundo
“Dios es nuestro Padre”
y “todo hombre es nuestro hermano”
y asumamos sus angustias y esperanzas.
Que enseñemos a las personas
descreídas y amargadas,
que sólo confían en la ciencia y en las armas,
y viven la explosiva tentación de la violencia,
que “la paz es posible todavía,
porque es posible el amor”. Amén...
                       (Mons. E. Pironio)


María, mujer de la escucha,
haz que se abran nuestros oídos;
que sepamos escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús
entre las miles de palabras de este mundo;
haz que sepamos escuchar
la realidad en la que vivimos,
a cada persona que encontramos,
especialmente a quién es pobre
- necesitado, tiene dificultades -,
María, mujer de la decisión,
ilumina nuestra mente y nuestro corazón,
para que sepamos obedecer
a la Palabra de tu Hijo Jesús sin vacilaciones;
danos la valentía de la decisión,
de no dejarnos arrastrar
para que otros orienten nuestra vida.
María, mujer de la acción,
haz que nuestras manos y nuestros pies
se muevan «deprisa» hacia los demás,
para llevar la caridad y el amor de tu Hijo Jesús,
para llevar, como tú, la luz del Evangelio al mundo.
                             Amén.







MARÍA DE NAZARET

María era joven,
pobre y virgen
en un pueblo patriarcal.
Campesina provinciana,
de Galilea, tierra de sospecha
para un israelita de ley.

Cuando María se miraba
en los ojos de la aldea,
se veía pequeña,
como toda mujer.
Cuando Dios
contemplaba a María,
la encontraba única.
María se acostumbró a sentir
la mirada de Dios
posarse en su rostro,
y aprendió a verse
con los ojos mismos de Dios.

María se preparaba así
para lo imposible.
“¿Cómo se hará esto en mí?” (Lc 1,34)
¿Podría haber una vida nueva
sin hombre, pero no sin mujer?
La imposibilidad de María era la posibilidad de Dios.
Toda María era virginal, sin interferencias posesivas,
pura acogida de la vida
que el Señor de la historia quería inaugurar en la tierra.

               Benjamín G. Buelat: En el aliento de Dios. Sal Terrae, p. 151.