REALMENT CRIST HA RESSUSCITAT. AL·LELUIA. BONA PASQUA!!!!
Christus surrexit. Surrexit Dominus vere. Alleluiah !! 复 活节快乐 المسيح قم حقا قا م Cristo e' risorto E' veramente risorto, Χριστο'ς Ανεστη Αληθως Ανεστι. Happy Easter!! ¡Feliz Pascua de Resurrección!
«Per què busqueu entre els morts aquell que viu? No hi és, aquí: ha
ressuscitat. Recordeu com us parlava quan era a Galilea, i us deia que
el Fill de l'home havia de ser entregat a uns homes pecadors, que havia
de ser crucificat i que, al tercer dia, havia de ressuscitar» (Lc 24, 5-7)
Mensaje Pascual del Papa Francisco -
Domingo de Resurrección - 27/03/2016
Queridos
hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!
Jesucristo,
encarnación de la misericordia de Dios, ha muerto en cruz
por amor, y por amor ha resucitado. Por eso hoy proclamamos: ¡Jesús
es el Señor!
Su resurrección cumple plenamente la profecía del Salmo: «La
misericordia de Dios es eterna», su amor es para siempre, nunca
muere. Podemos confiar totalmente en él, y le damos gracias porque
ha descendido por nosotros hasta el fondo del abismo.
Ante las
simas espirituales y morales de la humanidad, ante al vacío que se
crea en el corazón y que provoca odio y muerte, solamente una
infinita misericordia puede darnos la salvación. Sólo Dios puede
llenar con su amor este vacío, estas fosas, y hacer que no nos
hundamos, y que podamos seguir avanzando juntos hacia la tierra de la
libertad y de la vida.
El anuncio
gozoso de la Pascua: Jesús, el crucificado, «no está aquí, ¡ha
resucitado!» (Mt 28,6), nos ofrece la certeza consoladora de que se
ha salvado el abismo de la muerte y, con ello, ha quedado derrotado
el luto, el llanto y la angustia (cf. Ap 21,4). El Señor, que sufrió
el abandono de sus discípulos, el peso de una condena injusta y la
vergüenza de una muerte infame, nos hace ahora partícipes de su
vida inmortal, y nos concede su mirada de ternura y compasión hacia los hambrientos y sedientos, los extranjeros y los encarcelados, los
marginados y descartados, las víctimas del abuso y la violencia. El
mundo está lleno de personas que sufren en el cuerpo y en el
espíritu, mientras que las crónicas diarias están repletas de
informes sobre delitos brutales, que a menudo se cometen en el ámbito doméstico, y de conflictos armados a gran escala que someten a
poblaciones enteras a pruebas indecibles.
Cristo
resucitado indica caminos de esperanza a la querida Siria, un país
desgarrado por un largo conflicto, con su triste rastro de
destrucción, muerte, desprecio por el derecho humanitario y la
desintegración de la convivencia civil. Encomendamos al poder del
Señor resucitado las conversaciones en curso, para que, con la buena
voluntad y la cooperación de todos, se puedan recoger frutos de paz
y emprender la construcción una sociedad fraterna, , así como la disponibilidad paciente y el compromiso
cotidiano de trabajar en la construcción de los cimientos de una paz
justa y duradera a través de negociaciones directas y sinceras. Que
el Señor de la vida acompañe los esfuerzos para alcanzar una
solución definitiva de la guerra en Ucrania, inspirando y apoyando
también las iniciativas de ayuda humanitaria, incluida la de liberar
a las personas detenidas. respetuosa de la
dignidad y los derechos de todos los ciudadanos. Que el mensaje de
vida, proclamado por el ángel junto a la piedra removida del
sepulcro, aleje la dureza de nuestro corazón y promueva un
intercambio fecundo entre pueblos y culturas en las zonas de la
cuenca del Mediterráneo y de Medio Oriente, en particular en Irak,
Yemen y Libia. Que la imagen del hombre nuevo, que resplandece en el
rostro de Cristo, fomente laconvivencia entre israelíes y
palestinos en Tierra Santa
Que el
Señor Jesús, nuestra paz (cf. Ef 2,14), que con su resurrección ha
vencido el mal y el pecado, avive en esta fiesta de Pascua nuestra
cercanía a las víctimas del terrorismo, esa forma ciega y brutal de
violencia que no
cesa de derramar sangre inocente en diferentes
partes del mundo, como ha ocurrido en los recientes atentados en
Bélgica, Turquía, Nigeria, Chad, Camerún y Costa de Marfil; que
lleve a buen término el fermento de esperanza y las perspectivas de
paz en África; pienso, en particular, en Burundi, Mozambique, la
República Democrática del Congo y en el Sudán del Sur, lacerados
por tensiones políticas y sociales.
