"VIVIM CONNECTATS...
PERÒ CAMINEM VINCULATS?"
"Ell, que era de condició divina,
no es volgué guardar gelosament
la seva igualtat amb Déu,
Sinó que es va fer no res:
prengué la condició d'esclau
i es féu semblant als homes.
Tingut per un home qualsevol,
s'abaixà... (Flp 2,6-8a)
CORONA D'ADVENT
4t diumenge
En encendre aquests quatre ciris,
aquest darrer diumenge d'Advent,
pensem en ella, en Maria, la mare.
Ningú no us va esperar amb més ànsia,
amb més tendresa, amb més amor.
Ningú no us va rebre amb més alegria.
Dintre seu vau créixer
com el gra de blat creix
dintre la terra fecunda.
I els seus braços van ser per a vós
el bressol més acollidor.
També nosaltres ens volem
preparar així;
en la fe, en l'amor, en la solidaritat,
i, per damunt de tot, en el camí de cada dia.
Veniu, no trigueu més, Senyor!
Senyor, veniu a salvar-nos!
Lectura primera Is 7,10-14
La noia tindrà un fill i li posarà Emmanuel
Lectura segona Rm 1,1-7
Jesucrist, del llinatge de David, Fill de Déu
Lectura de l'evangeli segons sant Mateu
Jesús, el Messies, vingué al món d'aquesta manera: Maria, la seva mare, promesa amb Josep, abans de viure junts, es trobà que esperava un fill per obra de l'Esperit Sant. Josep, el seu espòs, que era un home bo, no volent fer-ho saber públicament, es proposava de desfer en secret l'acord matrimonial. Mentre ell hi pensava, se li aparegué en somni un àngel del Senyor que li digué: «Josep, fill de David, no tinguis por de prendre a casa teva Maria com a esposa. És cert que ella ha concebut per obra de l'Esperit Sant; ha de tenir un fill i li has de posar el nom de Jesús, perquè ell salvarà dels pecats el seu poble». Tot això va succeir perquè es complís el que el Senyor havia anunciat pel profeta: «La verge tindrà un fill, i li posaran Emmanuel», que vol dir Déu-és-amb-nosaltres. Josep es despertà i, complint el que l'àngel del Senyor li havia manat, la prengué a casa com a esposa.
(Mt 1,18-24)
Palabras del Papa Francisco en el Ángelus.
Vaticano - 22-12-2019 IV domingo de Adviento
Hermanos y hermanas, ¡buenos días!En este cuarto y último domingo de Adviento, el Evangelio (cf. Mateo 1: 18-24) nos lleva a la Navidad a través de la experiencia de José, una figura aparentemente en segundo plano, pero en cuya actitud se encierra toda la sabiduría cristiana. Él, junto con Juan el Bautista y María, es una de las personalidades que la Liturgia nos propone para la Temporada de Adviento y, de los tres, es el más modesto. No predica, no habla, sino que busca hacer la Voluntad de Dios. Y lo hace al estilo del Evangelio y de las Bienaventuranzas. Pensamos: "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos" (Mateo 5: 3). Y Jose es pobre porque vive de lo esencial, trabaja, vive del trabajo. Es la pobreza típica de aquellos que son conscientes de depender en todo de Dios y en Él ponen toda su confianza.
El relato evangélico de hoy presenta una situación humanamente vergonzosa y contrastante. José y María están comprometidos. Todavía no viven juntos, pero Ella está esperando un hijo por la obra de Dios. Ante esta sorpresa, José está naturalmente perturbado pero, en lugar de reaccionar de manera impulsiva y punitiva, como era costumbre, la ley lo protegió, busca una solución que respete la dignidad e integridad de su amada María. El Evangelio dice así: "Su esposo José, siendo un hombre justo y no dispuesto a avergonzarla, decidió enviarla en silencio" (v. 19). De hecho, José sabía bien que si hubiera denunciado a su prometida, la habría expuesto a graves consecuencias, de hecho, a la muerte. Él confía plenamente en María, a quien había elegido como su esposa. No entiende, pero busca otra solución.
