dilluns, 30 de març del 2020

5è diumenge de Quaresma 2020

Quaresma 2020
Us ho demanem en nom de Crist: 
reconcilieu-vos amb Déu.

 (2Co 5,20ss)   




Lectura primera Ez 37,12-14
Us infondré el meu esperit i recobrareu la vida



Lectura segona Rm 8,8-11
L'Esperit d'aquell que va ressuscitar Jesús
d'entre els morts, habita en vosaltres






EVANGELI SEGONS SANT JOAN (11, 1-45.)
N: En aquell temps,
les dues germanes de Llàtzer enviaren a dir a Jesús:
«-Senyor, aquell que estimeu està malalt.»
Jesús, en sentir això, digué:
J: -Aquesta malaltia no és mortal;
és per a donar glòria a Déu:
el Fill de Déu en serà glorificat.
N: Jesús estimava Marta i la seva germana i Llàtzer.
Després de rebre la notícia de la seva malaltia,
es quedà encara dos dies al lloc on era.
Després, passats aquests dies, digué als deixebles:
J: -Tornem a Judea.
N: Quan Jesús arribà,
ja feia quatre dies que Llàtzer era al sepulcre.
Marta, quan va saber que Jesús arribava, sortí a rebre'l.
Maria es quedà a casa. Marta digué a Jesús:
M: -Senyor, si haguéssiu estat aquí,
el meu germà no s'hauria mort.
Però fins i tot ara sé que Déu
us concedirà tot el que li demaneu.
N: Jesús li diu:
J: -El teu germà ressuscitarà.
N: Marta li respon:
M: -Ja sé que ressuscitarà
quan tothom ressusciti el darrer dia.
N: Li diu Jesús:
J: -Jo sóc la resurrecció i la vida.
Els qui creuen en mi, encara que morin, viuran,
i tots els qui viuen i creuen en mi 
no moriran mai més. ¿Ho creus això?
N: Ella li diu:
M: -Sí, Senyor: Jo crec que vós sou el Messies,
el Fill de Déu que havia de venir al món.
N: Llavors Jesús preguntà:
J: -¿On l'heu posat?
N: Li diuen:«-Veniu a veure-ho, Senyor.»
A Jesús se li negaren els ulls.
Els jueus deien: «-Mireu com l'estimava.»
Altres deien: «-Aquest home
que obrí els ulls al cec,
¿no hauria pogut fer que Llàtzer no morís?»
Jesús, commogut altra vegada, arribà on era el sepulcre.
Era una cova tancada amb una llosa. Jesús digué:
J: -Traieu la llosa.
N: Marta, la germana del difunt, diu a Jesús:
M: -Senyor, ja es descompon;
fa quatre dies que és mort.
N: Li respon Jesús:
J: -¿No t'he dit que si creus veuràs la glòria de Déu?
N: Llavors van treure la llosa.
Després Jesús alçà els ulls al cel i digué:
J: -Pare, us dono gràcies perquè m'heu escoltat.
Ja sé que sempre m'escolteu,
però dic això perquè ho sàpiga la gent que hem rodeja
i creguin que sou vós qui m'heu enviat.
N: Havent dit això cridà fort:
J: -Llàtzer, vine a fora.
N: I el mort sortí. Tenia els peus i les mans lligats
amb les benes d'amortallar
i la cara lligada amb un mocador. Jesús els diu:
J: -Deslligueu-lo i deixeu-lo caminar.
N: Molts dels jueus que havien vingut a casa de Maria
i veieren el que va fer Jesús i cregueren en Ell.



HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
LA MISA DESDE LA CAPILLA DE LA CASA SANTA MARTA
"El domingo del llanto" - Domingo, 29 de marzo de 2020

