dilluns, 15 de març del 2021

 4t diumenge de Quaresma '2021



«Déu estima tant el món que ha donat el seu Fill únic 

perquè no es perdi ningú dels qui creuen en ell, 

sinó que tinguin vida eterna.» (Jn 3, 16)






Lectura primera 2Cr 36,14-16.19-23

La severitat i la bondat del Senyor es revelen

en la deportació del poble i en el seu alliberament


Lectura segona Ef 2,4-10 -

Germans, Déu, que és ric en l'amor, 

ens ha estimat tant que ens ha donat la vida juntament amb Crist, 

a nosaltres, que érem morts per les nostres culpes.


Lectura de l'evangeli segons sant Joan

En aquell temps, digué Jesús a Nicodem: «Com Moisès, en el desert, enlairà la serp, també el Fill de l'home ha de ser enlairat, perquè tots els qui creuen en ell tinguin vida eterna. Déu estima tant el món que ha donat el seu Fill únic perquè no es perdi ningú dels qui creuen en ell, sinó que tinguin vida eterna. Déu envià el seu Fill al món no perquè el condemnés, sinó per salvar el món gràcies a ell. Els qui creuen en ell no seran condemnats. Els qui no creuen, ja han estat condemnats, per no haver cregut en el nom del Fill únic de Déu. Déu els ha condemnat perquè, quan la llum ha vingut al món, s'han estimat més la foscor que la llum. És que no es comportaven com cal. Tothom qui obra malament té odi a la llum i es vol quedar en la foscor, perquè la llum descobriria com són les seves obres. Però els qui viuen d'acord amb la veritat, sí que busquen la plena llum, i que tothom vegi què fan, ja que ho fan segons Déu». Paraula del Senyor.    (Jn 3,14-21)


PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS - Plaza de San Pedro - Domingo, 14 de marzo de 2021

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Este cuarto domingo de Cuaresma la liturgia eucarística comienza con esta invitación: «Alégrate, Jerusalén...». (cf. Is 66,10). ¿Cuál es el motivo de esta alegría? En plena Cuaresma, ¿cuál es el motivo de esta alegría? Nos lo dice el evangelio de hoy: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Jn 3,16). Este mensaje gozoso es el núcleo de la fe cristiana: el amor de Dios llega a la cumbre en el don del Hijo a una humanidad débil y pecadora. Nos ha entregado a su Hijo, a nosotros, a todos nosotros.

Es lo que se desprende del diálogo nocturno entre Jesús y Nicodemo, una parte del cual está descrita en la misma página evangélica (cf. Jn 3,14-21). Nicodemo, como todo miembro del pueblo de Israel, esperaba al Mesías, y lo identificaba con un hombre fuerte que juzgaría al mundo con poder. Jesús pone en crisis esta expectativa presentándose bajo tres aspectos: el del Hijo del hombre exaltado en la cruz; el del Hijo de Dios enviado al mundo para la salvación; y el de la luz que distingue a los que siguen la verdad de los que siguen la mentira. Veamos estos tres aspectos: Hijo del hombre, Hijo de Dios y luz.

Jesús se presenta en primer lugar como el Hijo del Hombre (vv. 14-15). El texto alude al relato de la serpiente de bronce (cf. Nm 21,4-9), que, por voluntad de Dios, fue levantada por Moisés en el desierto cuando el pueblo fue atacado por serpientes venenosas; el que había sido mordido y miraba la serpiente de bronce se curaba. Del mismo modo, Jesús fue levantado en la cruz y los que creen en Él son curados del pecado y viven.

El segundo aspecto es el del Hijo de Dios (vv. 16-18). Dios Padre ama a los hombres hasta el punto de “dar” a su Hijo: lo dio en la Encarnación y lo dio al entregarlo a la muerte. La finalidad del don de Dios es la vida eterna de los hombres: en efecto, Dios envía a su Hijo al mundo no para condenarlo, sino para que el mundo se salve por medio de Jesús. La misión de Jesús es misión de salvación, de salvación para todos.