Dios ha
vencido el egoísmo y la muerte con las armas del amor; su Hijo,
Jesús, es lapuerta de la misericordia, abierta de par en par para
todos. Que su mensaje pascual se proyecte cada vez más sobre el
pueblo venezolano, en las difíciles condiciones en las que vive, así
como sobre los que tienen en sus manos el destino del país, para que
se trabaje en pos del bien común, buscando formas de diálogo y
colaboración entre todos. Y que se promueva en todo lugar la cultura
del encuentro, la justicia y el respeto recíproco, lo único que
puede asegurar el bienestar espiritual y material de los ciudadanos.
El Cristo
resucitado, anuncio de vida para toda la humanidad que reverbera a
través de los siglos, nos invita a no olvidar a los hombres y las
mujeres en camino para buscar un futuro mejor. Son una muchedumbre
cada vez más grande de emigrantes y refugiados —incluyendo muchos
niños— que huyen de la
guerra, el hambre, la pobreza y la
injusticia social. Estos hermanos y hermanas nuestros, encuentran
demasiado a menudo en su recorrido la muerte o, en todo caso, el
rechazo de quien podrían ofrecerlos hospitalidad y ayuda.
Que la
cita de la próxima Cumbre Mundial Humanitaria no deje de poner en el
centro a la persona humana, con su dignidad, y desarrollar políticas
capaces de asistir y proteger a las víctimas de conflictos y otras
situaciones de emergencia, especialmente a los más vulnerables y los
que son perseguidos por motivos étnicos y religiosos.
Que, en
este día glorioso, «goce también la tierra, inundada de tanta
claridad» (Pregón pascual), aunque sea tan maltratada y
vilipendiada por una explotación ávida de ganancias, que altera el
equilibrio de la naturaleza. Pienso en particular a las zonas
afectadas por los efectos del cambio climático, que en ocasiones
provoca sequía o inundaciones, con las consiguientes crisis
alimentarias en diferentes partes del planeta.
Con
nuestros hermanos y hermanas perseguidos por la fe y por su fidelidad
al nombre de Cristo, y ante el mal que parece prevalecer en la vida
de tantas personas, volvamos a escuchar las palabras consoladoras del
Señor: «No tengáis miedo. ¡Yo he vencido al mundo!» (Jn 16,33).
Hoy es el día brillante de esta victoria, porque Cristo ha derrotado
a la muerte y su resurrección ha hecho resplandecer la vida y la
inmortalidad (cf. 2 Tm 1,10).
«Nos sacó de la esclavitud a la
libertad, de la tristeza a la alegría, del luto a la celebración,
de la oscuridad a la luz, de la servidumbre a la redención. Por eso
decimos ante él: ¡Aleluya!» (Melitón de Sardes, Homilía
Pascual). A quienes
en nuestras sociedades han perdido toda esperanza y el gusto de
vivir, a losancianos abrumados que en la soledad sienten perder
vigor, a los jóvenes a quienes parece faltarles el futuro, a todos
dirijo una vez más las palabras del Señor resucitado: «Mira, hago
nuevas todas las cosas... al que tenga sed yo le daré de la fuente
del agua de la vida gratuitamente» (Ap 21,5-6).
Que este mensaje
consolador de Jesús nos ayude a todos nosotros a reanudar con mayor
vigor la construcción de caminos dereconciliación con Dios y con
los hermanos.
Saludos
de Pascua del Santo Padre
Queridos
hermanos y hermanas, deseo renovar mis deseos de Buena Pascua a todos
ustedes, venidos a Roma desde diversos países, como también a
cuantos se han conectado a través de la televisión, la radio y
otros medios de comunicación. Que pueda resonar en vuestros
corazones, en vuestras familias y comunidades el anuncio de la
Resurrección, acompañado de la calurosa luz de la presencia de
Jesús vivo: presencia que ilumina, reconforta, perdona, sosiega…
Cristo ha vencido el mal en la raíz: es la Puerta de la salvación,
abierta de par en par para que cada uno pueda encontrar misericordia.
Les
agradezco su presencia y su alegría en este día de fiesta. Un
agradecimiento particular por el don de las flores, que también este
año provienen de los Países Bajos.
Lleven a
todos la alegría de Cristo Resucitado. Y por favor, no olviden rezar
por mí. ¡Buen almuerzo pascual y hasta pronto!