Introducción
Pienso en tanta gente que llora: gente aislada, gente en cuarentena, los ancianos solos, personas hospitalizadas y personas en terapia, padres que ven que, como no reciben la paga, no podrán dar de comer a sus hijos. Mucha gente llora. Nosotros también, desde nuestro corazón, los acompañamos. Y no nos hará mal llorar un poco con el llanto del Señor por todo su pueblo
Homilía
Jesús tenía amigos. Amaba a todos, pero tenía amigos con los cuales tenía una relación especial, como se hace con los amigos, de más amor, de más confianza... Y muchas, muchas veces se quedaba en casa de estos hermanos: Lázaro, Marta, María... Y Jesús sintió dolor por la enfermedad y la muerte de su amigo. Llegó a la tumba y, se conmovió profundamente y muy turbado, preguntó: “¿Dónde lo habéis puesto?” (Jn 11,34). Y Jesús estalló en lágrimas. Jesús, Dios, pero hombre, lloró. En otra ocasión en el Evangelio se dice que Jesús lloró: cuando lloró por Jerusalén (Lc 19,41-42). ¡Y con cuanta ternura llora Jesús! Llora desde el corazón, llora con amor, llora con los suyos que lloran. El llanto de Jesús. Tal vez, lloró otras veces en la vida —no lo sabemos— ciertamente en el Huerto de los Olivos. Pero Jesús llora por amor, siempre.
Se conmueve profundamente y muy turbado lloró. Cuántas veces hemos escuchado en el Evangelio esta emoción de Jesús, con esa frase que se repite: “Viendo, tuvo compasión” (cf. Mt 9,36; Mt 14,14). Jesús no puede mirar a la gente y no sentir compasión. Sus ojos miran con el corazón; Jesús ve con sus ojos, pero ve con su corazón y es capaz de llorar.
Hoy, ante un mundo que sufre tanto, ante tanta gente que sufre las consecuencias de esta pandemia, me pregunto: ¿soy capaz de llorar, como seguramente lo habría hecho Jesús y lo hace ahora? ¿Mi corazón se parece al de Jesús? Y si es demasiado duro, si bien soy capaz de hablar, de hacer el bien, de ayudar, pero mi corazón no entra, no soy capaz de llorar, debo pedir esta gracia al Señor: Señor, que yo llore contigo, que llore con tu pueblo que en este momento sufre. Muchos lloran hoy. Y nosotros, desde este altar, desde este sacrificio de Jesús, de Jesús que no se avergonzó de llorar, pedimos la gracia de llorar. Que hoy sea para todos nosotros como el domingo del llanto.
Oración para la Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que no puedo recibirte sacramentalmente ahora, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si te hubiese recibido, me abrazo y me uno todo a ti. No permitas que jamás me aparte de ti.

