"El
mal s’escamparà tant,
que
l’amor de molts es
refredarà”
(Mt
24,12).
MENSAJE
DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2018
«Al
crecer la maldad, se
enfriará el amor en la mayoría» (Mt 24,12)
"Posaré el meu arc en els núvols
com a signe de la meva aliança." (Gn 9, 8-15)
"... i l'aigua prefigurava
el baptisme que ara us salva." (1Pe 3, 18-22)
Lectura de l'evangeli segons sant Marc
En aquell temps, l'Esperit empenyé Jesús cap al desert, on passà
quaranta dies temptat per Satanàs. Vivia entre els animals feréstecs i
l'alimentaven els àngels.
Després d'haver estat empresonat Joan, Jesús es presentà a Galilea
predicant la bona nova de Déu; deia: «Ha arribat l'hora i el Regne de
Déu és a prop. Convertiu-vos i creieu en la Bona Nova».
CONTIGO EN EL DESIERTO, SEÑOR
Escucharé al silencio que habla
y la Palabra que resuena.
Me sentiré preparado para la misión
para así, ofrecerme hasta desgastarme
contigo y por Ti, mi Señor.
¿Por qué vas a un desierto, Jesús?
¿Qué te brindan la arena y las montañas
sin alimento ni nada con lo que sustentarte?
El desierto habla,
cuando el mundo calla
Hace al cuerpo y a la fe, fuertes y resistentes
ante tantas cosas que los debilitan
Llévame contigo al desierto, Señor
porque sin necesidad de estar
en la aridez de esa tierra desértica
también aquí y ahora soy tentado:
por el afán de tener
por el deseo del poder
por la ambición de ser adorado
Contigo en el desierto, Señor
podré ser fiel
me prepararé a la dureza de la cruz
saldré victorioso frente al mal.
Romperé con aquella tentación
que me persigue como si fuera
mi misma sombra.
Dame, Señor, valor para triunfar sobre ellas
Concédeme, la valentía necesaria
para demostrarte mi fidelidad y mí entrega.
Quiero estar contigo en el desierto:
con Dios, fortaleza
con Dios, salvación
con Dios, poderoso
con Dios, santo
con Dios, único Dios.
Quiero subir contigo, Señor
a celebrar tu Pascua, Señor
Amén.
Me
tienta…
Ayúdame
a hacer silencio,
Señor,
quiero escuchar tu voz.
Toma
mi mano, guíame al desierto.
Que
nos encontremos a solas, Tú y yo.
Necesito
contemplar tu rostro,
me
hace falta el calor de tu voz,
caminar
juntos" callar, para que hables Tú.
Quiero
revisar mi vida,
descubrir
en qué tengo que cambiar,
afianzar
lo que anda bien,
sorprenderme
con lo nuevo que me pides.
Me
pongo en tus manos,
ayúdame
a dejar a un lado las prisas,
las
preocupaciones que llenan mi cabeza.
Barre
mis dudas e inseguridades,
quiero
compartir mi vida y revisarla a tu lado.
Ver
dónde aprieta el zapato para urgir el cambio.
Me
tienta el activismo.
Me
tienta la seguridad, hay que hacer, hacer y hacer.
Y
me olvido del silencio,
dedico
poco tiempo a la oración.
¿Leer
tu Palabra en la Biblia?"
para cuando haya tiempo.
Me
tienta la incoherencia.
Hablar
mucho y hacer poco.
Mostrar
apariencia de buen cristiano,
pero
dentro, donde sólo Tú y yo nos conocemos,
tenemos
mucho que cambiar.
Me
tienta ser el centro del mundo.
Que
los demás giren a mi alrededor.
Que
me sirvan en lugar de servir.
Me
tienta la idolatría.
Fabricarme
un ídolo con mis proyectos,
mis
convicciones,
mis certezas y conveniencias,
y
ponerle tu nombre de Dios.
Me
tienta la falta de compromiso.
Es
más fácil pasar de largo
que
bajarse del caballo
y actuar como el buen samaritano.
¡Hay
tantos caídos a mi lado, Señor,
y yo me hago el distraído!
Me
tienta la falta de sensibilidad,
no
tener compasión,
acostumbrarme
a que otros sufran y tener excusas, razones,
explicaciones"
que no tienen nada de Evangelio
pero
que me conforman" un rato, Señor,
porque
en el fondo no puedo engañarte.
Me
tienta separar la fe y la vida.
Leer
el diario, ver las noticias sin indignarme evangélicamente
por
la ausencia de justicia y la falta de solidaridad.
Me
tienta el mirar la realidad sin la mirada del Reino.
Me
tienta el alejarme de la política, la economía,
la
participación social" que se metan otros" yo.
Me
tienta el tener tiempo para todo menos para lo importante.
La
familia, los hijos, la oración al cuadragésimo lugar.
Hay
cosas más importantes. ¿Las hay?
Me
tienta, Señor, el desaliento,
lo difícil que a veces se presentan
las cosas.
Me
tienta la desesperanza, la falta de utopía.
Me
tienta el dejarlo para mañana,
cuando hay que empezar a cambiar hoy.
Me
tienta creer que te escucho cuando escucho mi voz.
¡Enséñame
a discernir! Dame luz para distinguir tu rostro.
Llévame
al desierto de la oración, Señor,
despójame
de lo que me ata, sacude mis certezas
y
pon a prueba mi amor.
Para
empezar de nuevo, humilde, sencillo,
con
fuerza y Espíritu para vivir fiel a Ti. Amén.
(Oración
tomada de: Web católico de Javier)
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