QUARESMA' 2015
"On él et teu germà?" (Gn 4,9)
Lectura primera Gn 9,8-15
posaré
el meu arc en els núvols com a signe de la meva aliança
Lectura segona 1Pe 3,18-22
L'aigua prefigurava el baptisme que ara us
salva
SEÑOR, ENSÉÑAME
TUS CAMINOS
(Sal 24)
enséñame, Señor,
el camino que llega a ti.
Enséñame el camino
de tu verdad,
la luz maravillosa
de tus ojos,
la belleza de tu
rostro,
la hondura de tu
palabra,
la fuerza de tu
personalidad.
Enséñame el camino
de tu corazón,
cómo llegar a tu
secreto,
la bondad de tus
entrañas,
el ardor de tus
opciones,
la capacidad de tus
entregas,
el fuego
inextinguible de tu amor.
Enséñame el camino
de la Pascua,
los pasos austeros
del desierto,
los pasos esforzados
del Tabor,
los pasos gozosos de
las Bienaventuranzas,
los pasos dramáticos
del Calvario,
los pasos seguros
de
la bondad y del amor.
Enséñame tu amor,
su longitud y su
anchura,
su profundidad y su
altura,
la intensidad de su
ritmo,
su saber y
“no-saber”.
¿El camino del
amor?
No hay camino del
amor,
el amor es el
camino,
el único camino
salvador.
No hay camino para
llegar a ti, Cristo.
Tú eres el camino,
Tú eres el amor.
Evangeli Mc 1,12-15
Lectura
de l'evangeli segons sant Marc
En
aquell temps, l'Esperit empenyé Jesús cap al desert, on passà
quaranta dies temptat per Satanàs. Vivia entre els animals feréstecs
i l'alimentaven els àngels.
Després
d'haver estat empresonat Joan, Jesús es presentà a Galilea
predicant la bona nova de Déu; deia: «Ha arribat l'hora i el Regne
de Déu és a prop. Convertiu-vos i creieu en la Bona Nova».
CONTIGO EN EL
DESIERTO, SEÑOR
Escucharé al
silencio que hablay la Palabra que resuena.
Me sentiré preparado para la misión
para así, ofrecerme hasta desgastarme
contigo y por Ti, mi Señor.
¿Por qué vas a un desierto, Jesús?
¿Qué te brindan la arena y las montañas
sin alimento ni nada con lo que sustentarte?
El desierto habla, cuando el mundo calla
Hace al cuerpo y a la fe, fuertes y resistentes
ante tantas cosas que los debilitan
Llévame contigo al desierto, Señor
porque sin necesidad de estar
en la aridez de esa tierra desértica
también aquí y ahora soy tentado:
por el afán de tener
por el deseo del poder
por la ambición de ser adorado
Contigo en el desierto, Señor
seré fiel hasta el final
me prepararé a la dureza de la cruz
saldré victorioso frente al mal.
Romperé con aquella tentación
que me persigue como si fuera
mi misma sombra.
Dame, Señor, valor para triunfar sobre ellas
Concédeme, la valentía necesaria
para demostrarte mi fidelidad y mí entrega.
Quiero estar contigo en el desierto:
contigo, Señor, fortaleza
contigo, Señor, salvación
contigo, Señor, poderoso
contigo, Señor, santo
contigo, Señor, único Dios.
Quiero subir contigo, Señor a celebrar tu Pascua, Señor
Amén.
LOS
DESIERTOS DE LA VIDA Por Gabriel González del Estal (2015)
1.
El Espíritu empujó a Jesús al desierto. El
desierto, en la vida de cualquier persona, es un camino necesario
para llegar a la meta deseada. Hablar de desierto en el camino de la
vida cristiana es hablar de momentos difíciles por los que tendremos
que pasar si pretendemos llegar bien preparados a la Pascua de
Resurrección. Pueden ser dificultades físicas, en forma de
enfermedad, o dificultades psicológicas y espirituales, en forma de
crisis interiores y tentaciones, o problemas sociales, en forma de
dificultades económicas, relaciones laborales o familiares. Todos
los santos y todas las grandes personas tuvieron que pasar por
desiertos interiores o exteriores, antes de llegar a ser lo que
fueron. También Cristo, como leemos hoy en este relato evangélico,
según san Marcos, tuvo que pasar por el desierto, antes de comenzar
su vida pública. Y no lo hizo empujado por sus deseos más
naturales, sino empujado por el Espíritu. El desierto fue para Jesús
un lugar de privaciones materiales y de tentaciones espirituales.