MEDITACIÓN
Las hermanas le mandaron recado a Jesús diciendo:
Señor, el que tú amas está enfermo.
¿Soy consciente de que todos somos “amigos amados por Dios”?
¿Presento yo al Señor de la vida a todos los enfermos y necesitados que hay a mi alrededor? ¿Hago mías las necesidades de la humanidad presentándolas al Padre?
Esta enfermedad … servirá para la gloria de Dios.
¿Cómo vivo yo mis procesos de enfermedad y el proceso de enfermedad de los que me rodean: angustia, confianza, desesperación, esperanza…?
Entonces, Jesús les replicó claramente: “Lázaro ha muerto”…
El séptimo y mayor signo de Jesús antes de su “hora” nos enfrenta con un acontecimiento seguro que preferimos evadir: nuestra propia muerte. Ante la muerte, el enigma de la condición humana alcanza su culmen. ¿Piensas alguna vez en el momento de tu muerte? ¿Miedo o confianza? ¿Vacío o esperanza?
Muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María
para darles el pésame por su hermano.
¿Cómo me acerco a los demás ante sus realidades de dolor y muerte? ¿Mi “pésame” es una gesto de esperanza en la vida eterna o un lamento vacío?
Y dijo Marta a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí
no habría muerto mi hermano.
La presencia del Señor llena de vida nuestra realidad y le da un sentido nuevo. ¿Cuántas situaciones conoces, en tu vida personal o en la de los demás, que si estuvieran llenas de la presencia del Señor serían de otra manera?
Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida,
el que cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?
Jesús no solo manifiesta poder sobre la muerte, sino que se revela él mismo como “resurrección y vida”; estamos tan íntimamente unidos a Cristo que ni la muerte nos separará del Resucitado. Él nos resucitará en el último día, pero, como en prenda, poseemos ya el don de la vida eterna, pues hemos resucitado con Cristo. Ya todo se puede esperar, ya todo puede tener sentido. ¿Crees esto?
La fe en la resurrección es fe en la vida. No es fe en una vida indefinida sin más, sino en otra vida. Pero tampoco es sólo fe en la otra vida después de la muerte, sino que es fe también en esta vida, que es don de Dios, como lo será la vida eterna. ¿Crees esto?
Por eso ha de ser una fe viva y activa, que lucha contra todo lo que mortifica y reprime la vida, contra la pobreza, contra la violencia, contra la exclusión, contra la injusticia. ¿Crees esto?
La fe en la vida es fe henchida de esperanza, empeñada en la transformación del mundo que, frente a los que tratan de construir la cultura de la muerte, anuncia y levanta el Evangelio de la vida. ¿Crees esto?
… yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios,
el que tenía que venir al mundo.
¿Quién es Jesús para mí? ¿Qué imagen tengo de él? ¿Qué obras hace él en mí? ¿En qué se nota que mi vida es una vida en Cristo Jesús? ¿Tengo, realmente, la experiencia de haber tenido un encuentro personal con él? ¿Cuándo fue? ¿Cómo fue?
Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María…
Cuando uno se ha encontrado con Jesús, ya no puede guardarlo para sí. Cuando uno tiene la experiencia de que el Señor le ha salvado, le ha cambiado la vida, le ha llenado la existencia, le ha sanado interiormente, solo puede anunciarlo y ofrecerlo a los demás. Como Marta, los lleva a Jesús. ¿Soy consciente del sufrimiento de las personas que me rodean? ¿A quién tengo yo que ir a buscar para llevarlo o llevarla a Jesús? ¿Cómo puedo hacerlo?
Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo:
Padre, te doy gracias porque me has escuchado…
Jesús ora ante la tumba de su amigo Lázaro. Jesús, como tantas veces presenta, lo que va a hacer, al Padre. ¿Cómo es mi oración? ¿Pongo en el Señor toda mi vida, mis planes, mis proyectos o todo lo hago mío sin dejar espacio al Espíritu en mi vida? ¿Qué tendría que hacer para que mi oración fuese más profunda y auténtica?
Dijo Jesús: Quitad la losa … Lázaro, sal afuera.
Sal fuera del sepulcro de la rutina y la tibieza, donde llevas demasiado tiempo acomodado. Sal afuera, amigo: quiero que vivas intensamente.
Sal fuera del sepulcro de tus desesperanzas y escepticismos: vives en el desencanto, no quieres ya soñar ni ilusionarte. Sal afuera, amigo: todo es posible para que el cree y ama.
Sal fuera del sepulcro de tus miedos e incapacidades: piensas que ya no puedes, que ya no sirves, que ya no vales. Sal afuera, amigo: yo soy tu fuerza y tu victoria.
Sal fuera del sepulcro de tus tristezas y aislamientos: la tristeza es como una muerte adelantada, la soledad es un tanatorio. Sal afuera, amigo: no estés de luto permanente.
Sal del sepulcro del egoísmo, de la duda, de los vicios, del consumo. Da de nuevo un sentido a tu vida: yo he venido para que vivas más, para que vivas mejor. Para que vivas en plenitud y para siempre.
ACG, Cuaresma 2020, p.41ss















Espíritu de Dios, luz en la oscuridad,
prepáranos interiormente para acoger la Palabra,
vivifica cada día nuestras opciones,
guíanos para caminar en fidelidad al Maestro,
restaura nuestras fuerzas cuando estén agotadas,
sopla tu aliento sobre nosotros
y danos vigor en nuestras flaquezas.
Espíritu de Dios, luz que penetra las almas,
regálanos amarte como tú nos amas,
acompaña nuestro testimonio para que sea audaz,
fortalécenos para vivir nuestra fe hasta el extremo del amor,
enséñanos a perdonar a los que nos calumnian
y serena a los que nos persiguen por anunciar el Evangelio.

Senyor, vós que sou la Resurrecció i la Vida,
deu-nos una vida nova.
Perquè ens cal renéixer de veritat en vós
i ser els vostres deixebles i precursors,
testimonis del vostre amor pels qui ens envolten.
Allibereu-nos de les lloses i les benes
que ens esclavitzen.
Desfermeu les actituds i les situacions de pecat
que ens amarren i empresonen.
Ajudeu-nos a canviar, a morir al nostre "home vell"
dominat pel pecat, el mal i la mort,
per ressuscitar a l'"home nou",
imatge i semblança del Crist.
Ajudeu-nos a caminar seguint les vostres petjades,
confiant la nostra vida a les mans del Pare,
per ser instruments de pau,
a les nostres famílies, amics, veïns...
a tot arreu, cada dia i a cada passa,
i així poder obrir massa sepulcres tancats
que empresonen el cor i la dignitat de la nostra gent.
Senyor, vós que sou la Resurrecció i la Vida,
feu-nos testimonis d'Evangeli i Llibertat.







