diumenge, 13 de desembre del 2020

3r Diumenge d'Advent'2020

 "Aquest Advent, fes vent..."

      CORONA D’ADVENT

Viure amb joia

i preparar la vinguda del Senyor.

Ell és sentit per les nostres vides.

En els nostres deserts ressona un clam.

S’anuncia la Bona Notícia:

el Senyor ja és prop.

Ell és el Messies,

el qui porta la Llibertat.

Encenent aquest tres ciris

recordem que cadascú de nosaltres

ha de ser llum que il.lumini

el Món Nou del demà.

I avui especialment expressem

la joia per la proximitat de la Salvació;

l’alegria per la Vida

que en Jesús se’ns ofereix;

el goig per una història i un món

que poden ser realment nous.

Veniu Senyor Jesús!


Lectura primera Is 61,1-2a.10-11

Aclamo el Senyor, ple de goig



Lectura segona 1Te 5,16-24 

Germans, viviu sempre contents, no us canseu mai de pregar,

 doneu gràcies en tota ocasió. Això és el que Déu vol de vosaltres en Jesucrist. 

No sufoqueu l'Esperit,



Evangeli Jn 1,6-8.19-28

Lectura de l'evangeli segons sant Joan

Déu envià un home que es deia Joan. Era un testimoni; vingué a donar testimoni de la Llum, perquè per ell tothom arribés a la fe. Ell mateix no era la Llum; venia només a donar-ne testimoni.

Quan els jueus van enviar-li, des de Jerusalem, sacerdots i levites per interrogar-lo, el testimoni de Joan fou aquest. Li preguntaren: «Qui ets tu?». Ell, sense cap reserva, confessà clarament: «Jo no sóc el Messies». Li preguntaren: «Qui ets, doncs? Elies?». Els diu: «No el sóc». «Ets el Profeta que esperem?». Respongué: «No». Li digueren: «Doncs, qui ets? Hem de donar una resposta als qui ens han enviat: què dius de tu mateix?». Digué: «Sóc una veu que crida en el desert: "Aplaneu el camí del Senyor", com diu el profeta Isaïes». Alguns dels enviats, que eren fariseus, li preguntaren encara: «Per què bateges, doncs, si no ets el Messies, ni Elies, ni el Profeta?». Joan els respongué: «Jo batejo només amb aigua, però, tot i que no el coneixeu, ja teniu entre vosaltres el qui ve després de mi; jo no sóc digne ni de deslligar-li la corretja del calçat».

Això va passar a Bet-Ània, a l'altra banda del Jordà, on Joan batejava

Papa Francisco - Vaticano – 13 de diciembre de 2020

Palabras antes del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La invitación a la alegría es característica del tiempo de Adviento: la espera del nacimiento de Jesús, la espera que vivimos es alegre, un poco como cuando esperamos la visita de una persona a la que queremos mucho, por ejemplo, un amigo al que no vemos desde hace tiempo, un pariente… Estamos en una espera alegre. Y esta dimensión de la alegría emerge especialmente hoy, el tercer domingo, que se abre con la exhortación de San Pablo: “Alegraos siempre en el Señor” (Antífona de ingreso; cfr. Fil 4,4.5). “¡Alegraos!” La alegría cristiana. ¿Y cuál es el motivo de esta alegría? Que “el Señor está cerca” (v. 5). Cuanto más cerca de nosotros está el Señor, más estamos en la alegría; cuanto más lejos está, más estamos en la tristeza. Esta es una regla para los cristianos.

Una vez, un filósofo decía más o menos esto: “No comprendo cómo se puede creer hoy, porque aquellos que dicen que creen tienen cara de funeral. No dan testimonio de la alegría de la resurrección de Jesucristo”. Hay muchos cristianos con esa cara, sí, cara de funeral, cara de tristeza… ¡Pero Cristo ha resucitado! ¡Cristo te ama! ¿Y tú no tienes alegría? Pensemos un poco en esto y preguntémonos: ¿Yo estoy alegre porque el Señor está cerca de mí, porque el Señor me ama, porque el Señor me ha redimido?