Esta circunstancia inexplicable lo induce a cuestionar su vínculo. Por lo tanto, con gran sufrimiento, decide separarse de María sin crear un escándalo. Sin embargo, el Ángel del Señor interviene para decirle que la solución que propuso no es la deseada por Dios. Más bien, el Señor le abre un nuevo camino, un camino de unión, de amor y de felicidad y Él le dice: “José, hijo de David, no temas tomar a María, tu esposa, por lo que está concebido en Ella. es del Espíritu Santo ”(v. 20).
En este punto, José confía totalmente en Dios; obedece las palabras del ángel y se lleva a María con él. De hecho, esta confianza inquebrantable en Dios le permitió aceptar una situación humanamente difícil y, en cierto sentido, incomprensible.
José entiende con fe que el niño generado en el vientre de María no es su hijo sino el Hijo de Dios y él, José, será su guardián, asumiendo plenamente su paternidad terrenal. El ejemplo de este hombre manso y sabio nos exhorta a levantar la mirada y mirar más allá. Se trata de recuperar la sorprendente lógica de Dios que, lejos de pequeños o grandes cálculos, está hecha de apertura a nuevos horizontes, a Cristo y su Palabra.
Que la Virgen María y San José nos ayuden a escuchar a Jesús que viene y que pide ser bienvenido en nuestros proyectos y en nuestras elecciones.
Enséñanos, Señor, a amar el silencio.
Sólo en medio del silencio
podremos escucharte.
Sólo en el silencio
captaremos tu voluntad,
y sólo en el silencio
lograremos convertirla
en compromiso de servicio
a los demás.
En unos tiempos en los que
todo el mundo desea hablar y hablar,
sobre todo de sí mismos,
ayúdanos a escuchar tu Palabra,
para que pueda encarnarse de nuevo,
en cada uno de nosotros,
y por nosotros, también
en el mundo.
TE ESPERO, SEÑOR
Con María, la que no teniendo nada
al tener en sus brazos, Jesús, lo tendrá todo
Con José, con sus dudas y sombras,
pero con respuestas después de un dulce sueño
TE ESPERO, SEÑOR
Porque, más allá de luces artificiales
necesito de una luz más eterna e interior
Como la de María: llena de Dios
Como la de José: soplada por la voluntad del Creador
TE ESPERO, SEÑOR
Para ser feliz y, con tu nacimiento,
ser mejor e intentando cambiar a mejor
Para darme, y al ver cómo tú naces,
descubrir que, es en la pequeñez,
donde siempre podré encontrar a Dios
TE ESPERO, SEÑOR
Con la confianza de María,
con mi corazón abierto
para que no pases de largo
Con la serenidad de José,
con mis pasos firmes
para que nada me aparte de TI.
TE ESPERO, SEÑOR
Ven pronto…ilumina mi camino
No tardes….temo cansarme por esperarte
Ilumina al mundo….que dice no necesitarte
TE ESPERO, SEÑOR
Adviento,
tiempo de sorpresa y encuentro.
Dios irrumpe en nuestra historia.
Se hace uno de nosotros,
para compartir nuestra vida
y descubrirnos su rostro.
Dios está con nosotros,
camina a nuestro lado,
comparte nuestros sufrimientos,
fecunda nuestras esperanzas,
anima nuestras luchas,
alienta nuestros esfuerzos.
¡Es el Dios de la Vida!
y la comparte con nosotros
en el abrazo del encuentro
de cada Navidad.
Marcelo A. Murúa
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El 24 de 18h a 20h l'església estarà oberta
per poder venir a recollir-la i tenir-la a casa per Nadal.
Durant totes les festes nadalenques la vetllarem
i la mantindrem encesa davant el pessebre de la parròquia.
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