Hablando humanamente podemos decir que el desierto probó y
fortaleció a Jesús, dejándolo preparado para recorrer con éxito
el largo camino que le quedaba antes de llegar al Calvario y al
momento glorioso de la Resurrección. También todos nosotros
deberemos aceptar los momentos de desierto interior y exterior, si
queremos llegar triunfantes a la resurrección gloriosa. En la
Liturgia de las Horas hay un himno que nos habla del desierto de
nuestro corazón. Lo escribo aquí, a continuación, para que podamos
rezarlo y meditarlo durante esta cuaresma. <Hoy que sé que mi
vida es un desierto, en el que nunca nacerá una flor, vengo a
pedirte, Cristo jardinero, por el desierto de mi corazón. Para que
nunca la amargura sea en mi vida más fuerte que el amor, pon, Señor,
una fuente de alegría en el desierto de mi corazón. Para que nunca
ahoguen los fracasos mis ansias de seguir siempre tu voz, pon, Señor,
una fuente de esperanza en el desierto de mi corazón. Para que nunca
busque recompensa al dar mi mano o al pedir perdón, pon, Señor, una
fuente de amor puro en el desierto de mi corazón. Para que no me
busque a mí cuando te busco y no sea egoísta mi oración, pon tu
cuerpo, Señor, y tu palabra en el desierto de mi corazón>. Y
como, a pesar de todos nuestros esfuerzos, el desierto, con su dosis
de dolor correspondiente, puede llegar algún día a nuestro corazón,
pidamos a Dios, ya desde ahora, con palabras también de un himno de
Laudes: "Que cuando llegue el dolor, que yo sé que llegará, no
se me enturbie el amor, ni se me nuble la paz".
2.
Dijo Dios a Noé y a sus hijos: yo hago un pacto con vosotros y con
vuestros descendientes. Dios promete a Noé un pacto, una
Alianza: no volverá a haber otro diluvio que devaste la tierra.
Sorprendentemente, este pacto no está condicionado a la respuesta
del hombre, sino que se basa única y exclusivamente en el amor y la
misericordia de Dios. Es decir, que en todos los casos la
misericordia de Dios es más grande que el pecado del hombre. Esto
debe de llenarnos de agradecimiento a Dios y debe animarnos a serle
fieles, movidos más por su amor, que por el miedo a sus castigos. Lo
mismo que la misericordia de Dios para con nosotros se basa
únicamente en su amor incondicional a nosotros, así nosotros
debemos responder con fidelidad al amor de Dios, movidos únicamente
por su amor. Las prohibiciones morales que se basan únicamente en el
miedo al castigo, aunque sea pedagógicamente útiles –acuérdate
de los novísimos y no pecarás- , no son, teológicamente, las más
fieles al mandato bíblico. Como sabemos, en el mandamiento de Jesús
es el amor y nunca el miedo el que debe dirigir todas nuestras
acciones. Así lo han reconocido después todos los grandes santos y
teólogos de la Iglesia. Sólo en este sentido puede entenderse
correctamente la conocidísima frase de San Agustín: ama y haz lo
que quieras.
3.
Tus sendas son, Señor, misericordia y lealtad. El
salmo responsorial de hoy resume muy bien lo que acabamos de decir:
recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas.
Acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. Con estas
palabras terminamos hoy nuestra reflexión dominical.
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(la lucha contra la pobreza) Buenos días Señor/Señora Le han rechazado en el banco porque su crédito no cumple
ResponEliminasus normas?
Sueñas con ser dueño de tu propia casa, pero te han negado una hipoteca debido a una tasa alta
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negocio está abajo?¿Necesita dinero para impulsar su negocio?
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