El tercer nombre que Jesús se atribuye es “luz” (vv. 19-21). El Evangelio dice: «Vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz» (v. 19). La venida de Jesús al mundo determina una elección: quien elige las tinieblas va al encuentro de un juicio de condenación, quien elige la luz tendrá un juicio de salvación. El juicio es siempre la consecuencia de la libre elección de cada uno: quien practica el mal busca las tinieblas, el mal siempre se esconde, se cubre. Quien hace la verdad, es decir, practica el bien, llega a la luz, ilumina los caminos de la vida. Quien camina en la luz, quien se acerca a la luz, no puede por menos que hacer buenas obras. La luz nos lleva a hacer buenas obras. Es lo que estamos llamados a hacer con mayor empeño durante la Cuaresma: acoger la luz en nuestra conciencia, para abrir nuestros corazones al amor infinito de Dios, a su misericordia llena de ternura y bondad. No olvidéis que Dios perdona siempre, siempre, si nosotros con humildad pedimos el perdón. Basta con pedir perdón y Él perdona. Así encontraremos el gozo verdadero y podremos alegrarnos del perdón de Dios que regenera y da vida.

Que María Santísima nos ayude a no tener miedo de dejarnos “poner en crisis” por Jesús. Es una crisis saludable, para nuestra curación; para que nuestra alegría sea plena.

 


                  NICODEMO

Nicodemo fue a verte de noche, Señor,

y su noche es también la mía.

¡Cuántas noches en mi vida, Jesús,

en las que se apagan las luces de mi corazón

y no te veo a Ti ni veo nada bueno.

La noche del pecado, la noche del desaliento,

la noche del miedo.

El miedo a seguirte, el miedo al sacrificio,

el miedo cobarde al qué dirán, el miedo a la vocación,

el miedo a amarte sin fronteras ni reservas.


¡La noche de Nicodemo y mi noche!

Pero él fue a verte, a preguntarte, a encender una luz contigo.

Y yo me quedo tumbado en la noche,

sin capacidad de reacción.


Ven Tú adonde mí en mis noches, te lo suplico,

cuando yo no tenga valor para ir a Ti.

Ven y dime como a él que tengo que nacer de nuevo,

que soy viejo/a o estoy envejecido/a por mis pecados

y que necesito una resurrección total que sólo Tú puedes hacer.

Te necesito a Ti imperiosamente para ser joven.

¡Quiero nacer de nuevo, Señor!


Ven y háblame de tu Espíritu,

ese Viento impetuoso que viene como un huracán,

que oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene

ni a dónde te llevará... si le dejas.

Tengo miedo a que me lleve demasiado lejos...


Pero quiero; quiero recibir tu Espíritu,

para que me resucite y me haga joven; lo necesito, Jesús.

Ven con ese santo huracán y revuélveme de arriba hasta abajo.


Hazme nacer de nuevo con tu Espíritu,

para que Él me transforme en verdadero discípulo tuyo,

Un discípulo renacido, joven, utópico y valiente.

                                   Patxi Loidi

 


Senyor,

fes que estimi la teva llum,

la que fon les confusions i els miratges.

Tu, Déu creador, separes llum i tenebres.

Torna a fer aquest gest per a mi!

Fes-me avorrir les meves mentides.

Avesa’m a no tenir por

d’aquesta fosca que m’habita.

Tu, que devalles als inferns per alliberar-nos,

ensenya’m, altra vegada, l’amor per la veritat.

                       Jean Mercier

 


CUANDO VINO LA LUZ

Estábamos ciegos,

sumidos en la oscuridad

   sin saberlo.

Creíamos tener el control

   de vidas y haciendas,

   de leyes y ritos,

   de corazones y cuerpos.

Confundíamos realidad

   con deseos,

   llamábamos verdad

   a lo que solo eran sueños

Hasta que se hizo la luz,

   y empezamos a vislumbrar

   grietas en las paredes,

   arrugas en el alma,

   lágrimas en el rostro,

   flaquezas en la entraña.

Hubo quien, entonces,

   temió que el fulgor desvelase

   solo miserias,

   y optó por cerrar los ojos.

Pero el que se atrevió

   a mirar descubrió,

   más allá de las heridas,

   una presencia distinta,

   un amor sin cadenas,

   a Dios…


Dios es el que late

  en lo hondo

   y da sentido

   a las batallas cotidianas.

    José Mª Rodríguez Olaizola



TANT M’HA ESTIMAT DÉU
QUE VE A HABITAR-ME.

Vós, que brolleu dins meu
com una font que no neix de mi,
però que em refresca i em sadolla.

Vós, que brilleu dins meu
com una llum que jo no encenc,
però que il·lumina

la meva habitació interior.