El Evangelio según Juan nos presenta hoy al personaje bíblico que -exceptuando a la Virgen y a San José- vivió el primero y mayormente la espera del Mesías y la alegría de verlo llegar: hablamos, naturalmente, de Juan el Bautista (cfr Jn 1,6-8.19-28).

El evangelista lo introduce de modo solemne: “Hubo un hombre enviado por Dios […]. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz” (vv. 6-7). El Bautista es el primer testigo de Jesús, con la palabra y con el don de la vida. Todos los Evangelios concuerdan en mostrar cómo realizó su misión indicando a Jesús como el Cristo, el Enviado de Dios prometido por los profetas.  Juan era un líder de su tiempo. Su fama se había difundido en toda Judea y más allá, hasta Galilea. Pero él no cedió ni siquiera por un instante a la tentación de atraer la atención sobre sí mismo: siempre la orientaba hacia Aquel que debía venir. Decía: “Él es el que viene después de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de la sandalia” (v. 27). Siempre señalando al Señor. Como la Virgen, que siempre señala al Señor: “Haced lo que Él os diga”. El Señor siempre en el centro. Los santos alrededor, señalando al Señor. ¡Y quien no señala al Señor no es santo!

He aquí la primera condición de la alegría cristiana: descentrarse de uno mismo y poner en el centro a Jesús. Esto no es alienación, porque Jesús es efectivamente el centro, es la luz que da pleno sentido a la vida de cada hombre y cada mujer que vienen a este mundo. Es un dinamismo como el del amor, que me lleva a salir de mí mismo no para perderme, sino para reencontrarme mientras me dono, mientras busco el bien del otro.

Juan el Bautista recorrió un largo camino para llegar a testimoniar a Jesús. El camino de la alegría no es fácil, no es un paseo. Se necesita trabajo para estar siempre en la alegría. Juan dejó todo, desde joven, para poner a Dios en primer lugar, para escuchar con todo su corazón y con todas sus fuerzas la Palabra. Juan se retiró al desierto, despojándose de todo lo superfluo, para ser más libre de seguir el viento del Espíritu Santo. Cierto, algunos rasgos de su personalidad son únicos, irrepetibles, no se pueden proponer a todos. Pero su testimonio es paradigmático para todo aquel que quiera buscar el sentido de su propia vida y encontrar la verdadera alegría. De manera especial, el Bautista es un modelo para cuantos están llamados en la Iglesia a anunciar a Cristo a los demás: pueden hacerlo solo despegándose de sí mismos y de la mundanidad, no atrayendo a las personas hacia sí sino orientándolas hacia Jesús.

La alegría es esto: orientar a Jesús. Y la alegría debe ser la característica de nuestra fe. También en los momentos oscuros, esa alegría interior de saber que el Señor está conmigo, que el Señor está con nosotros, que el Señor ha resucitado. ¡El Señor! ¡El Señor! ¡El Señor! Este es el centro de nuestra vida, este es el centro de nuestra alegría. Pensad bien hoy: ¿Cómo me comporto yo? ¿Soy una persona alegre que sabe transmitir la alegría de ser cristiano, o soy siempre como esas personas tristes que, como he dicho antes, parece que estén en un funeral? Si yo no tengo la alegría de mi fe, no podré dar testimonio y los demás dirán: “Si la fe es así de triste, mejor no tenerla”.

Rezando ahora el Ángelus, vemos todo esto realizado plenamente en la Virgen María: ella esperó en el silencio la Palabra de salvación de Dios; la escuchó, la acogió, la concibió. En ella, Dios se hizo cercano. Por eso la Iglesia llama a María “Causa de nuestra alegría”.