Señor, tú eres la resurrección y la vida,
nuestra esperanza,
haz que este gozo que nos inunda
se propague y difunda
como la lluvia,
que empape nuestra vida y la de todos.
Haz que seamos testimonio para otros,
ánimo y soporte para los desfallecidos,
y que en nosotros llevemos
el sello de tu amor.
Que empeñemos nuestra vida
en seguir fielmente las huellas de Jesús,
que dio su vida por nosotros y por todos,
para que de él aprendamos a vivir
dando vida a los demás.
Danos, Señor, un corazón fuerte
para llevar a cabo
la misión de la esperanza,
para que todos puedan vivir sin temor,
con esperanza.




¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!
De la oscuridad que no me deja verte
a la luz que me da la vida
De las dudas que ciegan mis ojos
a la certeza que me invita a seguirte
De la tristeza que sacude mi existencia
a la alegría que infunde tú persona.
¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!
De los miedos que me paralizan,
a la fortaleza que me regala tu Palabra
De la inseguridad de mis pasos
a la firmeza de tus caminos
¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!
De la muerte, cuando yo vivo como Tú quieres,
a la vida que siento cuando Tú estás presente
Del mi afán de suficiencia que fracasa
al reconocimiento de tu poder que todo lo puede
¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!
De lo efímero que pasa y caduca
a lo eterno que Tú me dices me espera
De mi manera peculiar de vivir la vida
a esa otra que, Tú, me dices es rica y diferente
¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!
Que me libre de esas largas vendas
que me impiden ser libre y seguirte
Que me sacuda de los aromas
con que la sociedad quiere perfumarme y maquillarme
Que sea fuerte para desprenderme
de tantas losas que pretenden silenciarme
¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!
¡SACÚDEME CON TU FUERZA DIVINA!
¡HÁBLAME CON PALABRAS DE ETERNIDAD!
¡HAZME MORIR
EN AQUELLO QUE ME SEPARA DE TI! Amén.
 




Gracias, Señor de la historia,
por hacerte uno de nosotros,
participando de nuestros sufrimientos
y alegrías,
de nuestras tristezas y esperanzas.
Gracias, amigo de los hombres,
por mostrarnos un corazón
profundamente humano y misericordioso,
un corazón que llora la muerte del amigo,
y se alegra por el hijo que vuelve.
Gracias, Señor de la vida,
por tu corazón divino
que nos libra de la muerte
y nos levanta del sepulcro.
Ayúdanos, Señor de la misericordia,
a extender tu compasión
a todos los hombres,
y a experimentar tu salvación
que por medio de los sacramentos
nos restaura a una vida nueva.
Que seamos, Señor,
portadores de vida y de consuelo,
portadores de buena noticia,
misioneros de la misericordia
y sembradores de esperanza.
Tú vives, porque estás resucitado. Amén.
            (Cf. Prefacio – Lázaro)
 


 








Oración del Papa Francisco para la Comunión espiritual
  
El dia 24 de març s’ha fet difusió de l’Oració que el Papa Francesc prega cada dia i invita a pregar per a fer la Comunió eucarística espiritual amb el Senyor, recomanada per a aquest temps de confinament dels fidels.
És aquest text:
 



Català:


"Jesús meu, crec que esteu realment present
en el Santíssim Sagrament de l'altar.
Us estimo per damunt de totes les coses
i us desitjo en la meva ànima.
Ja que no puc rebre-us ara sacramentalment,
veniu almenys espiritualment al meu cor.
Com a ja vingut, us abraço i m'uneixo a Vós.
No permeteu que em separi mai de Vós."


Castellano:
“Jesús mío, creo que estás realmente presente 

en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo por encima de todas las cosas 

y te deseo en mi alma.
Ya que no puedo recibirte sacramentalmente ahora,

 ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Como ya venido, te abrazo y me uno a Ti. 

No permitas que nunca me separe de Ti”.

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