Vós, que estimeu dins meu
com una flama que no és la meva foguera,
però que encén tot el meu ésser.

Vós, silenci íntim, que no parleu,
però que sense paraules
poseu en la meva vida

la Paraula que dóna vida al món.

Vós, confident invisible, diàleg,
companyia permanent,
que em treieu de l'anonimat de les coses
i em feu ser jo. Gràcies, Senyor.

         (José María Mardones. o.c.)



Senyor,

la Creu continua essent punt de referència

per comprendre com ens estimeu

i com en som d'importants per Vós.

Per la Creu ens sabem estimats,

acollits, perdonats, acompanyats,

salvats, renovats, ajudats i impulsats,

no a dominar ni acaparar,

sinó a estimar, a donar-nos,

a perdonar, a acceptar, a acollir,

a escoltar, a dialogar i a servir.

Gràcies perquè sou

el nostre aliment en l'Eucaristia.

Que aquest nostre món,

complex i magnífic alhora,

terra de llàgrimes i d'esperança,

siguem molts els qui vibrem

per creure, esperar i estimar.

Doenu-nos rectitud i llibertat,

alegria i comprensió.

Feu-nos creadors d'un món nou,

més just i més fratern.

Sigueu llibertat pels oprimits,

esperança pels angoixats,

llum pels invidents, salut pels malalts,

amor pels més petits.

Que amb Vós canviem aquesta nostra terra, sovint injusta,

per una pàtria de més llibertat,

de reconciliació i de germanor.

 


DE NUEVO LO MANDAS, SEÑOR

Obediente para que, en nuestra rebeldía,

regresemos al camino de la fe y del amor.

Con los ojos en el cielo pero, con sus pies en la tierra,

para enseñarnos el sendero de la vida y del perdón

DE NUEVO LO MANDAS, SEÑOR

Como lo presentaste en Belén,

humilde y desnudo, incomprendido y silencioso

unido en todo y para todo a Ti.

DE NUEVO LO MANDAS, SEÑOR

A tu Hijo, Jesucristo, que es salvación

para darnos un poco de luz en la oscuridad

En la noche en la que confundimos todo

en las horas que se presentan amargas

en las pruebas que se nos hacen insoportables

DE NUEVO LO MANDAS, SEÑOR

Para que, la humanidad, encuentre la Verdad

y, en esa Verdad, seamos libres y no esclavos

hermanos y nunca más adversarios

Para que, la humanidad, rota por tantos pecados

bebamos en la pasión y muerte de tu Hijo

el gusto redentor del amor bajado de los cielos.

DE NUEVO LO MANDAS, SEÑOR, A TU HIJO

Para buscarnos, porque andamos perdidos

Para amarnos, porque vagamos sedientos de amor

Para protegernos, estamos desnudos de lo eterno

Para fortalecernos, nos sentimos débiles y huérfanos

DE NUEVO LO MANDAS, SEÑOR

Lo hiciste en una noche santa y misteriosa de Navidad

y, ahora, lo haces en días santos de pasión y de muerte

en momentos de silencio y de soledad

en instantes de amargura, obediencia y entrega

soportando calzadas sembradas de indiferencia y cerrazón.

DE NUEVO LO MANDAS, SEÑOR

A tu Hijo, a Jesucristo Salvador,

para elevarnos hasta Ti

para atraernos y llevarnos hasta Ti

para que no olvidemos que, siendo hombres,

somos tuyos, hacia Ti vamos y en Ti descansaremos. Amén.

 


   “Déu envià el seu Fill

   per salvar el món gràcies a Ell”. 

                    (Jn 3, 14-21)

Senyor, la vinguda de Jesús al món

   ha estat com la irrupció d’una llum

   que genera vida i obre a tots els homes

   el camí de l’eternitat.

Refusar conscientment

   aquesta llum que ve de Vós

   comporta tancar-se a la vida i a l’amor.

Ordinàriament serà un tancament temporal,

   però l’orgull i el refús obstinat de la persona

   el podrien convertir en definitiu.

Vós ho feu tot per salvar els homes,

    sempre estareu disposat

    a acollir-los i perdonar-los

    com el pare del fill pròdig.

Jesús ens recorda que tots aquells

   que viuen d’acord amb la veritat,

   encara que sigui inconscientment,

   viuen en la vostra llum i en el vostre amor.

Gràcies perquè us he pogut conèixer. 

 




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