Estad alegres,

aunque el silencio parezca opresivo,

porque habita en él Su presencia discreta;

cuando os muerda la ausencia de respuesta,

que Dios acaricia de formas insospechadas;

aunque la tormenta parezca infinita;

porque el sol sigue brillando tras las nubes;

si del amor sentís añoranza;

os está esperando, en recodos del futuro;

cuando la Ley quiera domesticar la esperanza;

porque el espíritu es más fuerte que las cadenas.

Si lo injusto os vuelve escépticos;

pues Su justicia es inmortal.

Estad alegres,

con el júbilo de quien ha aprendido a escuchar

y lleva dentro la música del mundo;

con la serenidad de quien ha vencido al miedo;

con la jovialidad de quien comprende antes de juzgar;

con la confianza de saberLe aliado y cómplice

en esta aventura de vivir.

                    JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ OLAIZOLA

Mi alma se alegra en el Señor

y todo mi ser se hace lenguas de su bondad.

El Señor ha elegido nuestra pequeñez

para dar a conocer las maravillas de su poder.

Se ha fijado en nuestra debilidad

para plantar cara a los prepotentes del mundo.

Nos ha elegido,

somos sus enviados, sus mensajeros, profetas.

Nuestra misión

es anunciar la Buena Noticia a los pobres,

ofrecer la amnistía a los pecadores,

proclamar el año de gracia del Señor.

No somos nada, sólo una voz,

quizá sólo una voz en el desierto...

Pero tenemos que ser la voz de Dios,

la voz que recoge el clamor de los que sufren,

la voz de la justicia, del amor, de la paz,

la voz de los sin voz.

                                  Luis Betés

Déu i Pare nostre,

Enmig dels sorolls,

enmig de les foscors,

algú està venint vers nosaltres.

Destrueix les nostres tenebres, Senyor.

Fes-nos la gràcia de saber conèixer

El qui ve a nosaltres.

Ensenya'ns a aplanar-li els camins,

a fer rectes les seves sendes.

Que cada dia amb els nostres gestos

i amb les nostres paraules

fem arribar al nostre món

el gust de l'esperança.

Que cada dia fem créixer més

la seva justícia i la seva pau.

Veniu, Senyor Jesús!



LA ALEGRÍA ERES TÚ, SEÑOR

Cuando vienes,

y nos sorprendes

Cuando llegas,

y nos encuentras esperándote

Cuando naces,

y quieres salvarnos

LA ALEGRÍA ERES TÚ, SEÑOR

En un mundo triste

Ante tantas noticias negras y amargas

En la violencia y las guerras

LA ALEGRÍA ERES TÚ, SEÑOR

Porque nos cuesta sonreír

Porque nos cuesta vivir en fiesta

Porque vivimos sin vivir

Porque sonreímos sin ganas

LA ALEGRÍA ERES TÚ, SEÑOR

Vienes a nuestro encuentro

Vienes Dios, haciéndote Niño

Vienes para quedarte con nosotros

Vienes en la soledad de la noche

LA ALEGRÍA ERES TÚ, SEÑOR

No nos abandones

Sal a nuestro camino

Conviértenos a Ti, Jesús

Danos tu mano

LA ALEGRÍA ERES TÚ, SEÑOR


 

Venga el día, Señor,

en que nuestra miseria,

encuentre tu misericordia.

Venga el día, Señor,

en que nuestra pobreza

encuentre tu riqueza.

Venga el día, Señor,

en que nuestra senda

encuentre el camino de tu casa.

Venga el día, Señor,

en que nuestras lágrimas

encuentren tu sonrisa.

Bendito seas, Padre,

por aquel día

en que nuestros ojos

verán tu rostro.

                  THIERRY MAERTENS

De la pregària arxiprestal d'Advent (Arxiprestat Badalona Sud - Sant Adrià de Besòs)
 

2 comentaris:

  1. Es un buen trabajo, muy conseguido en estos momentos de pandemia para todas las personas en en general y sobre todo para los los creyentes. Te invita a reflexionar,a meditar, a curar el alma y a estar en contacto con Dios.

    ResponElimina