dimarts, 3 de març del 2015

Temps de Quaresma: "On és el teu germà?" (Gn 4,9)

2n DIUMENGE de QUARESMA / 2º DOMINGO de CUARESMA









Temps de Quaresma:       
 "On és el teu germà?" (Gn 4,9)




Lectura primera Gn 22,1-2.9a.10-13.15-18
Sacrifici d'Abraham, el nostre pare en la fe

 
 


 
 
Lectura segona Rm 8,31b-34
Germans, si tenim Déu a favor nostre, qui tindrem en contra?

 

 
Evangeli Mc 9,2-10
Aquest és el meu Fill, l'estimat
Lectura de l'evangeli segons sant Marc
En aquell temps, Jesús prengué Pere, Jaume i Joan, els dugué tots sols dalt d'una muntanya alta i es transfigurà davant d'ells: els seus vestits es tornaren fulgurants, i eren tan blancs que cap tintorer del món no hauria pogut blanquejar-los així. Se'ls aparegué Elies amb Moisès, i conversaven amb Jesús. Llavors Pere diu a Jesús: «Rabí, que n'estem de bé aquí dalt! Hi farem tres cabanes, una per a vós, una per a Moisès i una altra per a Elies». No sabia pas què dir, d'esglaiats que estaven. Llavors es formà un núvol que els cobria, i del núvol estant va sortir una veu: «Aquest és el meu Fill, el meu estimat; escolteu-lo». Immediatament, mirant al seu voltant, ja no veieren ningú més, sinó Jesús tot sol amb ells.
Mentre baixaven de la muntanya, Jesús els manà que no referissin a ningú allò que havien vist, fins després que el Fill de l'home hagués ressuscitat d'entre els morts. Ells retingueren aquestes paraules i discutien entre ells què volia dir això de «ressuscitar d'entre els morts».




   


 ¡QUIERO VERTE, SEÑOR!

Quiero cerrar los ojos
y mirar hacia dentro
para verte, Señor.
     Quiero también abrirlos
      y contemplar lo creado
      para verte, Señor.
Quiero subir al monte
siguiendo tus huellas y camino
para verte, Señor
      Quiero permanecer acá
      y salir de mí mismo
      para verte, Señor.
Quiero silencio y paz
y entrar en el misterio
para verte; Señor.
      Quiero oír esa voz
      que hoy rasga el cielo
       y me habla de ti, Señor.
Quiero vivir este momento
con los ojos fijos en ti
para verte, Señor.
      Quiero bajar del monte
      y hacer tu querer
      para verte, Señor.
Quiero recorrer los caminos
y detenerme junto al que sufre
para verte, Señor.
       Quiero escuchar y ver,
       gozar de este instante,
       y decirte quién eres para mí, Señor.
            Florentino Ulibarri



 
Llum i claror. Vida i Pasqua.
El Tabor és camí y es Pasqua
-Mestre, que be estem aquí dalt - deia Pere,
            però no sabia el que es deia,
             com tantes vegades no ho entenia.
Tant aprop del Messies
      i a la vegada tant lluny.
     Com sempre i com ara.
Estorats davant el nuvol resplendent,
     envoltats per la seva llum
     però també tant de dubtes i ombres.
Tot s’esvaí. Només restà el Crist.
No fou un somni.
Cal fer camí.
             Escoltant la Paraula,
             donant la vida,
             deixant les cabanes
             per ser ben lliure.





NO CONFUNDIR A NADIE CON JESÚS
                    por José Antonio Pagola.

Según el evangelista, Jesús toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, los lleva aparte a una montaña, y allí «se transfigura delante de ellos». Son los tres discípulos que, al parecer, ofrecen mayor resistencia a Jesús cuando les habla de su destino doloroso de crucifixión.

Pedro ha intentado incluso quitarle de la cabeza esas ideas absurdas. Los hermanos Santiago y Juan le andan pidiendo los primeros puestos en el reino del Mesías. Ante ellos precisamente se transfigurará Jesús. Lo necesitan más que nadie.

La escena, recreada con diversos recursos simbólicos, es grandiosa. Jesús se les presenta «revestido» de la gloria del mismo Dios. Al mismo tiempo, Elías y Moisés, que según la tradición, han sido arrebatados a la muerte y viven junto a Dios, aparecen conversando con él. Todo invita a intuir la condición divina de Jesús, crucificado por sus adversarios, pero resucitado por Dios.

Pedro reacciona con toda espontaneidad: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No ha entendido nada. Por una parte, pone a Jesús en el mismo plano y al mismo nivel que a Elías y Moisés: a cada uno su tienda. Por otra parte, se sigue resistiendo a la dureza del camino de Jesús; lo quiere retener en la gloria del Tabor, lejos de la pasión y la cruz del Calvario.

Dios mismo le va a corregir de manera solemne: «Este es mi Hijo amado». No hay que confundirlo con nadie. «Escuchadle a él», incluso cuando os habla de un camino de cruz, que termina en resurrección.

Solo Jesús irradia luz. Todos los demás, profetas y maestros, teólogos y jerarcas, doctores y predicadores, tenemos el rostro apagado. No hemos de confundir a nadie con Jesús. Solo él es el Hijo amado. Su Palabra es la única que hemos de escuchar. Las demás nos han de llevar a él.

Y hemos de escucharla también hoy, cuando nos habla de «cargar la cruz» de estos tiempos. El éxito nos hace daño a los cristianos. Nos ha llevado incluso a pensar que era posible una Iglesia fiel a Jesús y a su proyecto del reino, sin conflictos, sin rechazo y sin cruz. Hoy se nos ofrecen más posibilidades de vivir como cristianos «crucificados». Nos hará bien. Nos ayudará a recuperar nuestra identidad cristiana.

 
 
 

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