divendres, 25 de març del 2016

Divendres sant 2016

DIVENDRES SANT


" Quan Jesús hagué pres el vinagre, va dir:
   -Tot s'ha complert.
Llavors inclinà el cap i va lliurar l'esperit". 
                                       (Jn 19, 30)







Segunda estación: JESÚS CARGA CON LA CRUZ
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos

porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.


DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

Después Jesús les dijo a todos:

–El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo,

cargue con su cruz cada día y sígame.

Porque el que quiera salvar su vida la perderá;

pero el que pierda su vida por causa mía, la salvará.

¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero,

si se pierde o se destruye a sí mismo? (Lc 9, 23-25)

San Vicente de Paul, en pleno siglo XVI, llegó a decir:
“Para morir como Jesucristo hay que vivir como Jesucristo”
“Señor; si tú estuvieras en mi lugar, qué harías en esta ocasión?”
“Tendríamos que vendernos a nosotros mismos
para sacar a tantas personas de la miseria”
¿Cruz pequeña o grande? ¿Pesada o ligera?
¿Para siempre o a días? ¿En el pecho o en la vida?
Interrogantes que, en este Año de la Misericordia, exigen respuestas.
Jesús, como siempre, sale al encuentro de las miserias de nuestro mundo.
Infelicidades que, en muchos momentos, confundimos con grandezas.
Escaparates que nos parecen paraísos
y, verdades, que de repente nos parecen mentiras.
¿Cuáles son las periferias
de las que, constantemente, nos habla el Papa Francisco?
No hay que irse muy lejos para ser bueno
y, mucho menos, cruzar el océano para llevar una cruz.
Santos y no santos, pero gente buena,
han tocado la miseria humana,
la han abrazado y la han dignificado
allá donde Dios les llevó en cada momento.
Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.



Sexta estación: LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE CRISTO
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos

porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

DEL LIBRO DEL PROFETA ISAIAS

«Muchos se asombrarán ante él,

pues tan desfigurado tenía el aspecto

que no parecía hombre,

ni su apariencia era humana» (Is 52,13-14).

¿Cuál es el rostro de Jesús?
¿Cómo es el semblante de Cristo?
El arte, la pintura, la música, la poesía o la arquitectura
lo ha plasmado como un Jesús atractivo,
evitando lo escandaloso y antiestético.
La Verónica, por el contrario,
nos empuja a descubrir
el aspecto más genuino y auténtico del Señor.
Un día le dijo un señor a la Madre Teresa de Calcuta:
- El trabajo que tú haces, yo no lo haría ni por todo el oro del mundo”.
A lo que Teresa de Calcuta le respondió:
“ -Yo tampoco lo hago por el oro del mundo:
tomamos fuerza de la adoración a Jesús Sacramentado”.
Esta anécdota se cuenta tanto de la Madre Teresa
como de alguna de sus hijas, y expresa un hecho:
la entrega desde Cristo,
contemplando y adorando su rostro,
ofrece el valor y la conversión necesaria
para cumplir con la locura y la razón de ser de Teresa de Calcuta:
los más pobres.
¿Limpias o ensucias
el rostro de las personas?
¿Les haces brillar o, tal vez,
los oscureces por tu crítica sistemática?
Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.




























Decimo-primera estación: JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos

porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

Cuando llegaron al sitio llamado de la Calavera

crucificaron a Jesús y a los dos malhechores,

uno a su derecha y otro a su izquierda.

Uno de los malhechores allí colgados le insultaba, diciéndole:

–¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!

Pero el otro reprendió a su compañero diciendo:

–¿No temes a Dios, tú que estás sufriendo el mismo castigo?

Nosotros padecemos con toda razón,

pues recibimos el justo pago de nuestros actos;

pero este no ha hecho nada malo.

Luego añadió: –Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar.

Jesús le contestó:

–Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso. (Lc 23, 33.39-43)


¿Dónde se ilumina nuestra vida?
¿En la cruz o sólo en la luz artificial del mundo?


Una joven católica de la antigua Yugoslavia fue violada.
Se propuso hacer lo imposible para romper la cadena de odio
que destruía su país.
“Al hijo que espero, decía, le enseñaré solamente a amar.
Mi hijo, nacido de la violencia, será testigo
de que la única grandeza que honra a la persona es la del perdón”.
La espiral de la violencia, de las rencillas del ayer,
producen distanciamiento.
Amar a Dios no resta fuerzas para dedicarnos a los demás.
Cuanto más bebemos del manantial del amor,
más podremos avanzar en el camino de nuestro vivir
derramando generosidad, alegría, paz, fraternidad, perdón.
¿Dónde bebes? ¿En el odio o en el amor?
¿En la fuente del bien o en el lodo del mal?
Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.






Decimo-segunda estación: JESÚS MUERE EN LA CRUZ
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos

porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde,

toda aquella tierra quedó en oscuridad.

El sol dejó de brillar y el velo del templo se rasgó por la mitad.

Jesús, gritando con fuerza, dijo:

–¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Dicho esto, murió.

Cuando el centurión vio lo que había sucedido, alabó a Dios diciendo:

–¡No hay duda de que este hombre era inocente!

Toda la multitud que estaba presente

y que vio lo ocurrido regresó a la ciudad golpeándose el pecho.

Pero todos los amigos de Jesús,

y también las mujeres que le habían seguido desde Galilea,

se quedaron allí, mirando de lejos aquellas cosas (Lc 23, 44-49)
He aquí el monumento al amor: el amor clavado.
He aquí el mayor monumento, contradicción para muchos,
del amor sin límites: el amor ensangrentado.
Así lo entendieron, creyeron y llevaron a su propia vida
gente como San Francisco Javier (enamorado de la cruz);
San Juan de Ávila (maestro ante la cruz);
San Juan María Vianney (reconfortado ante el silencio de la cruz);
Santa Teresa de Jesús (toda reforma en la cruz).
He aquí un monumento, la cruz,
que no necesita ser iluminado desde fuera.
Quien muere en ella, Jesús, ilumina los dos maderos
con su obediencia y entrega con todas las consecuencias.
Nunca, tan toscos leños, soportaron tanto amor divino.
Todos recordamos aún el testimonio de la niña de Siria:
“¿Por qué me matáis si mi Dios os ama?”
O la profesión de fe de una patriarca cristiana en Irán:
“Quitadme la vida pero la fe sólo me la puede arrebatar el Señor”.
¿Es Cristo el presente y el futuro de tus pensamientos?
Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.



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