2n DIUMENGE de QUARESMA / 2º DOMINGO de CUARESMA
Temps de Quaresma:
"On és el teu germà?" (Gn 4,9)
Lectura
primera Gn 22,1-2.9a.10-13.15-18
Sacrifici
d'Abraham, el nostre pare en la fe
Lectura
segona Rm 8,31b-34
Germans, si tenim
Déu a favor nostre, qui tindrem en contra?
Evangeli Mc 9,2-10
Aquest és el meu
Fill, l'estimat
Lectura de
l'evangeli segons sant MarcEn aquell temps, Jesús prengué Pere, Jaume i Joan, els dugué tots sols dalt d'una muntanya alta i es transfigurà davant d'ells: els seus vestits es tornaren fulgurants, i eren tan blancs que cap tintorer del món no hauria pogut blanquejar-los així. Se'ls aparegué Elies amb Moisès, i conversaven amb Jesús. Llavors Pere diu a Jesús: «Rabí, que n'estem de bé aquí dalt! Hi farem tres cabanes, una per a vós, una per a Moisès i una altra per a Elies». No sabia pas què dir, d'esglaiats que estaven. Llavors es formà un núvol que els cobria, i del núvol estant va sortir una veu: «Aquest és el meu Fill, el meu estimat; escolteu-lo». Immediatament, mirant al seu voltant, ja no veieren ningú més, sinó Jesús tot sol amb ells.
Mentre baixaven de
la muntanya, Jesús els manà que no referissin a ningú allò que
havien vist, fins després que el Fill de l'home hagués ressuscitat
d'entre els morts. Ells retingueren aquestes paraules i discutien
entre ells què volia dir això de «ressuscitar d'entre els morts».
¡QUIERO VERTE, SEÑOR!
Quiero cerrar los ojos
y mirar hacia dentro
para verte, Señor.
y contemplar lo creado
para verte, Señor.
Quiero subir al monte
siguiendo tus huellas y camino
para verte, Señor
Quiero permanecer acá
y salir de mí mismo
para verte, Señor.
Quiero silencio y paz
y entrar en el misterio
para verte; Señor.
Quiero oír esa voz
que hoy rasga el cielo
y me habla de ti, Señor.
Quiero vivir este momento
con los ojos fijos en ti
para verte, Señor.
Quiero bajar del monte
y hacer tu querer
para verte, Señor.
Quiero recorrer los caminos
y detenerme junto al que sufre
para verte, Señor.
Quiero escuchar y ver,
gozar de este instante,
y decirte quién eres para mí, Señor.
Florentino Ulibarri
Llum i claror. Vida i Pasqua.
El Tabor és camí y
es Pasqua
-Mestre, que be
estem aquí dalt - deia Pere,
però no sabia el
que es deia,
com tantes vegades
no ho entenia.
Tant aprop del
Messies
i a la vegada tant
lluny.
Com sempre i com
ara.
Estorats davant el
nuvol resplendent,
envoltats per la
seva llum
però també tant de
dubtes i ombres.
Tot s’esvaí.
Només restà el Crist.
No fou un somni.
Cal fer camí.
Escoltant la
Paraula,
donant la vida,
deixant les cabanes
per ser ben lliure.
NO CONFUNDIR A NADIE
CON JESÚS
por José Antonio
Pagola.
Según el
evangelista, Jesús toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, los lleva
aparte a una montaña, y allí «se transfigura delante de ellos».
Son los tres discípulos que, al parecer, ofrecen mayor resistencia a
Jesús cuando les habla de su destino doloroso de crucifixión.
Pedro ha intentado
incluso quitarle de la cabeza esas ideas absurdas. Los hermanos
Santiago y Juan le andan pidiendo los primeros puestos en el reino
del Mesías. Ante ellos precisamente se transfigurará Jesús. Lo
necesitan más que nadie.
La escena, recreada
con diversos recursos simbólicos, es grandiosa. Jesús se les
presenta «revestido» de la gloria del mismo Dios. Al mismo tiempo,
Elías y Moisés, que según la tradición, han sido arrebatados a la
muerte y viven junto a Dios, aparecen conversando con él. Todo
invita a intuir la condición divina de Jesús, crucificado por sus
adversarios, pero resucitado por Dios.
Pedro reacciona con
toda espontaneidad: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres,
haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para
Elías». No ha entendido nada. Por una parte, pone a Jesús en el
mismo plano y al mismo nivel que a Elías y Moisés: a cada uno su
tienda. Por otra parte, se sigue resistiendo a la dureza del camino
de Jesús; lo quiere retener en la gloria del Tabor, lejos de la
pasión y la cruz del Calvario.
Dios mismo le va a
corregir de manera solemne: «Este es mi Hijo amado». No hay que
confundirlo con nadie. «Escuchadle a él», incluso cuando os habla
de un camino de cruz, que termina en resurrección.
Solo Jesús irradia
luz. Todos los demás, profetas y maestros, teólogos y jerarcas,
doctores y predicadores, tenemos el rostro apagado. No hemos de
confundir a nadie con Jesús. Solo él es el Hijo amado. Su Palabra
es la única que hemos de escuchar. Las demás nos han de llevar a
él.
Y hemos de
escucharla también hoy, cuando nos habla de «cargar la cruz» de
estos tiempos. El éxito nos hace daño a los cristianos. Nos ha
llevado incluso a pensar que era posible una Iglesia fiel a Jesús y
a su proyecto del reino, sin conflictos, sin rechazo y sin cruz. Hoy
se nos ofrecen más posibilidades de vivir como cristianos
«crucificados». Nos hará bien. Nos ayudará a recuperar nuestra
identidad cristiana.
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